Se inaugura el miércoles próximo en Pellegrini al 1700 y para la apertura esperan la presencia de autoridades nacionales. En la carta brillarán los bifes a la criolla, la cazuela de mondongo, las empanadas y el guiso de lentejas. Y por supuesto vino tinto.
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A mitad de camino entre una básica y un restó, "El Justicialista" ocupa una antigua casona donde hasta hace poco tiempo funcionaba un restaurante que ofrecía espectáculos. El frente del local es completamente marrón, a excepción del nombre, escrito letras de molde de color celeste. Adentro hay varios espacios. Una gigantografía que reproduce el abrazo de Evita y Perón, el 22 de agosto de 1951, ante una plaza de Mayo repleta que clamaba por su candidatura a vicepresidenta preside el salón principal del comedor. A su lado, hay otro abrazo: el de Perón y Balbín de 1972. Al costado de la barra, un póster ilustra las partes del escudo justicialista, casi como extraído de un Billiken, y remarca el remate del sol naciente (la epopeya popular) con un ojo abierto (la vigilancia del pueblo).
También hay un coqueto living ambientado en blanco y negro, una biblioteca, un salón con mesas rebatibles y una gran pantalla gigante donde se desarrollarán ciclos de cine, actos y charlas, aparte de un privado para reuniones más reservadas.
"Será un lugar para mostrar la idea fundacional del justicialismo, para conocer el pasado, entender el presente y mejorar el futuro", asegura Enrique González, un bermudense de 50 años y militante peronista. Hace un mes, González alquiló el lugar y puso en marcha el proyecto. A la hora de los datos, despliega la tríada del armado político detrás de este objetivo: "En lo sindical, Marcelo Andrada (secretario general del Sindicato de Recolectores); política, Guillermo Marconato (diputado nacional) y empresarial, la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera).
La identificación entre ideología y gastronomía no es nueva (¿quién no recuerda la pizza con champán o el grupo sushi?), pero los locales que reflotan la memoria peronista son un fenómeno reciente. En Buenos Aires son furor: el más top es Perón Perón en pleno Palermo; pero también se suman Un Café con Perón (Barrio Norte), donde una escultura tamaño real del General está sentada en una de las mesas; y El General (en Monserrat), que ofrece una réplica de la Puerta de Hierro. En tanto, La Plata tiene a Juan Domingo Restó Bar en su centro comercial. En estos salones se exhiben fotografías de época, objetos y banderas; se canta la marcha peronista y se exhiben relojes detenidos a las 20.45. La carta merece un párrafo aparte, con platos como "asado al parquet" o "tabla de fiambres Pedro Eugenio". El happy hour es "la hora de los pueblos", con bebidas rebajadas a la mitad hasta las 19.
160 cubiertos. En su versión local, el restaurante tendrá capacidad para más de cien comensales y la sala de conferencia podrá albergar otras 60. Los jueves habrá encuentros sobre cultura, filosofía y política. Los fines de semana por la noche, música y baile.
La cocina estará a cargo de Luis González, el cocinero que organiza los cursos del sindicato gastronómico. Será una carta simple ("No podemos ofrecer salmón rosado", advierte González) pero no faltarán los bifes a la criolla, la cazuela de mondongo, el guiso de lentejas o las empanadas cortadas a cuchillo.
La inauguración promete dar que hablar. Está prevista para el primer miércoles de septiembre y promete cortar la avenida con una movilización de sindicatos. Las invitaciones llegaron a los despachos de todos los senadores y diputados justicialistas. También a los escritorios de Facundo Moyano y de un ministro nacional para quien ya se preparó el escenario. Pero, el hombre todavía no confirmó su presencia.
Zapatos, carteras, vinos y hasta videojuegos
No sólo los bares que recrean la historia y la estética del partido justicialista están de moda. En los últimos años, el movimiento peronista dejó de ser un objeto sólo abordado por historiadores y politólogos. Su iconografía cotiza en el mundo del arte, el diseño y otras expresiones donde la estampa de Perón y Evita se reproduce en zapatos, carteras, vinos e incluso juegos en red, como un tributo al pasado atado al presente. Acá están, estos son...
En 2001 el artista plástico Daniel Santoro sorprendió en el Centro Cultural Recoleta con la muestra “Un mundo peronista”. Pinturas, dibujos y objetos que retoman la iconografía del movimiento y, como asegura el catálogo de la exposición, “viene a restituir con sus potentes imágenes aquel mundo que parecía haber pasado al olvido”.
En junio del año pasado y en el Palacio Paz, una de las residencias aristocráticas más lujosas de Buenos Aires, el diseñador Jorge Ibáñez presentó su colección “Evita 2010”. Trajes cintura de avispa y amplias faldas largas dieron la nota en el espectáculo que cerró Valeria Lynch cantando “No llores por mí Argentina”.
“Ester Primavera. Amor vuelve” es el nombre del emprendimiento de la diseñadora rosarina Florencia Garat. Y desde hace un año, bajo el concepto de “glamour popular”, creó una línea de bolsos, indumentaria y objetos diversos con imágenes relacionadas al peronismo.
“El justicialista 2010” es un vino tinto con tapa a rosca “popular, pero de muy buena calidad”; o al menos así lo define su creador, el artista argentino Helmut Ditsch, también propietario de una bodega en Mendoza. La botella ronda los 30 pesos.
En materia de videojuegos, el más conocido es “Perón y Evita contra los gorilas”, donde el jugador encarna al tres veces presidente argentino con la misión de convocar a sus seguidores a un acto. La primera dificultad consiste en obtener las manos y, una vez vencida, arremeter contra los gorilas, rescatar a los obreros y ponerlos a salvo en un camión donde esperan el chori y la coca.
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