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lunes, 25 de febrero de 2013

STA FE: Eempa: cada vez más menores van a clases con los adultos


En los últimos cuatro años las Escuelas de Educación Media para Adultos, conocidas por su sigla Eempa, aumentaron un 25 por ciento su matrícula. En la ley fueron pensadas para que mayores de 18 años puedan completar sus estudios medios y tener mejor inserción en el mercado laboral. La particularidad es que permite cursar dos años lectivos durante un año calendario.


Eempa: cada vez más menores van a clases con los adultos
Sin embargo, es notable la presencia de menores de 18 años, que la ley contempla como excepción ya sea por cuestiones laborales, embarazos o sostén de familia, en las Eempa privadas de Rosario. Esta situación no aparece en los casos de las escuelas del sector público, donde la reglamentación parece cumplirse al pie de la letra. Desde el Ministerio de Educación santafesino confirmaron la sospecha de que adolescentes “avivados” de distinta extracción social con documentación trucha, como un certificado de trabajo, y la vista gorda de los directivos de escuelas privadas donde se cobra cuotas que llegan hasta 400 pesos mensuales, abusan del espíritu de estos establecimientos destinados para adultos. Sin ninguna sanción registrada, el director de escuelas privadas santafesino, Germán Falo, no quiso cuantificar los casos de irregularidades pero aseguró que es un problema que se está revirtiendo de a poco.
Se trata de un modelo educativo que persiste desde 1974 en la provincia. En la Santa Fe de Sylvestre Begnis y luego durante la infancia de la última dictadura militar comenzaron como bachilleratos libres para adultos. Pensados para capacitar trabajadores que no habían terminado el secundario. funcionaban dentro de escuelas, sindicatos y mutuales hasta que la democracia vio nacer la sigla Eempa, incluida como escuela. Las leyes de Educación de las siguientes décadas las afectarían. También se modificó la demanda. En 2008 se inscribieron 19.764 alumnos y en 2012 fueron 26.477. En proporción, casi la mitad de los estudiantes santafesinos que van a institutos públicos tienen entre 17 y 20 años. Esta tendencia se mantuvo durante ese mismo período: 11.847 en 2008 y 12.062 en 2012. “El aumento lo vemos en la franja hasta los 21 años. Tiene que ver con el trabajo. La mayor parte de quienes acuden a las escuelas trabajan y las exigencias de esas empresas lo llevan a completar los estudios. En el ascenso laboral, donde se comprometen a capacitaciones, se les requiere culminar los estudios secundarios”, explicaron desde el ministerio. La menor cantidad de alumnos responde a la franja etaria incluida entre los 35 y 39 años. El rango que va de los 40 años en adelante se mantuvo cerca del 6 por ciento, esto es, 1.344 en 2008 y 1.714 en 2012.
Tal como marca la nueva ley de Educación de 2007, los alumnos entre 18 y 20 años tienen la obligación de terminar el nivel secundario. “Eso hizo que mermara la franja más joven. De los 21 años en adelante sube. Está relacionado con las empresas que requieren perfeccionamiento de su personal. Con el título secundario llegan mayores beneficios”, señaló, en diálogo con El Ciudadano, la directora de Educación de Adultos del ministerio, Noemí Stara. En Santa Fe las escuelas para adultos poseen una matrícula donde predomina por poco el sexo femenino. Son señoras que criaron a sus hijos, se dedicaron a la familia y luego retoman. También están los casos de adolescentes con una maternidad precoz que postergaron el estudio.
El decreto provincial 212 de 1999 estipula que los alumnos con 17 años cumplidos antes del 30 de junio del año sólo podrán estudiar en una Eempa en casos excepcionales y tras un proceso de fiscalización de la situación social extraordinaria. Entrevistas, informes de asistentes sociales, visitas domiciliarias y demás trámites son parte del filtro propuesto para que las Eempa no se conviertan en salidas fáciles para jóvenes atraídos por el sistema del dos por uno, por el cual se reduce el cursado de una escuela media a la mitad. “No es sencillo burlar estos caminos”, confió la directora. Las excepciones en las escuelas públicas son pocas en los últimos cuatro años. Se trata de madres solteras adolescentes o personas que sean sostén de hogar y estén emancipados. En general, aportaron desde la provincia, se dan en localidades pequeñas sin secundarias vespertinas cuyo horario es más atractivo para quienes trabajan. Allí, los planes de estudio son similares a los de la enseñanza media. La política del ministerio es que el joven entre 15 y 18 no tenga que acudir la Eempa. “La intención es respetar la anualidad pedagógica”, insistió.
Rosario de excepciones
Desde el ministerio santafesino indicaron que en 2010 hubo 535 alumnos con menos de de 18 años de edad en las instituciones privadas de Rosario. Lo peculiar es que la ciudad se arroga un porcentaje mayoritario de los casos excepcionales pero sólo en instituciones privadas. En los oficiales, o de gestión pública, las excepciones no superaron a los 110 alumnos. En 2010 un 85 por ciento de las matrículas en privados fueron de Rosario y si se buscan los registros de años anteriores se confirma el fenómeno. En 2008 y 2009 la participación de Rosario es de 82 y 93 por ciento, respectivamente del total de las excepciones santafesinas. En la ciudad funcionan 12 de las 22 instituciones para adultos privados de Santa Fe. Sólo un puñado fue pensado desde su origen con este fin. Entre las más conocidas están la Nº3041 Padre Barbe (Dorrego 1286), la Nº3042 Leonardo Da Vinci (pasaje Corbellini 1163) y la Nº3043 Garacotchea (Dorrego 365). La cuota mensual de los privados depende del aporte provincial y, en líneas generales, se paga hasta más de 400 pesos.
En diálogo con El Ciudadano, el titular del Servicio Provincial de Enseñanza Privada (Spep), Germán Falo, confrontó los datos del ministerio. Según el funcionario, el fenómeno se remonta los años previos al 2008, cuando asume el socialismo. La ciudad era –y hasta los datos provisorios de 2011 es– cabecera en la matrícula de menores de 18 años que estaban inscriptos en instituciones para adultos. Además de la variable de gran urbe, la razón era que las instituciones no respetaban la normativa y muchos adolescentes presentaban documentación apócrifa y evadían los relevamientos periódicos del ministerio. Según explicó Falo, existen dos mecanismos para evitar avivadas: un relevamiento de documentación de preinscripción previo al comienzo del ciclo lectivo; y varias inspecciones durante todo el año. Desde el ministerio admitieron que hubo casos detectados de adolescentes de un buen pasar económico que tras repetir de año en su escuela de origen buscaron la salida rápida en una Eempa. A pesar de no sufrir una situación familiar o económica que lo ameritara, estos jóvenes se convertían en alumnos. Siempre en tiempo pasado y sin cuantificar los casos, Falo aseguró que las instituciones de Rosario recibieron chicos bochados repetidas veces o pibes humildes con problemas de adaptación en sus escuelas. Una vez relevado, insistió el funcionario provincial, se les instó a enrolarse en escuelas secundarias como dicta la ley. “Cada vez es menos frecuente”, se sinceró Falo. Según la normativa, esta irregularidad conlleva una sanción a los directivos y la institución. Sin embargo, Falo confirmó que no hubo en los últimos cuatro años ningún sumario iniciado. Según Falo, en 2009 se empezó un trabajo intenso para revertir esta tendencia cultural para abusar el régimen de excepcionalidad. “Hoy podemos decir que la parte pública y la privada cumplen a rajatabla con el régimen de excepciones. Algunas instituciones de Rosario pueden haber generado una apertura mayor. No es para nada simple porque algunos se mantienen en la nómina. Hoy el cumplimiento de la normativa es innegociable pero evidentemente durante algún tiempo los controles fueron más relajados”, explicó el funcionario. En la actualidad, insistió Falo, los legajos de menores de 18 años en instituciones privadas son sumamente detallados y puede ser acreditada la excepcionalidad de las situaciones que llevan a buscar la finalización de los estudios dentro de la escuela de adultos.

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