Los bancos cortaron las líneas de crédito para las firmas del empresario santacruceño. Imposibilitado de traer fondos del exterior por las sospechas de lavado, su entorno estudia iniciar el proceso que podría llevarlo a la quiebra.
Infobae |
Lázaro Báez transita un presente incierto. Fuentes relacionadas al Banco de Santa Cruz y del Nación dijeron a este medio que le han cortado todo tipo de líneas de crédito. El empresario ha comenzado a estirar los pagos a los proveedores. Mientras, sus asesores analizan los pasos a seguir: presentarse a concurso de acreedores es una opción palpable; la quiebra, posible.
"La empresa pasa el peor momento de su historia, pero sólo eso. Es la misma situación que se vive en cada una de las constructoras del país. No hay dinero, pero tenemos muchas certificaciones de obra que nadie tiene. Eso es capital", confirmó a Infobae uno de sus voceros al hablar de Austral Construcciones.
El problema más grave que afronta Báez es la imposibilidad de traer fondos depositados en cuentas del exterior por la acusación de sospechas de lavado de dinero que afronta en la Justicia. Sólo estaría en condiciones de blanquear algunos millones de dólares -estarían en paraísos fiscales como Panamá o las Islas Seychelles- por medio de la exteriorizacion de capitales, que el Gobierno volvió a prorrogar hasta fines de junio de este año.
Los problemas financieros se acentuaron con las denuncias por lavado y corrupción que surgieron de investigaciones periodísticas. Más allá de eso, hay otro hecho fundamental que golpeó seriamente el corazón de las finanzas del llamado zar de la obra pública: el 11 de junio del 2013 el empresario se enteró que sus principales competidores, los kirchneristas Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta, dueños del Grupo Electroingeniería, habían ganado la mayor licitación de la historia de la Argentina, la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernik, a orillas del río Santa Cruz.
Los problemas financieros se acentuaron con las denuncias por lavado y corrupción que surgieron de investigaciones periodísticas. Más allá de eso, hay otro hecho fundamental que golpeó seriamente el corazón de las finanzas del llamado zar de la obra pública: el 11 de junio del 2013 el empresario se enteró que sus principales competidores, los kirchneristas Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta, dueños del Grupo Electroingeniería, habían ganado la mayor licitación de la historia de la Argentina, la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernik, a orillas del río Santa Cruz.
Estaba todo listo para que Baéz se quedara con la "Yacyretá de los Kirchner" -tal como se conoce al proyecto en el mercado-. El empresario presentó la oferta más barata. Pero a último momento la UTE conformada por Electroingeniería y la china Gezhouba, en contra de todo lo escrito en los pliegos, presentó una llamada "Carta de Descuento de la Oferta", con la que superó esa propuesta. ¿Qué pasó? El Gobierno le había bajado el pulgar al patagónico por las denuncias.
El empresario amagó con impugnar la licitación, pero desde el oficialismo fue persuadido para que no lo hiciera. Los problemas financieros se sucedieron después de ese duro golpe.
En el aspecto inmobiliario a Báez no le fue mal. Compró en 2007 una gran cantidad de hectáreas a orillas del río Santa Cruz que serán cubiertas por el agua de las represas que él
quiso construir y por las que el Estado deberá indemnizarlo.
quiso construir y por las que el Estado deberá indemnizarlo.
Luego se desencadenaron los hechos que afectaron sus finanzas. En marzo se conoció que el banco HSBC le hizo una advertencia por los problemas de Alucom Austral SRL a raíz de los constantes sobregiros en descubierto que hacía sobre sus cuentas. Báez pidió una reunión para evaluar la situación de sus empresas y allí se habría comenzado a discutir la posibilidad de presentarse en concurso preventivo de acreedores o analizar la posibilidad de una venta.
En paralelo, el Banco Nación -en manos del camporista Juan Igancio Forlón- le pidió que cubra la cuenta sin fondos en la sucursal en Río Gallegos.
En el círculo íntimo de Báez comentan que podría vender algunas empresas como Alucom Austral SA y 2004. Esta última se dedica a la administración de los multimedios, que han perdido gran parte de la publicidad oficial luego del escándalo por las denuncias.
También habría problemas con un fideicomiso por unos 300 millones de pesos con el Banco Nación para Austral Construcciones, que Báez en la actualidad está pagando con certificados de obra pública, algo que está prohibido.
Una de las posibilidades exploradas por los contadores de Báez sería la venta de Austral Construcciones al holding chino Sinohydro, que fue la socia de Báez. La información que circula en el mercado financiero es que se estaría negociando la operación, pero surgen serias dudas sobre el futuro potencial de la firma, ya que su principal negocio era la construcción de las represas que se concretó.
La compañía tendría en la actualidad muchos atrasos en los pagos con proveedores y emisiones de cheques sin fondos. A la par, la Justicia sigue la pista de las supuestas operaciones de lavado.
Lo que preocupa en el entorno del empresario es la pérdida de ingresos por licitaciones que Báez ya tiene adjudicadas tanto por el Estado como por el gobierno de Santa Cruz, pero que sorpresivamente han comenzado a caerse. Como consecuencia de esto, Austral Construcciones demora obras ya encargadas; el caso testigo ocurre en Trelew, donde debe pagar una multa de unos 600.000 pesos por día porque no respetó ni los plazos.
En síntesis, según fuentes cercanas al empresario, en caso de no solucionar sus problemas económico-financieros, Báez se debate entre presentarse a un concurso preventivo
de acreedores o poder venderle una de sus empresas a capitales chinos.
de acreedores o poder venderle una de sus empresas a capitales chinos.
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