Frente a una economía con
problemas, en el Gobierno preparan para lo que resta del año una batería
de medidas que vuelquen a la calle unos $ 10.000 millones para
incentivar el consumo. El plan, en un contexto de cuentas públicas sin
resto, implicará más necesidades de financiamiento que la Casa Rosada
cubrirá con emisión de moneda por parte del Banco Central, por hasta $
58.000 millones en el segundo semestre, según estimaciones privadas.
El Indec registró en mayo una retracción del 0,5% en el Producto
Bruto Interno (PBI). El viceministro de Economía, Axel Kicillof, repite
que hacen falta medidas “contracícilicas” para reducir el impacto de la
crisis global en la Argentina. Traducido, se viene un semestre de
anuncios de medidas pro demanda.
El 1º de septiembre, entrará en vigencia la mejora del 11,42% para la clase pasiva, lo que significará una inyección de unos $ 1.600 millones en la economía. En las próximas semanas, además, y al compás de la renovación de autoridades en la CGT, se anunciará el reclamado ajuste en el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que están pagando los asalariados registrados. Entonces, parte del sueldo de unos 1,5 millones de trabajadores que hoy va a la AFIP, pasará a engrosar la masa salarial en unos $ 6.500 millones, de acuerdo con cálculos del estudio Bein y Asociados. Al mismo tiempo, se actualizará el régimen general de asignaciones familiares, lo que significará también una inyección extra de $ 2.000 millones.
Estudioso de John Maynard Keynes, Kicillof entiende que en situaciones de crisis el déficit no es mala palabra. En el primer semestre, el resultado primario de las cuentas públicas (antes del pago de la deuda) registró un rojo de $1.078 millones, algo que no sucedía desde 2002. En Empiria Consultores, estiman que el déficit financiero (después del pago de intereses) ascenderá a un 3% del PBI incluso antes de que se tomen medidas con impacto en las finanzas públicas. “El resultado fiscal responde a medidas contracíclicas l”, indicaron en el Ministerio de Economía.
“La única forma de evitar una recesión es implementar una política fiscal expansiva en lo que queda del año, pero la única fuente de financiamiento disponible es la emisión”, dice un reporte de la consultora Ecolatina.
Con la conducción de Mercedes Marcó del Pont, entre enero y junio el Central emitió en el primer semestre $ 3.967 millones para asistir al Tesoro y $ 32.323 millones para comprar divisas del comercio exterior. Gracias a la reforma de la Carta Orgánica, que relajó los límites a la expansión monetaria para favorecer el crecimiento y la creación de empleo, el Central emitirá unos $ 73.418 millones en el segundo semestre, de los que $ 58.220 irán a asistir al Poder Ejecutivo, un 89% más que en el mismo período del año pasado. A este ritmo, la base monetaria cerrará el año con un crecimiento del orden del 40%, estima Hernán Lacunza, ex gerente del Banco Central.
Más plata en la calle, más consumo, mejora la actividad económica. Ésa es la lógica que impera en el Gobierno. “Ya que no van a poder comprar dólares, no les quedará otra que salir de compras”, especulan en Economía. Dicho de otra manera, “sustituirán pesos ya no por divisas, sino por bienes”. Una idea que no convence del todo a economistas fuera del oficialismo. “No hay un problema de demanda, hay un problema de oferta”, puntualiza Ernesto Kritz, titular de SEL Consultores. El riesgo, a su criterio, es que se produzca un incremento generalizado de precios. “Con la importación cerrada, si la oferta local no responde, podría haber un impacto en la inflación”, advierte. Las expectativas de inflación que releva la Universidad Di Tella rondan el 35% para los próximos 12 meses.
Un informe que circuló esta semana en despachos de banqueros y empresarios, en tanto, puso de manifiesto un posible salto de la cotización del dólar paralelo hacia comienzos del año que viene. El blue, que cerró a $ 6,26 el viernes, podría reflejar el impacto de la expansión fiscal y monetaria del segundo semestre: “Se corre el riesgo de que aumenten las presiones inflacionarias y hacia febrero marzo se incremente la demanda de dólares blue”.
El 1º de septiembre, entrará en vigencia la mejora del 11,42% para la clase pasiva, lo que significará una inyección de unos $ 1.600 millones en la economía. En las próximas semanas, además, y al compás de la renovación de autoridades en la CGT, se anunciará el reclamado ajuste en el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que están pagando los asalariados registrados. Entonces, parte del sueldo de unos 1,5 millones de trabajadores que hoy va a la AFIP, pasará a engrosar la masa salarial en unos $ 6.500 millones, de acuerdo con cálculos del estudio Bein y Asociados. Al mismo tiempo, se actualizará el régimen general de asignaciones familiares, lo que significará también una inyección extra de $ 2.000 millones.
Estudioso de John Maynard Keynes, Kicillof entiende que en situaciones de crisis el déficit no es mala palabra. En el primer semestre, el resultado primario de las cuentas públicas (antes del pago de la deuda) registró un rojo de $1.078 millones, algo que no sucedía desde 2002. En Empiria Consultores, estiman que el déficit financiero (después del pago de intereses) ascenderá a un 3% del PBI incluso antes de que se tomen medidas con impacto en las finanzas públicas. “El resultado fiscal responde a medidas contracíclicas l”, indicaron en el Ministerio de Economía.
“La única forma de evitar una recesión es implementar una política fiscal expansiva en lo que queda del año, pero la única fuente de financiamiento disponible es la emisión”, dice un reporte de la consultora Ecolatina.
Con la conducción de Mercedes Marcó del Pont, entre enero y junio el Central emitió en el primer semestre $ 3.967 millones para asistir al Tesoro y $ 32.323 millones para comprar divisas del comercio exterior. Gracias a la reforma de la Carta Orgánica, que relajó los límites a la expansión monetaria para favorecer el crecimiento y la creación de empleo, el Central emitirá unos $ 73.418 millones en el segundo semestre, de los que $ 58.220 irán a asistir al Poder Ejecutivo, un 89% más que en el mismo período del año pasado. A este ritmo, la base monetaria cerrará el año con un crecimiento del orden del 40%, estima Hernán Lacunza, ex gerente del Banco Central.
Más plata en la calle, más consumo, mejora la actividad económica. Ésa es la lógica que impera en el Gobierno. “Ya que no van a poder comprar dólares, no les quedará otra que salir de compras”, especulan en Economía. Dicho de otra manera, “sustituirán pesos ya no por divisas, sino por bienes”. Una idea que no convence del todo a economistas fuera del oficialismo. “No hay un problema de demanda, hay un problema de oferta”, puntualiza Ernesto Kritz, titular de SEL Consultores. El riesgo, a su criterio, es que se produzca un incremento generalizado de precios. “Con la importación cerrada, si la oferta local no responde, podría haber un impacto en la inflación”, advierte. Las expectativas de inflación que releva la Universidad Di Tella rondan el 35% para los próximos 12 meses.
Un informe que circuló esta semana en despachos de banqueros y empresarios, en tanto, puso de manifiesto un posible salto de la cotización del dólar paralelo hacia comienzos del año que viene. El blue, que cerró a $ 6,26 el viernes, podría reflejar el impacto de la expansión fiscal y monetaria del segundo semestre: “Se corre el riesgo de que aumenten las presiones inflacionarias y hacia febrero marzo se incremente la demanda de dólares blue”.
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