El investigador Gonzalo Chaves declaró en la megacausa de Santa Fe por el asesinato de su compañero de militancia, Juan González Gentile. Dijo que la "Inteligencia Militar" era un "Ejército paralelo" que operaba desde el Destacamento 122 en la capital provincial. "La clave era la inteligencia", sostuvo Chávez.
Rosario 12 |
El investigador Gonzalo Leonidas Chaves dijo en el juicio por la megacausa al terrorismo de estado que el "eje" del plan clandestino de la represión era la "Inteligencia Militar", a la que definió como un "Ejército paralelo" que operaba desde el Batallón 601 y en Santa Fe, desde el Destacamento 122. Explicó que "el arma más importante en la lucha contra la subversión no era la de mayor cadencia de fuego, sino la inteligencia" y el "frente de batalla" no era el territorio, sino los "centros clandestinos y las salas de torturas", donde se obtenía "información" y se quebraban "voluntades". El sistema de control era "infiltrar" las organizaciones políticas, sociales y sindicales -con la participación de civiles-, "torturar" y luego centralizar esa "información" en una "comunidad informativa" que articulaba el jefe de Inteligencia y estaba integrada por otras fuerzas represivas, la Side y hasta podía convocar a funcionarios judiciales. Luego, seguían los operativos de los grupos de tareas con más secuestros y crímenes y así sucesivamente. "Toda la estructura de la inteligencia está involucrada" en el exterminio, afirmó.
Chaves declaró esta semana como testigo ante el Tribunal Oral de Santa Fe por el asesinato de un ex compañero de militancia, Juan Carlos González Gentile, quien cayó en una emboscada el 12 de febrero de 1977, en el barrio Sargento Cabral (Belgrano, entre Pedro Zenteno y Pedro Ferré), donde lo acribilló un grupo de tareas. Caminaba hacia una cita, sin armas.
Oriundo de La Plata, González Gentile era un cuadro político de Montoneros, que llegó a ser apoderado del Partido Auténtico en la provincia de Buenos Aires y, por lo tanto, "blanco" de la Inteligencia militar. El día anterior, 11 de febrero de 1977, se había producido la masacre de calle Castelli al 4500, donde cayó otro fundador del Partido Auténtico en Rosario, Enrique Cortassa, desaparecido desde entonces y sobrevivió su hija, Paula Cortassa, que es María Carolina Guallane. Antes de Chaves, declararon los dos hermanos de González Gentile, Roberto y Angela, que llegaron desde La Plata.
"El gallego" -como llamaban a González Gentile- "estaba muy perseguido", al punto que toda su familia tuvo que exiliarse en Bélgica, recordó Chaves. El también debió marcharse a Europa y desde su regreso a la Argentina escribió tres libros, el último "Rebelde acontecer", que es revela "las lógicas de la represión".
En esa línea, Chaves explicó cómo se diseñó el genocidio que luego ejecutó la dictadura cívico militar. La influencia de la doctrina francesa después del golpe de 1955, su continuidad en los \'60 en el plan Conintes y su aplicación en 1976, cuando se dividió el país en Zonas y Areas militares con el mismo esquema que había utilizado en Argelia. "Era una división territorial para el control de la sociedad", señaló.
"El eje del accionar represivo era la inteligencia", dijo Chaves. El Ejército "sostenía que el arma más importante en la lucha contra la subversión no era la de mayor cadencia de fuego, sino la inteligencia. Entonces comenzaron a estudiar el peronismo y las organizaciones político militares, a infiltrar y torturar, sacar información y operar sobre eso".
"El frente de batalla no estaba en el territorio, sino en los centros clandestinos y en las salas de torturas", donde "era la voluntad de ellos contra la voluntad del detenido, para arrancarle información o quebrarlo para que colabore", relató Chaves. "Y en eso participaban no sólo militares, sino también civiles porque la infiltración se hacía con civiles: hombres, mujeres, jóvenes, en la Universidad, en las propias organizaciones".
La "información" arrancada bajo tormentos se volcaba después en la "comunidad informativa", que estaba al mando del jefe del Destacamento de Inteligencia y en Santa Fe, la "integraban la Policía de la provincia, la Policía Federal, la Prefectura, la Gendarmería y la Side". Chaves dijo que ese organismo tenía "poder" suficiente para convocar a funcionarios judiciales. "Se reunían como mínimo una vez por semana". Y si la "información era operativo" en la oficina de al lado estaba "el grupo de tareas", que inmediatamente salía a operar contra otros "blancos".
La abogada querellante Lucila Puyol le preguntó si el asesinato de González Gentile podía vincularse con la Inteligencia militar. "Por supuesto. Ellos estudiaron las organizaciones político militares para operar sobre ellas, vigilaban sus movimientos, las infiltraban y torturaban" a los secuestrados", contestó Chaves. Y reiteró que el "frente de batalla" de los represores eran los chupaderos.
"La inteligencia militar era un Ejército paralelo. El jefe del Batallón 601 se comunicaba directamente con el jefe de Destacamento de Inteligencia (122 en Santa Fe), sin pasar por el jefe de Area. Esto significa que toda la estructura está implicada en la represión", concluyó.
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