La fecha fue corroborada a partir de la datación de un hueso de guanaco labrado por el hombre de más de 2.000 años. Lo aseguró la arqueóloga y antropóloga santotomesina María Rosario Feuillet, máxima responsable de los trabajos de campo en el sitio del barrio Adelina Este desde 2007.
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Hoy se inauguró el Museo Arqueológico de Santo Tomé. Desde el próximo 10 de junio, cuando abra sus puertas al público, podrá apreciarse gran parte de los elementos hallados en el barrio Adelina Este en los últimos años, que vislumbran y reflejan el pasado precolombino de esta región.
María Rosario Feuillet es la máxima responsable de los trabajos de exploración, extracción e investigación que se llevan a cabo desde 2007 en el sitio Río Salado-Coronda II. Además, será la futura directora de la flamante dependencia municipal.
En una entrevista con El Litoral, reveló nuevos descubrimientos, ya que en el milenario paraje de Las Cuatro Bocas todavía siguen realizándose excavaciones y siguen apareciendo novedades arqueológicas. La más sorprendente es la confirmación de que el lugar estuvo habitado por el hombre hace más de 2.000 años, desde el 315 antes de Cristo, y que allí existió una sociedad más antigua que la de los incas.
“En primera instancia debo reconocer que el museo es como un sueño hecho realidad”, expresó orgullosa. Y agregó: “Sinceramente, creo que va a existir un antes y un después de la inauguración de este museo, no sólo por lo que significa a nivel personal y para todo el equipo que trabajó allí desde un principio, sino porque indica a las claras que hay una intencionalidad concreta por parte de los funcionarios públicos de dar a conocer esta gran cantidad de materiales que hemos recuperado y forman parte del patrimonio de los santotomesinos y por extensión de todos los santafesinos”.
Hallazgo sorprendente
La arqueóloga y antropóloga puso énfasis durante la entrevista en el resultado de la última datación. Dijo que “es una verdadera primicia”. Y explicó por qué. “Las primeras tres dataciones que hicimos son de restos humanos, es decir del cementerio propiamente dicho, mientras que la última, la más antigua, se llevó a cabo sobre una falange de guanaco que está toda decorada y que posiblemente haya tenido cierta connotación simbólica, porque es evidente que es un hueso trabajado. Dicho hueso ha sido datado con 2.165 años, lo que equivale ubicarlo 315 años antes de Cristo”, reveló entusiasmada. “Es la datación más antigua para este sector y si bien no es un resto humano, se trata de un objeto realizado por la gente que vivió en Adelina Este; por eso mismo estamos en condiciones de decir que en este sitio tenemos un período de ocupación mínimo de 1.000 años, una antigüedad de 2.000 y población que lo estuvo ocupando ininterrumpidamente durante 1.000 años en el pasado”, agregó.
También aclaró que falta mucho más por excavar y muchísimo por encontrar porque cada vez que realizan una excavación siguen encontrando cosas.
Seis años de trabajo
Sobre el largo proceso de investigación y descubrimiento, María Rosario Feulliet recordó que en un primer momento fueron los propios vecinos de Adelina Este quienes avisaron que estaban esos elementos expuestos en la calle y hasta se encargaron de protegerlos. Por entonces, contó, “se necesitaba de todo y los tres primeros meses de trabajo fueron ininterrumpidos, ad honorem, donde de golpe nos vimos ante la tarea titánica de rescatar los restos humanos o enterratorios que estaban en el medio de la calle Roverano”.
Con el transcurso del tiempo esa situación se revirtió y a fines de 2008 -en una nueva gestión municipal- tuvimos el orgullo de ser reconocidos con el Fondo de Asistencia a la Cultura, motivo por el cual pudimos retirar para su estudio todo el material que estaba expuesto y no habíamos podido sacar en 2007”.
“Por esa época, la Bolsa de Comercio de Santa Fe, presidida por Gustavo Vittori, nos donó el dinero para poder realizar la primera datación del sitio, la que nos dio una antigüedad de 1.000 años antes del presente. Esa datación fue sumamente importante, porque nos permitió contextualizar todo lo que habíamos descubierto”, manifestó. Seguidamente, añadió: “Después de esa primera datación vinieron otras tres más, por lo que supimos que el sitio ya dejaba de tener 1.000 años. En la última, de la que tuvimos los resultados hace dos meses, pudimos saber que en realidad tiene nada menos que 2.165 años”.
Para que se entienda el tema de los años y la antigüedad del sitio, la arqueóloga y antropóloga explicó que “el más antiguo de los enterratorios humanos tiene 1.469 años antes del presente. Nos referimos a su fecha de datación radiocarbónica, lo que en tiempos históricos sería del año 200 después de Cristo. En este caso hay que tener en cuenta que el presente del que hablamos cuando decimos antes del presente, en realidad es el año 1950 -no 2013-, donde está calibrado a nivel mundial el carbono 14, con un margen de error de más/menos de entre 30 y 120 años, por lo que yo ahora, para ejemplificar, estoy dando la fecha redondeada en años calendarios”.
Por último, dejó en claro que en el caso de Adelina Este sí “se puede hablar en base a confirmaciones técnicas y específicas, dadas por las dataciones, que ya había seres humanos habitando estos parajes desde el año 315 antes de Cristo”.
Posible centro espiritual
- “El hueso de guanaco fue datado en Arizona y ya lo tenemos de vuelta; es un elemento muy particular, porque está trabajado, no es resto de comida, como los del venado encontrado oportunamente en las cercanías del actual museo (Roverano 555), y es muy probable, insisto en este concepto, que haya funcionado como amuleto o con algún simbolismo; es una falange tallada con líneas paralelas muy bien definidas, que fue encontrada en la referida área, en uno de los pozos de sondeos que hicimos allí, junto a vasijas completas y cilindros de cerámica”, subrayó la arqueóloga.
También contó que encontraron huesos de felinos, particularmente de jaguareté, un animal que ha tenido suma importancia en la cosmovisión aborigen, con un significado muy especial, siempre asociado con el más allá y lo que es la parte del mundo simbólico y de las creencias.
“Esta utilización simbólica del felino o de animales como el jaguareté, que está registrada desde Mesoamérica hasta el área andina pero ahora por primera vez aparece en un sitio de esta zona, nos habla a las claras de que el sitio pudo haber funcionado como un centro o punto de fuerte atracción espiritual, con una carga hasta sobrenatural si se quiere que todavía tratamos de dilucidar”, refirió. Y agregó: “Queda mucho por hacer, pero estamos por el buen camino, porque seguimos investigando qué hacía y cómo vivía la gente que ocupó el espacio terrenal de Adelina Este hace miles de años”.
Cabe aclarar que los huesos de animales y utensilios de cerámica formarán parte de las muestras del museo, no así los restos humanos, que serán resguardados en el sector de los enterratorios.
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