A ella la obligaron a depositar $ 12 mil y viajar a Santa Fe para buscar a su hijo. Y a él le exigieron llevar $ 30 mil a Córdoba aunque no llegó a pagar. María Pesoa llegó a la terminal de ómnibus de Santa Fe para buscar a su hijo supuestamente raptado.
.La Capital |
María Pessoa y su hijo, Fernando Leva, tuvieron ayer un día de pesadilla. Fueron víctimas de un doble secuestro virtual que fue desbaratado entrada la tarde, después de que la mujer depositara 12 mil pesos como rescate del muchacho que nunca estuvo en peligro y éste viajara hacia la ciudad cordobesa de Villa María llevando 30 mil pesos en efectivo para poder liberar a su madre que jamás fue raptada. El episodio, dijeron anoche voceros policiales, es el segundo con características idénticas que se da este mes en la ciudad y recuerda a otro hecho ocurrido dos años atrás (ver aparte).
El secuestro virtual cruzado se prolongó entre el mediodía y la tarde de ayer cuando María Pessoa, de 67 años, fue localizada por efectivos de Seguridad Personal de la Unidad Regional I en la estación de ómnibus de Santa Fe y Fernando Leva, su hijo de 44 años, pudo comunicarse con ella mientras viajaba hacia la provincia de Córdoba acompañado de dos oficiales y un par de amigos. Entonces pudieron constatar que ninguno de los dos había sido secuestrado y que ambos estaban en perfecto estado de salud.
El llamado. La odisea de doña María y su hijo comenzó a las 12.45 de ayer. Fernando, abogado de profesión, había terminado de jugar un partido de fútbol entre colegas en Granadero Baigorria cuando recibió una llamada a su celular. Entonces, un hombre con tonada cordobesa le dijo que su madre había sido secuestrada y le pidió 40 mil pesos para liberarla sana y salva. El hombre, ante semejante mensaje, pareció bloquearse mentalmente y pidió ayuda a sus amigos.
Uno de quienes participó del picado es funcionario judicial y comunicó lo que estaba ocurriendo a la división Seguridad Personal de la Unidad Regional II. En tanto, Leva comenzaba con los secuestradores una negociación telefónica que se iba prolongar cinco cinco horas y que incluyó un periplo en auto por la ciudad y el viaje a Villa María.
"Cuando lo llamaron Fernando se enloqueció, pero entre todos lo contuvimos. Primero le dijeron que fuera a varios cajeros automáticos a sacar dinero, después al shoping Alto Rosario y de ahí a cargar nafta a Córdoba y Provincias Unidas para viajar a Villa María. Pero en el medio dimos muchas vueltas y sólo podíamos comunicarnos con él por medio de gestos y escritos ya que los delincuentes no le dejaban cortar el teléfono", dijo un amigo de Leva que estuvo junto a él toda la tarde y no quiso develar su nombre.
Entre la llamada inicial y el viaje a la provincia de Córdoba sucedieron varios hechos. "Dimos vuelta por toda la ciudad y hasta fuimos a la casa de la madre de Fernando para comprobar que ella no estaba allí. Cuando llegamos la casa era un revoltijo y obviamente María no estaba", dijo el amigo de la víctima.
El engaño. Es que mientras Fernando atravesaba esa pesadilla, su madre estaba invadida por el pánico y la desesperación. A la mujer los delincuentes la llamaron al teléfono fijo de su departamento de bulevar Oroño y San Lorenzo y le dijeron que era su hijo el que estaba secuestrado. "Fueron engañándola hasta sacarle datos precisos de su hijo, su profesión, el número de celular y otros elementos que después usaron para llevar adelante la maniobra", confió un pesquisa.
Engañada la hicieron buscar dinero en su casa, recorrer tres cajeros automáticos y durante cinco horas le manejaron la vida. "En todo momento tuvo el celular pegado a su oído y le indicaron cada paso a seguir", dijeron las fuentes.
"Le decían que la vigilaban y una vez que ella les dijo el dinero que tenía, los cajeros en los que entraba y los movimientos que realizaba, le dieron una dirección postal. Entró a una sucursal de Western Unión y depositó 7 mil pesos en efectivo y en una oficina de Correo otros 5 mil", dijeron las fuentes. Y agregaron que "aparentemente compró otros dos mil pesos en tarjetas de telefonía para pasarle a los captores".
En esas horas interminables a María le hicieron escuchar lo que sería la voz de su hijo pidiendo ayuda y le dijeron que el muchacho estaba en la ciudad de Santa Fe. Entonces le ordenaron tomar un colectivo y dirigirse hacia allí para reencontrarse con el hombre. María llegó alrededor de las 17 a la capital provincial y allí fue localizada por la policía.
El mensaje. Es que en un descuido de los farsantes, María cortó la llamada y a su aparato ingresó un mensaje de texto enviado por la jefa de la División de Seguridad Personal de la policía rosarina, Mariel Arévalo, poniéndola en aviso de que era víctima de un engaño. Pero la maniobra estaba consumada. La mujer ya había depositado el dinero.
En tanto Leva seguía los pasos ordenados por los falsos captores. "Después de una larga recorrida por la ciudad arrancamos para Villa María. Eramos tres autos. Adelante iba Fernando con el celular sellado en la oreja, atrás iba yo con dos policías y más atras otros colegas en otro auto. Los delincuentes nos hicieron entrar en Carcarañá y retomar la ruta 9 rumbo a Córdoba. A cada rato le decían que le iban a cortar un dedo a la madre y que no se pasara de vivo. Daban pistas e indicios de que estaban vigilándolo, como si lo siguieran", contó su acompañante.
Cuando faltaban unos 50 kilómetros para llegar a Villa María ocurrió lo inesperado. La oficial Mariel Arévalo, que coordinaba el operativo desde Rosario, le envío a María un mensaje de texto: "Soy la comisario Arévalo, su hijo están con nosotros. Busque un policía y llámeme". Entonces María contestó e inmediatamente se contactaron con los oficiales que viajaban hacia Córdoba para anunciarles que la oscura situación había terminado.
"Nos adelantamos al auto que conducía Fernando y lo hicimos detener. El cortó la llamada y le dije que su madre estaba bien. Segundos después volvieron a llamar los captores virtuales y yo les dije de todo. Me dijeron con acento cordobés que eramos unos rosarinos comegatos y cortaron", contó el amigo de Leva.
Anoche María Pessoa volvía a Rosario en un móvil policial y la comisario Arévalo iniciaba la investigación "Cuando la mujer depositó el dinero exigido guardó una de las direcciones postales y detectamos que el documento de quien tendría que retirar el dinero es falso. Igual ya avanzamos por otro lado en la pesquisa de este caso que es el segundo que se da en el mes con la misma modalidad", sostuvo la uniformada.
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