Por: Fabián Doman fdoman@infobae.com
Mauricio Macri y Cristina Kirchner se encuentran enfrentados por el traspaso de los atributos. La trastienda del llamado del jefe de Estado a su par saliente, para "informarle" cómo será la ceremonia
Mauricio Macri llamó a la Presidente saliente para informarle cómo será el traspasoCrédito: Adrián Escandar
Cristina Kirchner ha decidido que el traspaso presidencial 2015 quede en la historia. Hay otros que ya lo lograron –Victorino de la Plaza a Hipólito Yrigoyen, Edelmiro Farrel a Juan D. Perón, Reinaldo Bignone a Raúl Alfonsín o el propio Alfonsín a Carlos Menem- pero por motivos fundacionales. Cansado de la falta de entendimientos mínimos, ayer por la mañana Mauricio Macri decidió llamar a Olivos. La jugada tenía dos objetivos: si se lograba un compromiso de la Presidente sobre las diferentes ceremonias del próximo jueves, todo solucionado. Si no, informarle a CFK de cómo será el cronograma del día. Terminó resultando la segunda de las opciones.
Pasadas las siete de la tarde de ayer, el macrismo decidió emitir un comunicado sobre el tema.El título era "Cronograma de la ceremonia de traspaso presidencial". Lo más importante está en el primer párrafo. Los horarios son los conocidos para cualquiera que haya seguido este tipo de eventos. En ese primer renglón reza: "El presidente electo, Mauricio Macri, se comunicó hoy telefónicamente con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para informarle el Programa Oficial de los actos del próximo 10 de diciembre.". Lo que interesa de la oración es el "Informarle".
Es que cerca de Macri creen que en el fondo todo el problema reside en que Cristina -desde la noche del domingo 22 de noviembre- no ha tratado al Presidente electo como su par. La insólita reunión dos días después, negándose a la foto protocolar del caso y la falta de previsión para generar un espacio en el que Macri conversara brevemente con los periodistas –aunque en esto deberá hacerse justicia y recordar que hace años que en Olivos no se llevan adelante estas prácticas- fue un toque de alerta. Macri no quiere que el día de su jura y traspaso vuelva a suceder lo mismo. La decisión tomada el jueves en la máxima intimidad por el nuevo Presidente es que, de ahora en más, se le informara a la Presidente saliente qué va a suceder. Y nada más.
Claro que eso significa tomar todo tipo de precauciones para no encontrarse con sorpresas. Después del destrato que desde Ceremonial de Presidencia se sometió esta semana uno de los orfebres más importantes del mundo, Juan Carlos Pallarols, ayer por la tarde el macrismo ya tenía en su poder el bastón y la banda presidencial (esta última es responsabilidad de la Sastrería Militar). Estos dos atributos son esenciales para una de las ceremonias en discusión: el traspaso del mando.
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Como ya se ha escrito, desde el año 2002 y como producto de que fue un Presidente elegido por la Asamblea Legislativa, Eduardo Duhalde rompió con la tradición de recibir los atributos en la Casa Rosada como venia sucediendo desde tiempos inmemoriales. Los Kirchner, Néstor y Cristina siguieron adelante con ese uso, probablemente para reflejar que juraban y recibían el bastón y la banda delante de los representantes del pueblo.
La semana que pasó se ha querido confundir jura con traspaso. Lo que establece claramente el artículo 93 de la CN es sobre la ceremonia de la jura, que naturalmente debe llevarse adelante en la Asamblea Legislativa y para la que no es necesaria la presencia del Presidente saliente. Este sólo interviene en todo el día 10 de diciembre en un solo acto: entregarle al nuevo Presidente el bastón y colocarle la banda presidencial. Su breve participación termina cuando el nuevo Presidente, ya con el bastón y la banda, acompaña al mandatario saliente hasta la puerta de la explanada tras bajar juntos la escalera y caminar por el salón de los Bustos. El día es del Presidente electo. Lo que sucede no es una despedida al que se va, sino una recepción al que viene.
Nadie sabe al momento de cerrarse esta nota que va a pasar. "Esta todo explotado", explicaba anoche a este periodista una de las fuentes más importantes del nuevo gobierno. Los teorías más verosímiles y las más inverosímiles y todo tipo de hipótesis conspirativas tienen donde germinar: desde que habrá miles de kirchneristas arruinando el paso a la comitiva de Macri desde el Congreso hasta la Casa Rosada por Avenida de Mayo, pasando por que Cristina se presentará en la Asamblea Legislativa como si nada, que hay patotas organizando desmanes en la calle entre el miércoles 9 y el jueves 10, hasta que hay temor por las 300 personas que ocuparan los palcos del hemiciclo de la Cámara de Diputados donde tendrá lugar la Asamblea Legislativa. Y todo salpimentado con el centenar de visitantes oficiales extranjeros -muchos de ellos son Presidentes- que serán testigos de lo que todo lo que pase y cuya seguridad se encuentra completamente confundida y mareada por la situación. La seguridad del Congreso ese día es responsabilidad de la oficina presidencial, en virtud de la jura.
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¿Puede Cristina aparecerse en el Congreso como si nada para llevar adelante el acto de traspaso de la banda y el bastón? Sí. El macrismo ya decidió que por supuesto se la dejará entrar al Palacio, más allá de la bizantina discusión sobre si deja ser Presidente a las 23.59 del miércoles 9, en el momento en que Macri termina el juramento o si el país no tiene Presidente desde aquella hora hasta la ceremonia. "Eso sí, entra ella sola y sus custodios, nadie más" explican.
En el flamante gobierno ya dudan de que todo se trate de un capricho de CFK. Están tratando de ver más allá. ¿Llegará Cristina hasta el punto de no ponerle la banda a Macri?Ese fue el interrogante que comenzó a recorrer los pasillos del poder desde la mismísima noche del ballotage en el que resultó ganador Cambiemos. Y no por tratarse sólo de un hecho protocolar.
El entorno del Presidente electo y varios analistas políticos sospechan que Cristina en verdad ha montado un gran show de instalación para convertirse en "la" opositora al nuevo gobierno y que esta estrategia comenzó con la llamada de la noche del 22 a Macri y que siguió con la invitación a Olivos dos días después, con las descortesías del caso. Continuó con la promocionada reunión con los gobernadores peronistas, donde a gritos impuso a Ricardo Etchegaray en la AGN y a Héctor Recalde como Presidente del bloque de diputados. Y tendrá como capítulos finales todo el cotillón político preparado para esta semana, que bien podría incluir en negarse a ponerle la banda a Macri –con el pretexto de la geografía, Congreso por Casa Rosada- en un simbolismo para desconocer políticamente la autoridad que legitima y legalmente se ganó el presidente electo en las elecciones. Esto dejaría a Cristina más cerca del ridículo que de la sagacidad, pero que en el contexto de una crisis política y económica del nuevo gobierno, se entiende podría tener en su lógica del poder, otro significante.
No paso tampoco por alto en este análisis la fórmula de jura informal que muchos flamantes diputados kirchneristas utilizaron el viernes a la tarde en el Congreso. El "por Néstor y Cristina Kirchner " repetido con un rezo laico por varios de ellos fue interpretado como algo que va más allá de la casualidad o la coincidencia, aunque también deberá señalarse que en muchos casos podría ser fruto de la sinceridad, aunque curiosamente dos de los principales caciques del espacio político K en el Congreso, Máximo y Wado de Pedro, no lo hicieron.
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