El porcentaje va en aumento: a
fines de 2001 ya se habían colocado en la provincia unas 12.800 dosis a
algo menos de la mitad de las 27 mil chicas nacidas en 2000.
La Capital |
Siete de cada diez nenas de 11 años —un total de 6.121— ya recibieron
en Rosario la vacuna gratuita contra el virus del papiloma humano (HPV)
para prevenir la infección con algunas cepas que pueden causar cáncer
de cuello de útero. Por ser el primer año de vacunación masiva y
gratuita (se sumó al calendario nacional en 2011) el número de chicas
inoculadas se considera “bastante alto” y permite una lectura optimista.
Aun así, la titular del Programa de Salud Reproductiva municipal, Elda
Cerrano, dijo que hay que aspirar a que las tres dosis lleguen a cubrir
al 100% de las niñas y recordó que la vacuna “no reemplaza al
Papanicolau”, estudio que deben realizarse “una vez por año todas las
mujeres con vida sexual activa, tengan la edad que tengan”.
El porcentaje va en aumento: a fines de 2001 (a dos meses de iniciada la vacunación) ya se habían colocado en la provincia unas 12.800 dosis a algo menos de la mitad de las 27 mil chicas nacidas en 2000. En Rosario la cobertura era similar, un guarismo considerado entonces “para nada despreciable” por la directora de Promoción y Prevención de la Salud del ministerio provincial, Andrea Uboldi.
Pero la inoculación no sólo se sostuvo (son tres dosis), sino que se extendió. Según datos difundidos por la Secretaría de Salud municipal, la campaña ya alcanzó al 70% del padrón de las nenas nacidas en Rosario durante 2000.
El porcentaje cobra especial relevancia si se lo compara con el de la vacuna trivalente antigripal, que este año sólo se aplicó a menos del 50% de quienes integran grupos de riesgo (mayores de 65 años, embarazadas, bebés e inmunodeprimidos).
La buena performance de la vacuna contra el papiloma, sin embargo, no conformó así nomás a Cerrano.
“Hay que llegar o al menos acercarse al 100%”, afirmó, para enfatizar sobre otros aspectos que —dijo— no pueden ser dejados de lado: que las dosis “sólo protegen contra dos de las muchísimas cepas que presenta el HPV” y que “de ninguna manera reemplazan al Pap (como comúnmente se denomina al Papanicolau), que debe realizarse cada año toda mujer con vida sexual activa, tenga la edad que tenga”.
A tiempo. El objetivo es inequívoco: que no haya más muertes por cáncer de cuello de útero, una enfermedad derivada de lesiones que, “detectadas en sus primeros estadios, son totalmente curables”.
De hecho, en Argentina se diagnostican de 4.000 a 4.500 nuevos casos por año y fallecen unas dos mil mujeres por esta causa, segundo cáncer responsable de muertes femeninas.
A fines de julio, las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación contabilizaban que la primera dosis ya había alcanzado al 90,2% de las 350 mil chicas que deberían inmunizarse este año en todo el país, mientras que la segunda dosis llegaba al 62,4% y la tercera al 14%. La cartera nacional salió entonces a aclarar que las dos últimas inoculaciones estaban “en pleno proceso”.
El porcentaje va en aumento: a fines de 2001 (a dos meses de iniciada la vacunación) ya se habían colocado en la provincia unas 12.800 dosis a algo menos de la mitad de las 27 mil chicas nacidas en 2000. En Rosario la cobertura era similar, un guarismo considerado entonces “para nada despreciable” por la directora de Promoción y Prevención de la Salud del ministerio provincial, Andrea Uboldi.
Pero la inoculación no sólo se sostuvo (son tres dosis), sino que se extendió. Según datos difundidos por la Secretaría de Salud municipal, la campaña ya alcanzó al 70% del padrón de las nenas nacidas en Rosario durante 2000.
El porcentaje cobra especial relevancia si se lo compara con el de la vacuna trivalente antigripal, que este año sólo se aplicó a menos del 50% de quienes integran grupos de riesgo (mayores de 65 años, embarazadas, bebés e inmunodeprimidos).
La buena performance de la vacuna contra el papiloma, sin embargo, no conformó así nomás a Cerrano.
“Hay que llegar o al menos acercarse al 100%”, afirmó, para enfatizar sobre otros aspectos que —dijo— no pueden ser dejados de lado: que las dosis “sólo protegen contra dos de las muchísimas cepas que presenta el HPV” y que “de ninguna manera reemplazan al Pap (como comúnmente se denomina al Papanicolau), que debe realizarse cada año toda mujer con vida sexual activa, tenga la edad que tenga”.
A tiempo. El objetivo es inequívoco: que no haya más muertes por cáncer de cuello de útero, una enfermedad derivada de lesiones que, “detectadas en sus primeros estadios, son totalmente curables”.
De hecho, en Argentina se diagnostican de 4.000 a 4.500 nuevos casos por año y fallecen unas dos mil mujeres por esta causa, segundo cáncer responsable de muertes femeninas.
A fines de julio, las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación contabilizaban que la primera dosis ya había alcanzado al 90,2% de las 350 mil chicas que deberían inmunizarse este año en todo el país, mientras que la segunda dosis llegaba al 62,4% y la tercera al 14%. La cartera nacional salió entonces a aclarar que las dos últimas inoculaciones estaban “en pleno proceso”.
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