Sin ninguna mención del paro, la mandataria permaneció en Olivos, como es habitual por la mañana, mientras que por la tarde prefirió no trasladarse a la sede gubernamental y permanecer en la residencia, desde donde siguió de cerca los alcances de la huelga.
Mientras tanto, la sede gubernamental comenzó la jornada con sus pasillos desiertos, dado que el grueso de los empleados no llegó hasta su lugar de trabajo ante la ausencia de transporte público.
De todos modos, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el ministro del Interior, Florencio Randazzo, permanecieron desde muy temprano en sus despachos, desplegando sus actividades con normalidad.
El impedimento de muchos empleados de llegar a sus lugares de trabajo afectó el servicio de comedor, por lo que se dispuso un almuerzo de emergencia para los granaderos, y el servicio de seguridad en la Casa Rosada.
INFOBAE.
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