El canalla pasó ante el Millonario por penales y está en las semifinales de la Copa Argentina. Si la gana, jugará la Libertadores 2015. Enfrentará al ganador de Argentinos y Estudiantes de Caseros.
La Capital |
Caranta vuela hacia la derecha y rechaza el remate de Urribarri. La popular de enfrente estalla, pero el silencio de las tres cuartas partes del estadio del Bicentenario de San Juan, se escucha más. Abreu demora para caminar hacia el punto del penal como imaginando cómo será el festejo. Imperturbable de mil batallas, al Loco no se le mueve un pelo. La pone a la derecha de Chiarini, que se queda parado. Lo grita con los puños cerrados y mueve compulsivamente los brazos hacia arriba y hacia abajo hasta que sus compañeros llegan para inmovilizarlo. Central elimina a River por penales 5 a 4 después de ser inferior en el desarrollo de los 90’ y se mete por primera vez en las semifinales de la Copa Argentina. Está a dos partidos de un título, un torneo que podría depositarlo en la edición 2015 de la Copa Libertadores de América, un premio impensado hace poco tiempo atrás y también ahora, cuando el equipo lucha denodadamente por encontrar una identidad que se le escabulle partido tras partido.
Ahora, ganar la Copa Argentina es posible para el equipo de Russo. Pasó el filtro de River, que era el rival más encumbrado de los que quedaban en carrera. Sólo permanecen en pie Argentinos Juniors, Estudiantes de Caseros (del choque entre ambos saldrá el próximo rival), Huracán, Defensa y Justicia y Atlético de Rafaela.
Aunque parezca increíble, Central es el equipo más grande de los que se mantienen en la competencia. Tendrá la dura tarea de demostrarlo, algo que le cuesta y mucho. Pero depende de sí mismo. Hacía mucho tiempo que no estaba tan cerca de un logro que, para los tiempos que corren, es la panacea.
Aunque parezca increíble, Central es el equipo más grande de los que se mantienen en la competencia. Tendrá la dura tarea de demostrarlo, algo que le cuesta y mucho. Pero depende de sí mismo. Hacía mucho tiempo que no estaba tan cerca de un logro que, para los tiempos que corren, es la panacea.
“No se dice hacia afuera, pero el grupo sabe que éste es el partido”. La frase pudo escucharse ayer, cerca del mediodía, en la concentración canalla de San Juan.
Consciente de sus limitaciones, de sus tribulaciones y descompensaciones futbolísticas, Central sabía perfectamente que estaba ante una oportunidad única.
Un mano a mano con la historia reciente. Porque esa es la coyuntura. Mientras River casi se desentendió de la competencia poniendo apenas sólo un titular, para los canallas, la Copa Argentina es un objetivo gigantesco. Casi fuera de contexto para los tiempos que corren.
La victoria debería ser la medicina justa para retemplar el ánimo. La autoestima, esa misma que brota por los poros de Caranta, por ejemplo, debería ser suficiente para maquillar el rendimiento futbolístico que no aparece con una actitud inclaudicable. La cabeza es el mejor remedio para los pies.
Central no puede dejar pasar esta chance. Ahora llegará Boca y enseguida Newell’s. Después, nada más queda en el torneo local.
Sólo la Copa Argentina. Sólo 180 minutos de fútbol para festejar un título. Para muchos puede ser insignificante. Para Central es la inmensidad misma.
Consciente de sus limitaciones, de sus tribulaciones y descompensaciones futbolísticas, Central sabía perfectamente que estaba ante una oportunidad única.
Un mano a mano con la historia reciente. Porque esa es la coyuntura. Mientras River casi se desentendió de la competencia poniendo apenas sólo un titular, para los canallas, la Copa Argentina es un objetivo gigantesco. Casi fuera de contexto para los tiempos que corren.
La victoria debería ser la medicina justa para retemplar el ánimo. La autoestima, esa misma que brota por los poros de Caranta, por ejemplo, debería ser suficiente para maquillar el rendimiento futbolístico que no aparece con una actitud inclaudicable. La cabeza es el mejor remedio para los pies.
Central no puede dejar pasar esta chance. Ahora llegará Boca y enseguida Newell’s. Después, nada más queda en el torneo local.
Sólo la Copa Argentina. Sólo 180 minutos de fútbol para festejar un título. Para muchos puede ser insignificante. Para Central es la inmensidad misma.
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