A un año del ataque, Jorgelina Rodríguez contó lo que vivió cuando su pareja la atacó con fuego. Y las familias de Carmen García y Melina Monzón compartieron su dolor y siguen pidiendo justicia.
.Diario UNO |
Hace un año, en un fin de semana, tres mujeres resultaron quemadas en distintos episodios. Sólo una sobrevivió. Jorgelina Rodríguez todavía se recupera de sus heridas pero su vida ha cambiado totalmente. Puede ver crecer a su hijo de ocho años, tiene un nuevo empleo y una nueva pareja que “nunca me maltrata, ni siquiera con palabras”. Carmen García y Melina Monzón no tuvieron la misma suerte. Tras agonizar durante días, ambas fallecieron y dejaron atrás familias que nunca volverán a ser iguales.
La violencia hacia la mujer tiene su expresión máxima en el femicidio. Y Santa Fe es –según distintos relevamientos privados– la segunda provincia con más asesinatos de mujeres en el país. La idea de que los celos son expresiones de amor y que el control es cuidado son algunas de las razones por las cuales las mujeres consideran que está bien o es normal que las insulten, ninguneen o golpeen y, por lo tanto, no pidan ayuda.
A eso se suma que muchos lugares de asistencia a la víctima, como las comisarías, no están preparados para comprenderlas y asistirlas. Tampoco existe un protocolo claro sobre cómo deben actuar los organismos oficiales ante una denuncia; aunque la Dirección provincial de Políticas de Género elaboró una Guía de Atención para Situaciones de Violencia de Género que incluye información para la víctima y su entorno y un listado de lugares en los cuales se puede buscar ayuda. En esos lugares especializados –y en otros dirigidos por ONG– se brinda la contención y el acompañamiento necesario para realizar cada uno de los pasos y salir del círculo de la violencia que puede ser fatal.
Se trata de tres casos diferentes que se relacionan y no sólo por el fuego. Jorgelina, Claudia (la hermana de Carmen) y Juan (el papá de Melina) cuentan cómo enfrentan los niños lo ocurrido, cómo sigue la lucha de las familias y cuáles son los consejos que dan a quienes están pasando por la misma situación. El pedido de justicia y la necesidad de que nadie más sufra lo que vivieron ellas.
Tres peleas, tres finales
El 30 de marzo del año pasado, Jorgelina estaba con su novio en su casa cuando discutieron. “Él estaba borracho y empezamos a pelear porque estaba celoso por el papá de mi hijo”, contó y agregó: “Ya antes me había pegado dos o tres veces pero yo no lo había denunciado”.
El 30 de marzo del año pasado, Jorgelina estaba con su novio en su casa cuando discutieron. “Él estaba borracho y empezamos a pelear porque estaba celoso por el papá de mi hijo”, contó y agregó: “Ya antes me había pegado dos o tres veces pero yo no lo había denunciado”.
Según el relato de Jorgelina, su novio de ese momento la roció con alcohol y la prendió fuego. Cuando estuvo internada le dijo a su mamá que se quería ir a vivir con ella, que no quería volver con él. Y así lo hizo.
“No lo dejé antes porque ya me había ido de mi casa, me había juntado con él. Hacía tres meses que vivíamos juntos y fue entonces cuando empezó a pegarme”, recordó.
Ella estuvo cuatro meses internada hasta que estuvo en condiciones de tener el alta. Sin embargo, aún tiene algunos problemas médicos con los que debe lidiar. “Por suerte, y gracias a Dios, estoy muy bien. Tuve bastante suerte. Lo único es que no puedo estar mucho tiempo parada, pero lo estoy tratando”, compartió la joven que tenía 23 años al momento del ataque.
Además contó que formó una nueva pareja que es “muy diferente. Me estoy terminado de hacer un monoambiente para irme a vivir con él. Él no me maltrata de ninguna manera, ni siquiera con palabras”, resaltó y confió que sus relaciones anteriores fueron todas violentas.
Sobre su agresor, señaló que la causa por las lesiones en su contra aún sigue y dijo que lo vio hace poco pero que no tuvieron ningún contacto. “Hace unos días me lo crucé por primera vez. Hacía un año que no lo veía. No me dijo nada. Él iba en moto y me quedó mirando. Pero no me dijo nada”, resaltó.
El mismo día en que Jorgelina fue atacada, María del Carmen García recibió una feroz golpiza en la calle por parte de allegados a su pareja. Terminó en el hospital Cullen y decidió realizar la denuncia. Pero el domingo 31 de marzo, Daniel Leonard se presentó en la casa de Carmen y le exigió que levante la denuncia, como ella se negó discutieron. Al rato, los gritos desgarradores de Carmen alertan a los vecinos que se encuentran con una escena terrible, fue quemada viva.
Tras agonizar durante ocho días en el Cullen, Carmen falleció y sus cinco hijos quedaron a cargo de su madre, una mujer mayor y con pocos recursos. Leonard se convirtió en el primer procesado de la provincia por homicidio agravado por el vínculo y por violencia de género –lo que comúnmente se define como femicidio–. Ahora se espera la resolución del caso en un juicio abreviado.
El 1 de abril de 2013, mientras Melina estaba en su casa discutió con su pareja y terminó calcinada. Su novio, que hace días fue sobreseído en la causa, la apagó con un cubrecama y la metió bajo la ducha. Luego, y pese a que los padres de Monzón estaban en el piso de arriba, la llevó caminando tres cuadras hasta la comisaría donde la policía la llevó al hospital para que la atiendan.
Casi tres meses después, tras una fuerte descompensación, Melina falleció. “A mi mujer, recién después de nueve meses le tomaron declaración y a dos chicas que la cuidaron cuando estuvo internada. A ellas les dijo que él la había quemado pero lo dejaron libre”, contó Juan Monzón, el papá de la joven.
Monzón dijo que su hija cambió mucho cuando comenzó esa relación y criticó fuertemente la investigación que realizó la Justicia. “Se habían conocido hacía cinco meses y ella estaba enloquecida. Yo le dije que no tenía que estar con ese hombre”, recordó y dijo que si en el momento del incidente él les hubiese pedido ayuda, Melina probablemente estaría viva.
Con el dolor a flor de piel, y más allá de la decisión que tomó la Justicia santafesina, Monzón aseguró que seguirán peleando para que se sepa qué pasó realmente ese día.
Los hijos y las preguntas
El nene de ocho años de Jorgelina Rodríguez a veces le pregunta por lo que pasó pero ella prefiere no hablar demasiado, quiere dejar el hecho atrás y que él no piense en la maldad que hay en el mundo.
El nene de ocho años de Jorgelina Rodríguez a veces le pregunta por lo que pasó pero ella prefiere no hablar demasiado, quiere dejar el hecho atrás y que él no piense en la maldad que hay en el mundo.
Pero los hijos de Carmen y Melina no tienen esa suerte y aún preguntan a abuelos, papás y tíos dónde están sus mamás, por qué no están con ellos para acompañarlos a la escuela o enseñarles las cosas importantes de la vida.
Días atrás, Claudia García (la hermana de Carmen) relató a Diario UNO lo difícil que ha sido para los chicos superar la pérdida y lo duro que ha sido para la abuela, que es quien quedó a cargo de ellos, cubrir las necesidades de cinco chicos entre tres y 13 años. “Mi sobrino de cinco años ya va a preescolar y hace una semana vino muy triste del jardín. Y le preguntó a la abuela por qué a todos los nenes los acompañaba su mamá a la escuela y a él no”, recordó Claudia.
En el caso de Melina, que dejó una nena de cuatro años, la situación es similar. Ella vive con su papá y visita frecuentemente a sus abuelos. “La extraña un montón y me pregunta cuándo va a bajar del cielo”, contó Juan Monzón.
Y las preguntas se atoran en las gargantas de los adultos que entienden que nada les va a devolver a Carmen y a Melina pero que mantienen la esperanza de que la Justicia les dé alguna respuesta.
Nunca más
Rodríguez se siente afortunada y considera que es importante alertar a las mujeres que están en la misma situación que estaba ella para que no tengan el mismo desenlace que ella o ninguna de las otras chicas.
Rodríguez se siente afortunada y considera que es importante alertar a las mujeres que están en la misma situación que estaba ella para que no tengan el mismo desenlace que ella o ninguna de las otras chicas.
“Tienen que tratar de defenderse. Hay muchas cosas que hoy veo muy diferente. Yo me quedé mucho tiempo callada, siempre es así. Cada vez que te pega, te dice que te quiere y que va a cambiar. Entonces te quedás callada y lo perdonás. Pero siempre vuelve a pasar. Una vez que un hombre te levantó la mano lo va a hacer siempre, no cambian”, resaltó.
Para Claudia García es central que las mujeres entiendan que la humillación es la primera violencia que se ejerce hacia las mujeres y evaluó que es importante terminar con las ideas de amor romántico que naturalizan las agresiones. “Una de las cosas que creemos las mujeres es que cuando nos celan es porque nos quieren y eso es mentira porque es una forma sutil de ejercer violencia. Cuando te limitan a usar determinada ropa también es violencia. Ésas son señales de que estamos frente a un hombre violento que, a través de la fuerza, quiere imponernos su voluntad”, manifestó.
Y el papá de Melina alertó a las chicas que están sufriendo violencia que hagan la denuncia pero en lugares que las sepan entender. “A las chicas hay que decirles que no se dejen usar. Muchos de estos psicópatas te envuelven de una manera increíble y muchas mujeres confían. Pero a las mujeres hay que respetarlas y cuidarlas, no drogarlas ni alcoholizarlas. Las chicas tienen que estar alertas y ver quiénes son las personas que se juntan con ellas porque les puede ir muy mal”, resaltó.
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