En el IQUIR desarrollan métodos para determinar contaminantes emergentes en aguas, que, de estar presentes, podrían causar efectos nocivos en al ambiente y los seres vivos que lo habitan. Cómo llegan determinados medicamentos a los cursos de agua.
Rosario 12 |
Valeria Lozano y su directora Graciela Escandar, ambas investigadoras del CONICET y docentes de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (UNR), llevan adelante en la Unidad de Química Analítica del Instituto de Química Rosario (IQUIR, CONICET-UNR) una investigación que incluye el desarrollo de nuevas técnicas para la cuantificación de contaminantes emergentes en muestras ambientales mediante espectroscopía de luminiscencia molecular. "Son fundamentalmente preocupantes los contaminantes emergentes pertenecientes al grupo de los fármacos", explicó Lozano. Según la investigadora, "los medicamentos consumidos a nivel mundial en forma frecuente como antibióticos y antiinflamatorios, o en forma continua por pacientes con enfermedades crónicas llegan a las aguas superficiales y subterráneas a través del vertido de desagües domésticos, hospitalarios y cloacales, o a través de descartes inadecuados, y no siempre ellos y/o sus metabolitos se eliminan correctamente en las plantas de tratamiento de aguas".
Un contaminante emergente es un compuesto orgánico o inorgánico que no integra naturalmente los ecosistemas, y que al estar disponible en el ambiente, aún en pequeñas cantidades, es capaz de producir efectos adversos a corto y largo plazo en los seres vivos.
"El agua, antes de ser potable pasa por un tratamiento y control, pero dado que los contaminantes emergentes no están considerados por las regulaciones existentes que controlan la calidad del agua, sus residuos pueden potencialmente ingresar a la población a través del consumo de dichas aguas, con el consecuente riesgo para la salud. Esto indicaría la necesidad de desarrollar nuevos métodos científicos favorables para su rápida detección y cuantificación", agregó la investigadora.
Trabajo actual
Uno de los trabajos que están desarrollando Lozano y Escandar involucra el estudio de un nuevo método para la determinación de fármacos prescriptos en enfermedades crónicas, tales como carbamazepina (un anticonvulsionante usado a nivel mundial en cantidades del orden de toneladas por año), ofloxacina (antibacteriano de amplio espectro indicado para infecciones de los tractos urinario y respiratorio, que presenta además importante uso veterinario), y piroxicam (analgésico indicado para el alivio de los síntomas de dolor odontológico, artritis y artrosis, entre otros).
"Como no existe regulación que monitoree la presencia de estos compuestos en el medio ambiente, buscamos que nuestras técnicas logren su cuantificación a niveles de concentración muy bajos. Aunque un contaminante se encuentre presente en aguas a nivel de vestigios, puede producir efectos nocivos en los seres vivos que la consumen diariamente durante muchos años", indicó Lozano.
Para realizar los estudios, las investigadoras utilizaron muestras del río Paraná, aguas subterráneas de pozo y agua potable de la ciudad de Rosario y sus alrededores, y muestras de agua de Santa Rosa (La Pampa), lugar de origen de Lozano. Si bien hay evidencia científica del hallazgo de dichos fármacos en muestras ambientales y de consumo de Estados Unidos, China y Europa, hasta el momento, las científicas no han encontrado los contaminantes evaluados en las muestras analizadas.
Detección que cuida el ambiente
Las investigadoras desarrollaron métodos analíticos de fluorescencia y fluorescencia fotoinducida en combinación con algoritmos quimiométricos, que permiten analizar contaminantes en muestras ambientales y que cumplen con los principios de la Química Analítica Verde; es decir, se promueve instaurar técnicas analíticas que sean amigables con el medio ambiente, lo cual se logra reduciendo los volúmenes de desechos químicos, evitando el uso de grandes cantidades de solventes orgánicos o reactivos tóxicos, y consumiendo poca energía mediante métodos rápidos que permiten el procesamiento de aproximadamente 6-8 muestras por hora.
El tratamiento de los datos se lleva a cabo mediante un procesamiento quimiométrico, que utiliza estadística y matemática para resolver casos complejos de la química. Esta herramienta tiene como ventajas su bajo costo y la posibilidad de proporcionar información de alta calidad. "La quimiometría permite determinar varios compuestos simultáneamente en muestras complejas, como lo son las muestras ambientales, sin la necesidad de separarlos previamente. Con la quimiometría se gana mucho tiempo porque se puede optimizar el número de experimentos; además, dado el diseño de los métodos, se ahorra en el uso de solventes orgánicos tóxicos", concluyó Lozano.
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