Los robos y los arrebatos constantes, el déficit en el servicio de alumbrado público en algunos casos y sobre todo la falta de efectivos policiales patrullando los barrios. Las alarmas se colocan en los postes de alumbrado y los vecinos pueden accionar la sirena con un control remoto.
La Capital |
Los robos y los arrebatos constantes, el déficit en el servicio de alumbrado público en algunos casos y sobre todo la falta de efectivos policiales patrullando los barrios. Todo eso hace que los vecinos busquen formas alternativas de seguridad y protección y desde hace ya varios años las alarmas comunitarias son una de ellas. Sólo una de las empresas que presta el servicio de instalación en Rosario ya colocó el sistema en 150 puntos de la ciudad, de norte a sur, y aseguraron que en los últimos meses de 2013 la demanda se disparó.
Ahora, los vecinos de barrio Industrial también evalúan recurrir a este sistema, que desde la semana pasada funciona a escasos 50 metros de la casa de la intendenta Mónica Fein, y en la Vecinal Lisandro de la Torre abren el debate.
La demanda tiene altas y bajas, pero en los últimos tres años apenas una de las empresas que hace la venta y colocación de los equipos ya hizo 150 instalaciones. A la hora de enumerar dónde, los instaladores explicaron que “van desde barrio Parque, la zona del Estadio Mundialista de Hockey, zona sur y barrio Cura hasta el centro y macrocentro, y La Florida”.
Aunque en algunos barrios se instalaron previamente, en 2010 se aprobó en el Concejo Municipal la ordenanza que permite que los sistemas se conecten a las columnas del alumbrado público. Por eso, ante cada colocación, la firma debe contactarse con Servicios Públicos para comunicar que se suma ese elemento a la red y recibir la autorización correspondiente.
Luego de aclarar que “es sólo un método disuasivo”, los instaladores indicaron que en últimos meses del año pasado y sobre las fiestas de fin de año, “la demanda creció mucho, porque empieza la época en que la gente se va de vacaciones, hay menos vecinos circulando y las consultas aumentan”, explicó.
Además, aclaró que antes de cualquier contratación —que tiene un costo que ronda los 3 mil pesos la instalación del equipo y los 200 pesos cada uno de los botones remotos que reciben los vecinos—, se “dan charlas informativas donde se les explica el funcionamiento”.
El mecanismo alcanza un radio de 70 metros, funciona con altavoces colocados sobre una columna de alumbrado público y un botón remoto que llevan los vecinos —similar al de las alarmas de los autos—. Ante una situación de robo o sospechosa, el usuario activa la alarma con su botón y eso dispara los altavoces para alertar al resto de los vecinos y que de ese modo se comuniquen con el Comando Radioeléctrico.
Y si bien a primera vista pueden parecer blanco fácil de situaciones de vandalismo, los instaladores aseguraron que en todos estos años “nunca rompieron ninguna”.
Los barrios. Los robos, en la mayoría de los casos arrebatos frecuentes, pero también asaltos a mano armada o desde motos y en el ingreso a las viviendas, son las situaciones que se repiten en los barrios. Eso, acompañado de reclamos constantes y sin respuestas en los diferentes niveles del Estado por mayor seguridad y, sobre todo, mayor presencia policial y respuestas de las comisarías, llevan a los vecinos a buscar estos métodos alternativos de prevención.
En barrio Industrial esta semana se reunieron más de cien vecinos para discutir la situación de inseguridad y ya iniciaron las consultas para instalar el sistema en algunas cuadras del barrio. “Llegamos a tener 14 arrebatos por día”, contó Cristian Funes, que señaló que la zona de Iguazú, Nueva York, Humberto Primo y Junín es la más afectada. No sólo por el número de delitos, sino además porque allí hay más de cinco manzanas que llevan más de un mes a oscuras porque el alumbrado público no funciona.
“De noche no se puede caminar”, contó el joven, que sumó otro factor: “El barrio está en el límite entre dos comisarías, la 8ª y la 12ª, cuando vamos a hacer una denuncia nos mandan de una a la otra constantemente, y la gente ni siquiera sabe dónde hacer la denuncia”.
En la zona norte, en pleno Arroyito —oficialmente barrio Lisandro de la Torre— la situación de seguridad no varía mucho. Ya hay tres alarmas instaladas sobre Almafuerte, desde Travesía hasta avenida Alberdi, y ahora evalúan poner más.
“Con la situación como está, lo vamos a proponer en la próxima reunión de comisión directiva de la vecinal”, adelantó Beatriz Cantero, presidenta de la entidad.
Si bien tienen claro que “no es una solución mágica y no siempre da resultados”, admitieron que es una “alternativa a tener en cuenta para aplacar el problema”.
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