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domingo, 10 de junio de 2012

PROV. STA FE: El desafío de dirigir un semanario en Villa Cañás a los 91 años

Roberto Sales ingresó a El Orden en 1934 y desde 1970 es el director de la publicación. Dedicó su vida al periodismo gráfico y además publicó un libro sobre la historia de su pueblo.
La Capital | 
Roberto José Sales dice no ser periodista pero sí tipógrafo. Sin embargo, su pasión por la escritura y por informar las cosas que pasan en el pueblo lo llevan aún, a los 91 años, a seguir dirigiendo −como hace casi 42− el semanario El Orden que se publica todos los sábados en Villa Cañás.
"No me gusta hablar de mí, simplemente sigo teniendo ganas de trabajar y por eso continúo al frente de El Orden. No se gana plata con esto, se sale derecho, pero es algo que no es mío, es de la gente. Incluso llega a los residentes cañaseños que están en otras provincias y también puede leerse por internet", explica a LaCapital con una verborragia por momentos incontrolable.
Sales nació el 19 de noviembre de 1920 en Alcorta. Su padre fue un francés catalán que participó del Grito de Alcorta y su madre lo ayudaba en las tareas del campo. Tuvo dos hermanos varones, Rogelio y Rubén (ambos fallecidos) y una hermana de 97 años, Edelmira, reside en Capital Federal. A fines de 1921, la familia Sales emigró a Máximo Paz y al poco tiempo se mudó al incipiente Villa Cañás, que se había fundado en 1902.
El titular del semanario El Orden cuenta que completó su educación primaria en la escuela Nº 178 Juan Cañás. "Pero después −abunda−, como yo era medio vago, mi padre quiso que trabajara. Y me metió en una talabartería. Pero al poco tiempo me cambió a la imprenta, donde fui aprendiendo el oficio gráfico".
La historia de El Orden tiene relación con la creación de los Consejos Escolares en la provincia, en 1932. Uno de ellos −el Nº 101− comenzó a funcionar en Villa Cañas y fue designado director el escribano Adolfo Bullrich, quien a su vez creyó conveniente impulsar un periódico que diera difusión a las noticias del ámbito educativo, pero sin descuidar los distintos aspectos de la vida social, cultural y deportiva del pueblo.
"Así, el 1º de septiembre de 1934 sale a la calle el primer ejemplar del semanario. En un principio se imprimían 200 ejemplares y yo me encargaba de distribuirlos. Recibía un peso todos los sábados por ese trabajo. Recuerdo que en esa época se imprimía en una impresora tipográfica Marinoni, impulsada a mano", evoca con nostalgia Sales. Hubo épocas en que la tirada llegó a 1.600 ejemplares. Hoy la cifra se redujo a unos 500, "aunque muchos lo siguen por internet", explica el experimentado profesional gráfico.
Leer y escribir. Dice tener un par de frases de cabecera en su vida: "Morir aprendiendo" y "ata tu carro a una estrella". "Lo de morir aprendiendo tiene que ver con que nunca dejé de leer y escribir. Por mis manos pasaron cientos de libros y he escrito desde ensayos hasta poemas y también el libro "Villa Cañás, más de 100 años de historia". No me considero periodista, sino un buen tipógrafo y un buceador de la historia. En el semanario empecé con las crónicas de los partidos de fútbol y luego Bullrich me asignó la columna de Efemérides Patrias", detalla.
El Orden siguió creciendo con los años y Sales, de ser "periodista", terminó comprando en 1947 parte de la imprenta −que pertenecía a José Canciani− y pasó a ser administrador del semanario. En 1957 compró la otra mitad del establecimiento gráfico mientras el periódico continuaba creciendo junto al pueblo de Villa Cañás. "Se publicaba de todo, sobre todo las actividades de las instituciones. Hasta el cura párroco tenía su espacio donde anunciaba las misas de toda la semana, el santoral y alguna otra información. También cubríamos informaciones de Teodelina y Santa Isabel".
Sales sigue editando el periódico con la ayuda de sus hijos, que se encargan de la parte técnica. Su esposa, Rofelia, lo ayuda en lo contable. Y a pesar de haber pasado muchos colaboradores −"hoy tenemos un muchacho que nos cubre la parte deportiva", acota− siempre fue la cabeza visible, más desde la muerte del escribano Bullrich, producida en 1970. "Cuando él fallece yo decidí continuar con su trabajo y su línea. Todos tenían cabida en El Orden. Y en cuanto a entrevistas, salvo a (Néstor) Kirchner creo haber conversado con casi todos los presidentes argentinos de los últimos 40 años, como Alfonsín, Menem o De la Rúa, entre otros", agrega.
Dice tener hormigas en el traste. Porque no sólo se dedica al semanario, sino que dirigió y actuó obras de teatro, dio innumerables charlas y conferencias, fue integrante de numerosas asociaciones, cooperadoras, dirigente de clubes de fútbol y rotarios, además de haber participado en certámenes literarios. Lo nombraron personalidad destacada del periodismo y la cultura de Villa Cañás y hay un proyecto para declararlo ciudadano ilustre. Y siente orgullo cuando afirma que en 1994 El Orden fue distinguido con el premio Santa Clara de Asís.
Tecnología. Asegura que los cambios tecnológicos no lo asustaron. "Me fui adaptando, como todas las cosas. Hoy uso la computadora para escribir".
Asegura que el semanario sólo dejó de salir una vez, durante un mes, en ocasión de un viaje que realizó a Europa. "Cuando volví me agarró un grupo de amigos y vecinos y me retaron feo. "No tenés derecho a hacer esto", me dijeron. "El Orden es del pueblo, no es tuyo". Y tenían razón". Dice que piensa seguir porque tiene fuerzas y ganas "aunque es un trabajo esclavo".
Y redondea su idea sobre lo que significa la publicación en su vida: "Los que me obligan a seguir haciendo cosas son la familia, que me tolera todo, y los amigos. Uno no quiere defraudar a la gente que estima. El Orden es vocación de servicio".

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