El acto penduló entre el dolor, el llanto, el disgusto y la ilusión. Hubo todo tipo de recuerdos de quienes "perdieron sus sueños y sus proyectos", pero "están cerca, siguen cada homenaje desde el cielo".
.La Capital |
Ya pasaron seis meses de la peor tragedia de Rosario: la explosión del edificio de Salta 2141 por un escape de gas que dejó como saldo 22 muertes. Como cada 30 días, ayer hubo una marcha que unió esa zona y el edificio de los Tribunales provinciales y que, en esta oportunidad, incluyó nuevos condimentos. La demolición completa de aquel inmueble y las torres aledañas, la apertura total de la calle y el anuncio de prontas novedades sobre la situación procesal de los once imputados fueron el marco de una actividad que incluyó denuncias por la desaparición de pertenencias, la instalación de cruces blancas y una necesidad imperiosa de contención por parte de las autoridades.
Poco después de las 19, tal como estaba previsto, el homenaje a las víctimas comenzaba con la colocación de esos 22 crucifijos sobre el paredón que hoy separa la calle del vacío que quedó tras la demolición. Era la primera vez que el acto se llevaba a cabo con la calzada abierta, aunque el tránsito fue cortado por la policía para la ocasión. Otras cruces, en tanto, eran enterradas simultáneamente sobre el cantero central de bulevar Oroño.
El acto penduló entre el dolor, el llanto, el disgusto y la ilusión. Hubo todo tipo de recuerdos de quienes "perdieron sus sueños y sus proyectos", pero "están cerca, siguen cada homenaje desde el cielo".
La actividad se dio en un contexto que parece demostrar un avance de la causa judicial. En efecto, la fiscal que investiga la tragedia, Graciela Argüelles, evaluó que en los próximos días la jueza de Instrucción Nº 10 Irma Patricia Bilotta va a resolver la situación procesal de los once imputados.
Al inicio, antes de que comenzaran a escucharse las palabras de los oradores, Carmelo, el papá de Florencia Caterina, hizo evidente su desazón: "No han colocado ni siquiera una placa con los nombres" de las víctimas fatales. Aludió al desinterés por parte de las autoridades en seguir teniendo no presente el tema. No obstante, consideró que "hay que seguir esperando los resultados de la investigación judicial" en lo que consideró como "el peor asesinato de la historia" de Rosario. Dijo, además, haber hablado con la jueza y se mostró confiado en que todos los acusados sean procesados (sus nombres se exhibieron con carteles).
Poco tiempo después llegarían las palabras de los allegados directos de las personas que perdieron la vida. Las alocuciones dejaron traslucir el sentimiento de pérdida de contención por parte de la dirigencia política de todos los sectores. Marcela, la esposa de Hugo Montefusco, fue una especie de hilo conductor de todo lo que iba sucediendo: discursos altisonantes con quejas, sentidas frases de recuerdo, la presencia de un camión de los Bomberos Voluntarios y hasta suelta de globos (ver aparte).
Los manifestantes expresaron casi al unísono la necesidad de que "los imputados estén todos tras las rejas". Así, Claudia Vaio, la madre de Santiago Laguia, remarcó: "Eso será lo que nos dé algo de paz".
Fue el momento en que hasta los propios asistentes admitían que, tras seis meses de la tragedia, es notoria la escasa concurrencia de la ciudadanía en general (la de ayer fue una de las marchas menos concurridas). "Pero no vamos a bajar los brazos; tenemos más fuerza que nunca", se escuchó.
La empresa concesionaria Litoral Gas volvió a estar presente a la hora de las denuncias: "Es increíble que todavía esté a cargo del servicio y le paguemos", dijo un familiar. Y, a partir de allí, se oyó un cúmulo de quejas sobre el devenir de los episodios sobre Salta al 2100. "Tras la demolición no nos devolvieron pertenencias como relojes, anillos o teléfonos celulares", indicaron. Fue algo que consideraron muy llamativo.
En materia de tristes episodios, la de ayer no fue una jornada más. Los familiares de las víctimas de Salta no pudieron dejar de expresar que se sintieron atravesados por la tragedia ocurrida el miércoles en Barracas (Capital Federal) donde fallecieron 9 socorristas. "Esto expresa que situaciones así pueden ocurrir en cualquier momento", porque "en este país muchas cosas están atadas con alambres", cerró Marcela.
Luego, todos irían a Tribunales, tras escuchar a modo de apoyo, en el bar Malos Conocidos, las canciones de Pancho Chévez.
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