Fueron afectados por la tormenta del 21 de octubre y están por ser declarados botánicamente muertos. Dos agonizan en el Complejo Museológico y uno en la plaza San Martín. También perecieron otros 13 hijuelos.
La Capital |
Los tres retoños del pino histórico que se levantan en esta ciudad agonizan junto con su padre. Dos de ellos tienen 70 años y el otro apenas 16, pero la tormenta de piedras que azotó a la ciudad el 21 de octubre también los alcanzó, y hoy su recuperación es, al igual que el ejemplar donde descansó José de San Martín, incierta. Peor suerte corrieron los 13 hijuelos de tres años que estaban creciendo, y que directamente no sobrevivieron al temporal. Ahora, la esperanza sólo está en que la naturaleza ayude a los que quedan para que logren sobrevivir, en una docena de plántulas que quedaron a resguardo y en las piñas que estaban guardadas, cuyos piñones podrán ser puestos a germinar. Así lo contó a La Capital Aníbal Fernández, coordinador general del Complejo Museológico Pino de San Lorenzo, que además de conservar el ejemplar de conífera incluye en Museo Sanmartiniano y el Museo Gráfico de Arboles Históricos.
Fernández recordó que la pedrea de octubre acabó con el 70 por ciento de lo que le quedaba de copa al pino histórico, ya que un tornado le había arrancado la mitad de la copa original en 1993. El 30 por ciento restante está seriamente afectado y no da visos de recuperase porque le restringe el movimiento de savia. “Al quedar descompensada, la copa no tiene capacidad de fotosíntesis”, explicó el coordinador. Desde el complejo se han generado siempre nuevos ejemplares a partir de las piñas que deja ese pino, para repartir a distintas localidades del país bajo ciertos requisitos, como que estén en un espacio público y atendidos por profesionales. “Teníamos 13 con tres años, y nueve de un año, lamentó el funcionario, aunque se mostró esperanzado con “una docena que se salvaron y empezaron a brotar”. Esas germinaciones se hacen a partir de las piñas que va dejando el árbol padre, y brotan a pocos días de sembradas. Un hijo tarde entre dos y tres años de crecimiento.
Tres de esos hijos estaban en la misma San Lorenzo. Los dos más viejos, plantados a finales de la década del 40, se levantan en la plaza Dos están en el Complejo Museológico y uno en la plaza San Martín. Todos agonizan. También perecieron otros 13 hijuelos San Lorenzo. Fueron afectados por la tormenta del 21 de octubre y están por ser declarados botánicamente muertos San Martín y en el patio interno del complejo. El más joven, plantado hace 13 años cuando tenía tres de vida, está bien al lado del padre, protegido por la misma cerca. “Están prácticamente secos, a punto de ser declarados botánicamente muertos”, dijo Fernández. Dentro del complejo, intenta sobrevivir otro de los hijos, de unos metros de altura. Lo hace en un sector que fue prácticamente devastado por la tormenta, que arrasó
con dos tilos, un cedro azul y un ciprés, mientras que la araucaria no puede sacar hojas verdes.
Tres de esos hijos estaban en la misma San Lorenzo. Los dos más viejos, plantados a finales de la década del 40, se levantan en la plaza Dos están en el Complejo Museológico y uno en la plaza San Martín. Todos agonizan. También perecieron otros 13 hijuelos San Lorenzo. Fueron afectados por la tormenta del 21 de octubre y están por ser declarados botánicamente muertos San Martín y en el patio interno del complejo. El más joven, plantado hace 13 años cuando tenía tres de vida, está bien al lado del padre, protegido por la misma cerca. “Están prácticamente secos, a punto de ser declarados botánicamente muertos”, dijo Fernández. Dentro del complejo, intenta sobrevivir otro de los hijos, de unos metros de altura. Lo hace en un sector que fue prácticamente devastado por la tormenta, que arrasó
con dos tilos, un cedro azul y un ciprés, mientras que la araucaria no puede sacar hojas verdes.
En la plaza San Martín, el tercero resiste: un costado de la copa todavía muestra algo de verde, pero los especialistas temen por su futuro. Expertos de la Universidad Nacional de Rosario hicieron una inspección para corroborar el deterioro de los ejemplares y hacer un monitoreo de cómo evolucionan. “Ahora sólo resta esperar, no se puede pensar en un plan de fertilización, y no hubo necesidad de hidratarlos porque la hidratación, con todas las lluvias que cayeron, fue natural”, contó Fernández. Del Mediterráneo. El pino histórico es una conífera originaria de la costa del Mediterráneo. Fue plantado por los frailes franciscanos que se instalaron en la zona en 1976, en los fondos de la huerta del convento. Los religiosos extraían las piñas, para usar el piñón en confituras de panificación. Tras el combate de San Lorenzo, el general San Martín descansó a firmar el parte de la victoria la tarde del 3 de febrero de 1913. Fue declarado Arbol Histórico por decreto del poder Ejecutivo Nacional en 1946. Estos ejemplares pueden llegar a vivir 800 años, aunque el medio ambiente suele acelerar los procesos de envejecimiento. En palabras del responsable del complejo, “el pino de San Lorenzo evolucionó en 250 años los que otros evolucionan en 600 o 700”. Así las cosas, el árbol emblemático de la historia de la independencia agoniza y con él, sus hijos parecen correr la misma suerte. Como Antonio Machado con su “olmo viejo hendido por el rayo”, Fernández espera “también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”.
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