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Beatriz Juez - DPA
Observadores internacionales estarán presentes en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, unos comicios que el candidato republicano Donald Trump asegura que están "amañados" y cuyos resultados no se ha comprometido a aceptar si pierde.
La ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, encabezará la primera misión de observación electoral de la OEA en Estados Unidos. Chinchilla tiene experiencia, pues dirigió la misión que la organización desplegó en México en junio de 2015 para observar las elecciones federales.
"Nosotros entendemos este importante gesto que hace el gobierno de los Estados Unidos no solamente como una muestra de transparencia frente al proceso electoral, sino también como una forma de poder recoger la experiencia acumulada y la solidez de las misiones de observación de la OEA a afectos de atender las recomendaciones que podamos emitir", explicó en una entrevista Chinchilla.
El principal objetivo de las misiones de observación electoral de la OEA es "observar los procesos para que sean más transparentes, profesionales e íntegros, y, de esta forma, contribuir al fortalecimiento de los procesos democráticos", cuenta la organización hemisférica.
Desde 1962, la OEA ha desplegado más de 240 misiones de observación electoral en 26 de los 34 estados miembros, involucrando a más de 5.000 observadores internacionales. Estados Unidos es el país número 27 y para ello contarán con un equipo de 40 observadores y expertos.
Pero la OEA no es la única organización internacional que estará observando los comicios. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha observado ya seis elecciones en Estados Unidos y esta será la séptima ocasión que lo haga. La OSCE contará con unos 500 observadores.
También habrá observadores de los principales partidos políticos estadounidenses y de organizaciones no partidistas como, por ejemplo, The League of Women Voters (La liga de Mujeres Votantes de Estados Unidos).
Observar unas elecciones en Estados Unidos supone un reto logístico para la OEA y la OSCE no sólo por el hecho de que el sistema es muy descentralizado, sino porque las reglas varían de estado a estado e incluso de condado a condado dentro de un mismo estado, lo que complica la observación.
Las elecciones están administradas a nivel de estado, con más de 10.000 jurisdicciones separadas, según datos del Centro Carter, que ha observado 139 elecciones en 39 países pero que no observará las de Estados Unidos, ya que su fundador, el ex presidente Jimmy Carter, es un miembro activo del Partido Demócrata.
Pero los observadores no pueden viajar a observar las elecciones donde quieran, ya que algunos estados prohíben la observación internacional y la de organizaciones no partidistas, aunque permiten la de miembros de los partidos políticos. Por ejemplo, Florida, Ohio y Arizona, según datos de la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL).
El 8 de noviembre, la OEA tendrá observadores en 11 estados: California, Colorado, Iowa, Maryland, Minesota, Montana, Nebraska, Nueva York, Rhode Island, Kansas y Wisconsin y en el Distrito de Columbia (la ciudad de Washington).
A pesar de las denuncias de Trump, los expertos coinciden es que es muy difícil que pueda producirse un fraude masivo que altere el resultado de las elecciones debido precisamente a la fuerte descentralización de los sistemas electorales en Estados Unidos, que actuarían como un cortafuegos en caso de que algo así ocurriera.
"Algo a nivel concertado, nacionalmente y que revierta drásticamente los resultados de las urnas, es prácticamente imposible", señala Chinchilla, quien asegura que la misión de observación de la OEA no tiene que ver con las denuncias de Trump.
La OEA recibió en junio la invitación a observar las elecciones mucho antes de que el candidato republicano comenzara a hacer esas denuncias cuando iba por detrás de las encuestas.
Las denuncias de Trump no cambian el trabajo que tienen que realizar los observadores internacionales sobre el terreno. Ellos están ahí para observar, hacer recomendaciones de cómo mejorar el sistema y en caso de que detecten alguna irregular informar a las autoridades estadounidenses pertinentes, que serán las encargadas de determinar finalmente si ha habido o no fraude e imponer sanciones.
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