Lo contó la artísta plástica
Pauli Pucci. Ella y su nieta fueron asaltadas el sábado a la madrugada
mientras dormían en su departamento de primer piso de un edificio
céntrico.
“Dejé mi casa en barrio Guadalupe porque era muy grande, tenía mucho patio y me parecía que un edificio iba a ser más seguro. Pero con esto queda muy claro que nadie está a salvo”, contó la mujer.
Los ladrones entraron por el balcón. Desde la vereda de calle Santiago del Estero al 3300, se subieron a una letras de metal que identificaban el nombre del edificio, e hicieron pie para saltar la reja con vidrio de su balcón. Luego hicieron palanca en la puerta ventana y entraron al living comedor de la casa de Pauli. Este jueves las letras ya habían sido retiradas.
Las rápidas y silenciosas maniobras y la tranquilidad con la que actuaron los delincuentes, a cara descubierta, le hicieron suponer a la mujer que los ladrones habían estado estudiando el lugar.
“Sabían que se iban a encontrar con dos mujeres solas. Primero le prendieron la luz a mi nieta y luego fueron a mi pieza. Ella me avisó lo que pasaba con un grito, no quería que yo me asuste. Pero imaginate el terror que sentimos las dos”, agregó la mujer.
El robo duró poco más de media hora: “me pedía dinero y se llevaron algunas alhajas. Me querían cortar de un tirón las cadenitas que tenía en el cuello. Pero les dije que se tranquilizaran y que yo me las iba a sacar. Después juntaron algo de efectivo que tenía en la casa y revisaron los cajones y encontraron algunos anillos. De electrónica por ejemplo no se llevaron casi nada. Había una computadora pero no la vieron, sólo se alzaron con unos teléfonos celulares”.
Amordazada
La mujer insistió en que no eran “ladrones comunes”. “Estaban muy bien vestidos, con el pelo cortito y con gel. Siempre actuaron a cara descubierta, no se pusieron nerviosos. A mi nieta la amordazaron para que no grite, les pude decir que se estaba asfixiando y le sacaron la venda y le dieron agua. Y en un momento, me dijeron que si no les daba toda la plata me iban a matar y yo les respondí «que me vas a matar vos si no tenés ni cara de asesino»”.
“Un barrio inseguro”
Tanto Pauli como Ana, su nieta de 24 años, quedaron muy asustadas tras el asalto. Las noches posteriores al robo no pudieron dormir y otros familiares se quedaron en el lugar para acompañarlas. Además, ya están poniendo rejas y protección en las aberturas. “Quise hacer público lo que sucedió porque es muy grave. En el barrio hay robos en forma permanente, pero este caso ya es mayor. Podría haber ocurrido una desgracia”, sentenció Pauli Pucci.
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