El secretario general de la
Unión de Trabajadores del Turf y Afines (Utta), Carlos Felice, trazó un
opaco panorama del deporte de los reyes debido a la asfixia de los
hipódromos del interior del país. Sin embargo, destacó la proyección de
la copa Utta para estructurar un circuito alternativo que revitalice la
hípica nacional.
La Capital |
Felice consideró "inequitativa" la
situación actual del turf en la Argentina debido a que "está concentrada
en 70 kilómetros en torno a los hipódromos de Palermo, San Isidro y La
Plata".
"Es injusto —afirmó—. Dos hipódromos,
cuya actividad principal son en realidad los slots (las máquinas de
juego) y su actividad secundaria, el turf metropolitano y el hipódromo
de La Punta. El resto, en dura lucha por subsistir, sirviendo hoy los
hipódromos del interior como centros de entrenamiento para Buenos Aires,
sin ningún tipo de contraprestación por apuestas, recursos humanos o
equinos".
—¿El turf no representa socialmente hoy lo mismo que hace algunas décadas?
—La precarización de
los hipódromos desde hace veinte años y el modelo centralista de la
Asociación de Hipódromos, tiende a quebrar la economía de los Jockeys
Club. Es claro quiénes se benefician cuando un Jockey Club del interior
quiebra y desaparece. Los que subsisten, no cuentan con recursos que
originen las apuestas para el mantenimiento de la infraestructura que
demanda la organización de una programación hípica tales como premios,
manutención, sanitarios, servicios, y otros.
—¿En qué medida la Copa Utta está orientada a revertir esta tendencia?
—Si no se nos permite ser parte, hay
que ser alternativa. Entonces, pueden haber dos circuitos hípicos en la
Argentina, el vigente, y uno nuevo que permita reordenarse, generar
entre los hipódromos de la Patria grande un simulcasting propio
(transmisión de las carreras con sistema informático y de
telecomunicaciones que posibilita totalizar las apuestas) y ver dónde
ese producto puede ser colocado a un justiprecio.
La Copa Utta comienza pretendiendo ser
un modelo de integración, pero los intereses económicos sindicales
centrales imposibilitan cualquier acción de integración de la periferia
con el centro.
—Están incluyendo desde mediados de 2011 acciones de compromiso social en cada evento ¿a qué se debe?
—A una filosofía de trabajo como
organización social. El deber sindical hoy no se reduce a la
reivindicación solo por la protesta porque es imprescindible
comprometerse en la reconstrucción del tejido social. No solo es tarea
del Estado, es también deber de las ONG, las empresas de economía social
y los gremios colaborar solidariamente en la asistencia, gestión y
satisfacción de demandas comunitarias.
—Ha trascendido que Utta encara
un programa para fomento de la registración del empleo en la actividad
hípica ¿cuál fue el diagnóstico del que se partió para este programa?
—La simple percepción en cada lugar o
región visitada. Si hiciéramos en la Villa Hípica de Palermo hoy una
inspección de trabajo veríamos que quienes se autodenominan la "gremial
de profesionales" —en realidad una entidad empleadora— no tiene
registrados trabajadores a cargo de reconocidos profesionales.
—Hace un mes la Utta tomó la
concesión del hipódromo de Las Flores en la ciudad de Santa Fe ante una
crisis grave de esta entidad, ¿Qué puede comentar sobre la situación de
la plaza Rosario en este momento?
—Que es un enorme desafío, y ese
desafío enaltece al Municipio. Ver la problemática de un hipódromo
emblemático como el Independencia, con miles de puestos de trabajo en
juego, es una cuestión social. Como sugerencia, trabajaría sobre la
gestión del hipódromo de manera específica, Rosario tiene hoy, en lo que
a apuestas refiere, problemáticas que tocan el juego clandestino.
Sucede en cada lugar en el que hay una Agencia de la Asociación de
Hipódromos. Explotaría las apuestas por el propio Estado, las
municipalizaría también.
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