Vecinos, alumnos y ex alumnos junto a docentes y directivos realizaron un abrazo simbólico al complejo educativo Ceferino Namuncurá que el 30 de mayo perdió la sala de música y un salón de usos múltiples en un incendio, aparentemente, intencional.
En la madrugada del 30 de mayo, el salón de usos múltiples del jardín de infantes y el salón de música de la escuela primaria del complejo educativo Ceferino Namuncurá se incendiaron. La comunidad educativa se reunió en un abrazo solidario al establecimiento, ubicado en 12 de Octubre 9.400. El encuentro convocó no sólo a quienes hoy asisten a clases allí sino también a una gran cantidad de vecinos y ex alumnos que se movilizaron para brindar apoyo a la tarea de los docentes y directivos. Con música y muchas ansias de ayudar a la institución educativa más de un centenar de personas se reunió en el patio del complejo Ceferino Namuncurá. “Es un sacudón que nos danuestro barrio cuando de repente se ve que cuatro, cinco o 10 personas ponen en jaque a una población de 30.000 vecinos. Ésta es nuestra manera de demostrar que los ciudadanos de Yapeyú podemos ser más fuertes y defender la educación. Éste es un compromiso para defendernos como ciudadanos”, explicó Héctor Bonetti, egresado de la institución educativa. Del acto también participó Pedro Bayúgar, secretario general del Sadop, que destacó la respuesta de la comunidad educativa al hecho de vandalismo e hizo hincapié en la necesidad de que el Estado dé respuestas. Una respuesta social La directora del jardín, Adriana Polini, explicó a Diario UNO que las instalaciones afectadas deberán demolerse y que será necesaria una importante inversión para recuperar el material perdido. En la actualidad los nenes del nivel inicial deben realizar educación física en las aulas porque, por las condiciones climáticas, no tienen otro espacio. Sobre la propuesta de un abrazo simbólico al edificio, indicó: “La iniciativa surgió porque los papás y docentes nos reunimos en asamblea después del incendio y realizamos propuestas para recuperar lo que habíamos perdido”. En ese sentido, mencionó que se organizaron distintos beneficios para recaudar fondos pero que la comunidad quería contar con un espacio que diera cuenta de la solidaridad y unión que se generó a partir del siniestro. “Lo que sucedió fue un hecho más de la inseguridad que vivimos a diario en la sociedad. Pero nos vimos afectados en lo emocional porque éste era el casco histórico no sólo del complejo sino también del barrio. Es una manera de decir: «Somos muchos los que estamos unidos»”, manifestó la autoridad escolar. Las obras necesarias En cuanto a las tareas de recuperación de los espacios que fueron destruidos por el fuego, la educadora destacó que quedaron inutilizables y deben ser demolidas. Al respecto también sostuvo que han recibido algunas donaciones de material de trabajo pero no cuentan con ningún espacio apto para su almacenamiento hasta que se realicen las obras. “El aula de música de primaria no se puede restaurar, habrá que derrumbarlo junto con parte de nuestro SUM (salón de usos múltiples)”, contó y siguió: “Aún están realizándose los peritajes pero ya han venido empresas a presupuestar los trabajos”. Los daños también alcanzan a un grupo de aulas contiguas a la zona damnificada que han quedado inhabilitadas hasta que se resuelvan algunos problemas estructurales. Polini indicó que próximamente se abrirá una cuenta bancaria en la que, quienes lo deseen, puedan colaborar con la institución. Además dijo que se trabaja junto al Servicio Provincial de Educación Privada del Ministerio de Educación de la provincia que se comprometió aportar para la reconstrucción del inmueble. Sin espacios adecuados Los daños en los salones complicó el dictado de las actividades escolares. Las clases que allí se dictaban hoy deben realizarse en las aulas habituales. El mayor problema se da con educación física, ya que los nenes del jardín deben realizar las actividades dentro de la misma aula en la que dan las demás clases. “Estamos adecuando las aulas para que puedan trabajar de la mejor manera posible. El mayor problema está en el turno de la mañana porque, en esta época del año, hace demasiado frío para trabajar en el patio. Los chicos de la tarde, con el sol, pueden estar más cómodos”, destacó la educadora. Cabe mencionar que a los daños en la infraestructura se sumaron las pérdidas del piano, un armario, equipos de música, guitarras, mesas y sillas, entre otros elementos necesarios para el dictado de las clases. El jardín de infantes tiene una matrícula de 380 chicos, aproximadamente, que van a las salitas de cuatro y cinco años. Además en el nivel primario son 1.100 los alumnos y en todo el complejo la cantidad de estudiantes supera los 2.000.
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