Fue el mediodía del viernes en
las afueras de Los Cardos, a 144 kilómetros al noroeste de Rosario. La
víctima habría reconocido a uno de los ladrones. Se llevaron una
importante suma de dinero.
La Capital |
El capataz de la estancia Los Robles de
esta localidad, ubicada a 144 kilómetros de Rosario y en el suroeste
del departamento San Martín, fue asesinado el mediodía del viernes por
un grupo comando que ingresó al establecimiento para robar. Los
integrantes de la banda, al menos siete personas, utilizaron uniformes
policiales y dos de ellos vestían trajes y se anunciaron como
inspectores de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip).
Todo ocurrió alrededor de las 12.30
cuando el grupo llegó en una camioneta importada y dos autos por la ruta
provincial 13 e ingresaron por el camino de ripio que lleva al casco de
la estancia, ubicado a unos cinco kilómetros al norte de centro de Los
Cardos, localidad de unos 1.600 habitantes. Tras recorrer un prolijo
sendero de tres mil metros flanqueado por jóvenes robles, los asaltantes
llegaron a la casa y se identificaron como funcionarios de la Afip,
quienes como habitualmente ocurre en estos procedimientos, estaban
acompañados por policías.
Alejandro Angeletti, hijo de la
propietaria del campo, los recibió gentilmente y los hizo ingresar a la
propiedad ante la ausencia de su madre, quien había viajado a visitar la
muestra Agroactiva. Tras ello fue reducido y maniatado con precintos
plásticos por los falsos inspectores, quienes con el terreno liberado
empezaron a revolver distintos rincones de la casa en busca de dinero en
efectivo.
Se cruzaron. "Estos
tipos habrían tenido el dato de que en la casa había unos 250 mil pesos
en distintas monedas provenientes de operaciones de cereal en negro",
confió un vocero de la pesquisa, que se maneja en la más estricta
reserva. En ese sentido, ahora se investiga si finalmente los maleantes
se alzaron con el dinero buscado o se fueron con las manos vacías. Lo
que sí se estableció es que se llevaron dos escopetas que había en la
casa.
Cuando los delincuentes salían de la
vivienda se toparon con el capataz de la estancia, Claudio Tramannone,
de 48 años, quien ingresaba al establecimiento. Para los policías, el
hombre reconoció a alguno de los ladrones y al saludarlo firmó su
sentencia de muerte. Lo llevaron a la parte trasera de la finca a punta
de pistola y cerca del sector de cocheras lo fusilaron por la espalda a
quemarropa.
Los investigadores aún no determinaron
qué arma se utilizó porque no hallaron casquillos en el suelo y se
aguardaba el resultado de la autopsia para esclarecerlo. Cuando el
hombre fue hallado por la policía, tenía en la espalda la marca de un
fogonazo y un orificio de bala con salida en la tetilla izquierda. Según
los peritos policiales, Tramannone, casado con Sonia Fabietti y padre
de dos hijos adolescentes, falleció en el acto.
Los asaltantes escaparon del lugar en
sus vehículos y en la Toyota Hilux del hijo de la dueña de la estancia,
vehículo que después fue hallado abandonado en la banquina de la ruta
13, entre Los Cardos y Las Rosas.
Después de ocurrido el atraco y el
homicidio de Tramannone, la policía comenzó a seguir diversos hilos
investigativos en conjunto con la Tropa de Operaciones Especiales y las
autoridades del Ministerio de Seguridad de la provincia. Mientras que en
el pequeño pueblo empezaron a circular tantas versiones como hipótesis
tiene la policía.
Versiones e hipótesis. Según
fuentes confiables, algunas de las hipótesis apuntan a esclarecer los
motivos de las contradicciones respecto a los bienes sustraídos de la
estancia y a la posibilidad de que sus propietarios manejen más datos de
los que aportaron hasta ahora a la policía. Hasta el momento sólo se
estableció que los malvivientes se habrían llevado joyas de oro, euros,
dólares y billetes argentinos, pero sus propietarios no indicaron la
cantidad aproximada. Los pesquisas suponen que en el lugar había gran
cantidad de dinero proveniente del mercadeo de cereal, ya que los días
previos desde el campo habían salido varios camiones con soja.
En tanto, un dato llamativo surgió la
tarde de ayer cuando un vecino de Ibarlucea se contactó con un hombre de
apellido Tramannone afincado en Rosario, a quien encontró a través de
la guía telefónica, para preguntarle si tenía parentesco con Claudio
Tramannone. Su interlocutor le dijo que era su primo hermano y el vecino
le informó que tenía en su poder una billetera con la cédula de
identidad federal y las tarjetas de crédito del familiar, lo que había
encontrado en inmediaciones de la ruta 34. Por eso, se presume que la
banda se deshizo de las pertenencias del hombre fusilado mientras
escapaban hacia Rosario.
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