El Concejo Municipal recordó, a pocos días del 10º aniversario, los trágicos sucesos que vivió la ciudad en la inundación del año 2003. El Concejal Aignasse al hacer uso de la palabra expresó: “si he pedido esta intervención, es porque no quiero dejar pasar la oportunidad de expresar las sensaciones de tantos miles y miles de santafesinos que no tienen la posibilidad de hacer públicos sus pensamientos, ante la proximidad de un nuevo aniversario de este acontecimiento trágico".
No pienso hacer una comparación entre la ciudad del 2003 y la actual o, mejor dicho, cómo se gestionaba en ese entonces el Estado y cómo se hace ahora. No está en mi intención sacar un beneficio político de esta situación.
Pero sí voy a expresar con toda la contundencia que me sea posible el dolor, la tristeza y la bronca que, 10 años después, aún sigo sintiendo con respecto a este episodio que enluto a toda una ciudad y frente a quienes eran los responsables de velar por nuestra seguridad.
El 29 de abril de 2003 fue el día que Santa Fe se inundó, pero lo peor vino después. El agua no se iba, bajaba a cuenta gotas. Hubo que esperar más de 15 días para dejar de pisar agua en las casas, era como si hubiese pasado un terremoto. Todo estaba dado vuelta, todo estaba perdido. No sólo lo material, sino principalmente los recuerdos, la historia de vida de cada uno de los vecinos inundados. Desde ese momento en adelante su historia sólo existiría en sus memorias, en sus pensamientos.
Eso que le robaron a cientos de miles de santafesinos no tiene precio, no se recupera con plata. Pero hay que se claros, esto no se lo quitó la naturaleza, se lo robaron los gobernantes de ese entonces con el intendente Álvarez y el gobernador Carlos Reutemann a la cabeza. Los que irresponsablemente, no terminaron las obras del anillo de defensa de la ciudad. Una obra que ya había sido pagada pero vaya a saber en el bolsillo de qué funcionario se quedó. Porque ese tramo que no estaba cerrado a la altura de la calle Gorostiaga, ya había sido presupuestado, licitado y estaba incluido dentro del tramo de la defensa que aparecía como obra ya ejecutada.
Quiero remarcar este dato claro y contundente para terminar de echar por tierra el argumento que aún esgrimen algunos de achacarle la culpa de lo sucedido a la naturaleza: en el 2003 las aguas del Río Salado habían alcanzado menos altura que en el 2007, donde distintos sectores de la ciudad se inundaron a causa de las fuertes y permanentes lluvias. En el 2007 el agua del Salado no entró a la ciudad porque el anillo de defensa estaba terminado.
Con esto no hago más que ratificar el lamentable proceder de los funcionarios provinciales y municipales de ese entonces. Pero todo se agrava aún mas porque, no sólo incumplieron con su función al no realizar las obras necesarias para defender a la ciudad del riesgo hídrico, sino que después del episodio, demostraron todas las incapacidades juntas para llevar adelante las tareas de recuperar la ciudad: más de la mitad de las bombas extractoras no funcionaban, no sabían como actuar ante la emergencia, demoraron un día en dinamitar las defensas en el sur y oeste de la ciudad para que el agua saliera del ejido urbano ya que se encontraba más alta que afuera del anillo de defensa, no había plan de contingencia, no había lugares habilitados para evacuar a la gente. Al caos de la inundación, del desastre producido, de un tercio de la ciudad bajo el agua, le sumaban el caos de los funcionarios políticos que no tenían la menor idea de que hacer ante la contingencia.
El concejal Aignasse finalizó expresando: -“Estos días son días para la memoria, para recordar paso a paso lo sucedido. Son días de luto y tristeza para todo el pueblo de Santa Fe. Son también días para decirle no al olvido. Para recordar que los jueces y el poder judicial de esta provincia son los únicos responsables de que no haya habido castigo para los culpables de esta tragedia. Son días para decirles a los gobernantes de ese entonces, desde Reutemann para abajo, que no nos olvidamos, que a pesar de que la justicia amiga los absolvió en la causa penal, la ciudad los enjuició y los condenó. Por algo hoy no caminan en nuestras calles, porque en sus conciencias cargan las responsabilidades de esta tragedia. Ellos son para todos los santafesinos, desde hace 10 años y para siempre… Los Inundadores.”
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