Como el 90% de los aspirantes eran bochados a la hora de concursar para ganarse un cargo de juez, fiscal o defensor oficial, el Consejo de la Magistratura decidió imponer un cambio drástico en las evaluaciones escritas, ordenando así que éstas sólo deberán basarse en casos reales y no hipotéticos como se hizo hasta ahora.
La modificación comenzó a aplicarse hace algunas semanas en el examen para ocupar cargos en la Justicia penal de menores de primera instancia y en el tribunal del mismo fuero, encargado de hacer los juicios y dictar sentencia.
El cambio no obedeció sólo a la falta de buenos resultados, sino también a las innumerables quejas de los bochados sobre las evaluaciones. En este sentido, había dos grupos bien marcados: los novatos que quieren hacer sus primeros pasos en la Justicia y a los que señalan de estar cortos en cuanto a conocimientos jurídicos.
El otro grupo, en cambio, lo integra una decena de jueces que también bombardearon los exámenes construidos sobre casos hipotéticos bajo el argumento de que faltaban datos y de que la mesa examinadora imponía un solo criterio de resolución en vez de varios.
Estos magistrados cuestionaron que en derecho no hay un único criterio para resolver, como hace la comisión examinadora, y que todo depende de los fundamentos de la resolución.
“Acá, si los examinadores pensaban que el resultado del caso era una condena, los que decían lo contrario no tenían chances de aprobar. Y ni leían los fundamentos”, argumentaron.
Otro cuestionamiento fue la duración del examen, ya que en Mendoza les dan cuatro horas, tiempo que consideran los aspirantes “de imposible cumplimiento” para resolver un caso judicial.
“En la Nación dan de diez a 12 horas”, dijo un juez a UNO.
“En la Nación dan de diez a 12 horas”, dijo un juez a UNO.
Cayó muy mal
La novedad del cambio de criterio para evaluar no fue bien recibida en la Comisión Asesora de Derecho Penal, que está a cargo de tomar los exámenes y es integrada por seis penalistas y magistrados.
A tal punto cayó mal, que uno de sus integrantes, el juez de la Segunda Cámara del Crimen, Roberto Arlington Uliarte, presentó la renuncia indeclinable ante la modificación impuesta por el Consejo de la
Magistratura y fue remplazado por el juez federal de sentencia Alejandro Piña.
Magistratura y fue remplazado por el juez federal de sentencia Alejandro Piña.
Algunos de los que quedaron en la comisión se quejaron de que “el problema acá es el nivel, que es muy bajo. Los aspirantes no saben nada, quieren que les tomemos exámenes de escuelita”.
Hasta ahora, la modalidad aplicada era que la comisión examinadora, a cargo de preparar las evaluaciones, integrada hasta ese momento por Uliarte, Javier Pascua, Roberto Sergio Lavado, Belén Salido, Julio Carrizo y Julio Bittar (en lugar del asesinado Adolfo Moreno), acostumbraba a formular los exámenes sobre casos hipotéticos y no reales.
La razón se motivaba en la experiencia pasada. Hace años, cuando el examen escrito consistía en resolver un caso judicial, que era sobre la base de expedientes que se tramitaban en la Justicia, ocurrió que un par de candidatos se encontraron con que ellos ya habían trabajado en esas causas, por lo que conocían la resolución.
Esto obligó a cambiar los exámenes y así fue como las comisiones examinadoras, sobre todo en el fuero penal, instrumentaron la modalidad de casos hipotéticos.
Pero ese método se terminó convirtiendo en la bestia negra de los aspirantes a magistrados de los últimos meses, porque nueve de cada diez no lograron resolver los casos que les proponían y terminaban bochados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario