Roberto Sales ingresó a El Orden
en 1934 y desde 1970 es el director de la publicación. Dedicó su vida
al periodismo gráfico y además publicó un libro sobre la historia de su
pueblo.
La Capital |
Roberto José Sales dice no ser
periodista pero sí tipógrafo. Sin embargo, su pasión por la escritura y
por informar las cosas que pasan en el pueblo lo llevan aún, a los 91
años, a seguir dirigiendo −como hace casi 42− el semanario El Orden que
se publica todos los sábados en Villa Cañás.
"No me gusta hablar de mí, simplemente
sigo teniendo ganas de trabajar y por eso continúo al frente de El
Orden. No se gana plata con esto, se sale derecho, pero es algo que no
es mío, es de la gente. Incluso llega a los residentes cañaseños que
están en otras provincias y también puede leerse por internet", explica a
LaCapital con una verborragia por momentos incontrolable.
Sales nació el 19 de noviembre de 1920
en Alcorta. Su padre fue un francés catalán que participó del Grito de
Alcorta y su madre lo ayudaba en las tareas del campo. Tuvo dos hermanos
varones, Rogelio y Rubén (ambos fallecidos) y una hermana de 97 años,
Edelmira, reside en Capital Federal. A fines de 1921, la familia Sales
emigró a Máximo Paz y al poco tiempo se mudó al incipiente Villa Cañás,
que se había fundado en 1902.
El titular del semanario El Orden
cuenta que completó su educación primaria en la escuela Nº 178 Juan
Cañás. "Pero después −abunda−, como yo era medio vago, mi padre quiso
que trabajara. Y me metió en una talabartería. Pero al poco tiempo me
cambió a la imprenta, donde fui aprendiendo el oficio gráfico".
La historia de El Orden tiene relación
con la creación de los Consejos Escolares en la provincia, en 1932. Uno
de ellos −el Nº 101− comenzó a funcionar en Villa Cañas y fue designado
director el escribano Adolfo Bullrich, quien a su vez creyó conveniente
impulsar un periódico que diera difusión a las noticias del ámbito
educativo, pero sin descuidar los distintos aspectos de la vida social,
cultural y deportiva del pueblo.
"Así, el 1º de septiembre de 1934 sale a
la calle el primer ejemplar del semanario. En un principio se imprimían
200 ejemplares y yo me encargaba de distribuirlos. Recibía un peso
todos los sábados por ese trabajo. Recuerdo que en esa época se imprimía
en una impresora tipográfica Marinoni, impulsada a mano", evoca con
nostalgia Sales. Hubo épocas en que la tirada llegó a 1.600 ejemplares.
Hoy la cifra se redujo a unos 500, "aunque muchos lo siguen por
internet", explica el experimentado profesional gráfico.
Leer y escribir. Dice
tener un par de frases de cabecera en su vida: "Morir aprendiendo" y
"ata tu carro a una estrella". "Lo de morir aprendiendo tiene que ver
con que nunca dejé de leer y escribir. Por mis manos pasaron cientos de
libros y he escrito desde ensayos hasta poemas y también el libro "Villa
Cañás, más de 100 años de historia". No me considero periodista, sino
un buen tipógrafo y un buceador de la historia. En el semanario empecé
con las crónicas de los partidos de fútbol y luego Bullrich me asignó la
columna de Efemérides Patrias", detalla.
El Orden siguió creciendo con los años y
Sales, de ser "periodista", terminó comprando en 1947 parte de la
imprenta −que pertenecía a José Canciani− y pasó a ser administrador del
semanario. En 1957 compró la otra mitad del establecimiento gráfico
mientras el periódico continuaba creciendo junto al pueblo de Villa
Cañás. "Se publicaba de todo, sobre todo las actividades de las
instituciones. Hasta el cura párroco tenía su espacio donde anunciaba
las misas de toda la semana, el santoral y alguna otra información.
También cubríamos informaciones de Teodelina y Santa Isabel".
Sales sigue editando el periódico con
la ayuda de sus hijos, que se encargan de la parte técnica. Su esposa,
Rofelia, lo ayuda en lo contable. Y a pesar de haber pasado muchos
colaboradores −"hoy tenemos un muchacho que nos cubre la parte
deportiva", acota− siempre fue la cabeza visible, más desde la muerte
del escribano Bullrich, producida en 1970. "Cuando él fallece yo decidí
continuar con su trabajo y su línea. Todos tenían cabida en El Orden. Y
en cuanto a entrevistas, salvo a (Néstor) Kirchner creo haber conversado
con casi todos los presidentes argentinos de los últimos 40 años, como
Alfonsín, Menem o De la Rúa, entre otros", agrega.
Dice tener hormigas en el traste.
Porque no sólo se dedica al semanario, sino que dirigió y actuó obras de
teatro, dio innumerables charlas y conferencias, fue integrante de
numerosas asociaciones, cooperadoras, dirigente de clubes de fútbol y
rotarios, además de haber participado en certámenes literarios. Lo
nombraron personalidad destacada del periodismo y la cultura de Villa
Cañás y hay un proyecto para declararlo ciudadano ilustre. Y siente
orgullo cuando afirma que en 1994 El Orden fue distinguido con el premio
Santa Clara de Asís.
Tecnología. Asegura
que los cambios tecnológicos no lo asustaron. "Me fui adaptando, como
todas las cosas. Hoy uso la computadora para escribir".
Asegura que el semanario sólo dejó de
salir una vez, durante un mes, en ocasión de un viaje que realizó a
Europa. "Cuando volví me agarró un grupo de amigos y vecinos y me
retaron feo. "No tenés derecho a hacer esto", me dijeron. "El Orden es
del pueblo, no es tuyo". Y tenían razón". Dice que piensa seguir porque
tiene fuerzas y ganas "aunque es un trabajo esclavo".
Y redondea su idea sobre lo que
significa la publicación en su vida: "Los que me obligan a seguir
haciendo cosas son la familia, que me tolera todo, y los amigos. Uno no
quiere defraudar a la gente que estima. El Orden es vocación de
servicio".
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