Pronóstico reservado para un hombre distinguido en 1998 por salvar a una nena de morir ahogada en el Saladillo. El padre las escuchó gritar en la calle, salió a ayudarlas y siguió a uno de ellos. Un tiro le atravesó el pulmón izquierdo.
.La Capital |
Casi quince años atrás Mario Gustavo Cardozo rescató a una nena de cuatro años cuando estaba a punto de ahogarse en el arroyo Saladillo en un gesto solidario que le valió un sostenido reconocimiento público. La madrugada del domingo fue el protagonista de otra historia, pero en este caso este hombre de 38 años ahora fue la víctima. Para proteger a sus hijas adolescentes del asedio de dos ladrones en el barrio de la Carne recibió un balazo que le disparó uno de los maleantes. Anoche estaba internado con un proyectil que le atravesó el pecho y le perforó uno de los pulmones, con pronóstico reservado.
Dos hijas de Cardozo fueron el blanco elegido por dos jóvenes para un asalto. Caterina, de 14 años, es la que contó a este diario lo ocurrido. Cerca de la 1 de ayer, los Cardozo estaban festejando el cumpleaños de uno de los ocho hijos del matrimonio en una casa del pasaje Copahue al 6300 (a la misma altura de Laprida), en la zona sur de la ciudad.
A esa hora Caterina y su hermana decidieron ir a comprar más bebidas, pero apenas pudieron recorrer dos cuadras. Cuando llegaron al cruce de Laprida y Caupolicán se toparon con dos muchachos armados.
"Se acercaron dos pibes enfierrados que nos quisieron robar, pero nos resistimos y comenzamos a gritar", contó Caterina ayer a la tarde a LaCapital. Los alaridos de las chicas intentando resistirse sobresaltaron a Mario y a sus hijos varones.
Frente a frente. Todos salieron a la vereda y al hacerlo quedaron de frente a los maleantes. Uno de ellos, según contó la chica, reaccionó asestando un culatazo en la cabeza a uno de sus hermanos.
Tras ese ataque, los asaltantes se marcharon corriendo en diferentes direcciones. Mario salió tras uno. Recorrió algunas cuadras hasta que su carrera terminó en la esquina de Laprida y Battle y Ordóñez, frente a un complejo de departamentos Fonavi. En ese lugar, al divisarlo, el maleante se frenó y desde una distancia mínima le disparó. Mario se derrumbó herido ante la mirada de sus hijos.
"Le disparó a mi papá y yo me quedé paralizada al lado del pibe, mirándolo sin saber que hacer", contó Caterina en la sala de espera del Hospital Clemente Alvarez. La sensación de impotencia de la adolescente mutó a sorpresa cuando se enteró de que los asaltantes eran conocidos del barrio.
Luego de ese instante de sorpresa aterrada el que disparó se escabulló. También desapareció su cómplice. Mario fue subido a un auto por uno de sus hijos y llevó al Hospital Roque Sáenz Peña.
De este centro asistencial fue trasladado en una ambulancia al Hospital de Emergencias Allí los médicos comprobaron que el balazo le había atravesado el pulmón izquierdo. Ayer a la tarde estaba internado en la sala de guardia y todavía los médicos no lo habían operado para extraerle el proyectil, pero le habían brindado una perpectiva alentadora a su esposa, Zulma, y sus hijos. El pronóstico era aún reservado.
Con alivio. La esposa de Mario dijo que no tenía demasiadas precisiones acerca del violento suceso. Cuando le informaron que el tiro no había impactado en otro órgano vital, él respiró aliviado. "Yo pude hablar con él porque está consciente", comentó.
El caso es investigado por los efectivos de la subcomisaría 20ª. Hasta anoche, los dos asaltantes no habían sido ubicados.
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