La producción integral del Gobierno de la Ciudad alcanzó este sábado la octava función a sala llena en el Teatro Municipal 1° de Mayo. El equipo de artistas, realizadores y técnicos, encabezado por el director Rubén Viani, logró una repercusión inédita con esta puesta de la obra escrita por Joaquín Bonet, y música de Francisco Martínez Castro. La escala de este musical y su calidad técnica, artística y estética, marcaron un hito en la gestión que desde 2008 se propuso recuperar al coliseo santafesino como escenario emblemático de la ciudad y usina cultural.
“Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare, fue el disparador para un gran sueño santafesino que se hizo realidad en el mes de julio. Convocando artistas y realizadores escénicos de la ciudad y a un equipo de creativos que aportó su experiencia y conocimiento de la comedia musical, el Gobierno de la Ciudad reunió lo necesario para hacer historia con una nueva producción integral. Como parte de este proyecto se desarrollaron instancias de formación, y audiciones que dieron forma a un proceso que deja huella en la cultura santafesina, por el crecimiento profesional del que dan cuenta los propios artistas; y por el impulso que da a la tarea que venían realizando academias, escuelas y compañías de comedia musical. Así comenzó a gestarse “Espíritu Traidor” en el segundo semestre de 2014, y su debut se concretó el 2, 3, 4 y 5 de julio. A pedido del público, la obra se presentó nuevamente este jueves, viernes y el sábado -con dos funciones-, en la sala Mayor del Teatro Municipal 1° de Mayo.
Un regreso esperado
Rubén Viani fue elegido como director general de esta producción que él mismo definió en ocasiones como una “aventura” o un “viaje”, y a los que se entregó por completo, de manera profesional y apasionada. La dramaturgia y la música, creaciones de Joaquín Bonet y Francisco Martínez Castro respectivamente, aportaron al proyecto dos de sus principales componentes: textos y melodías que supieron conectarse con el público, llevarlo de la risa a la emoción, interpelando elementos de la identidad local. Tal como lo señalara Viani, el espíritu shakespereano sobrevoló la trama de esta versión libre del clásico, que conmovió a los santafesinos con una historia de traición, amor y cuentas pendientes que buscan sanarse en una noche de verano en la isla.
En escena y desde el foso del Teatro, 40 actores, cantantes, bailarines y músicos santafesinos deslumbraron al público en cada función. La heterogeneidad del grupo, que podría haber sido una dificultad se transformó con trabajo y dedicación en una de las fortalezas del elenco, el ensamble de bailarines, los músicos y cantantes, que aceptaron el desafío de integrar nuevos recursos al oficio que cada uno conocía. “Tavo” Angelini, Luciana Tourné y Rubén Von der Thüsen asumieron los roles protagónicos, en una puesta donde cada artista entregó lo mejor de sí y en la que brillaron todos por igual.
El Teatro Municipal contuvo durante días y noches el trabajo incansable de esos artistas, los asistentes, técnicos de escenomontaje, vestuaristas, el equipo de caracterización, sonido y luces, que conformaron un grupo de más de 100 personas.
Los medios de comunicación, y en particular las redes sociales, se hicieron eco de esta puesta desafiante, y reflejaron la entrega de todo el equipo, acompañando este hecho artístico donde se reinventaron talentos conocidos y se descubrieron nuevos.
Después de la última función, Rubén Viani valoró el esfuerzo del Gobierno de la Ciudad y de todo el equipo que formó parte de la producción: “Estoy muy contento. Las reposiciones no son fáciles porque hay que volver a sincronizar un mecanismo muy grande, sobre todo en una producción como ésta donde somos tantas personas, hay muchas escenas, músicos, equipo técnico. Es un enorme mecanismo que se tiene que sincronizar; y en ese sentido no fue una tarea fácil, sobre todo cuando hubo un desmontaje y es necesario volver a poner todo en su lugar. Fue un esfuerzo enorme de parte de la producción, los técnicos, de todo el equipo que nos pusimos este objetivo de hacer otras cuatro funciones. El espíritu del grupo estaba muy alto y creo que se logró maravillosamente bien. Hubo muchas cosas que incluso se pudieron mejorar con respecto a las primeras cuatro funciones”, expresó.
“Es un placer trabajar con actores que dejan todo en el escenario. Los técnicos también hicieron su parte. En una función se había roto una luz minutos antes de dar sala, pero ellos trajeron una escalera enorme. Puede parecer una tontería, pero no es así. Dijeron “somos Espíritu”, y se pusieron a solucionar ese problema, y a mí eso me emociona mucho. Los actores dejaron todo. Este fin de semana pasaron por un dolor muy grande por la pérdida de su amiga Verónica Bucci, tuvieron que hacer función así y lograron reponerse. Trataron de revalorizar la obra, poder hacerla y concretarla”, agregó.
Santa Fe los acompañó
A la hora del balance, la respuesta del público también fue motivo de agradecimiento para Viani: “Estoy feliz con lo que ha pasado. Me sorprende la respuesta del público, de pie en cada función. Y ya no eran primos, tíos, abuelos de los artistas, sino que es realmente un público santafesino que como hemos dicho muchas veces estuvo apoyando este proyecto de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Santa Fe. La gente reconoce que es enorme el esfuerzo que se ha hecho, y que arriba del escenario hay calidad. Hay un esfuerzo donde los artistas santafesinos brillan, donde bailan, cantan, actúan. Y donde también se ve que hubo un gasto que está arriba del escenario, en las luces, los micrófonos, vestuarios y maquillaje. Creo que eso la gente lo vio, lo reconoce, lo aplaude, lo festeja. “Espíritu Traidor” se convirtió en una fiesta, y creo que daría para muchas más funciones. Eso se va a plantear seguramente como una necesidad a futuro, ahora hay un receso y probablemente volvamos en algún momento”.
No fue una obra más
Atraer al público local a esta puesta de teatro musical fue otro de los desafíos que superó “Espíritu Traidor”: “el público fue sumamente cálido con la propuesta. Es probable que el prejuicio respecto del género siga estando, pero creo que el texto de Joaquín Bonet es maravilloso. Hay una historia interesante, el público no es tonto y quiere que le cuenten una historia que les interese, que los atrape. No me canso de escuchar la obra, aun conociéndola de memoria. Hay temas que a la gente le resuenan. La obra va pegando en cada momento en un lugar que toca al público, lo conmueve, lo hace cómplice, lo hace reflexionar. Tiene ejes temáticos que son fantásticos”.
Finalmente, Viani agradeció a todo su equipo y a la Secretaría de Cultura “por haberme permitido participar y dirigir este proyecto enorme”.
“Sigo con otros proyectos, pero realmente me va a costar mucho sacarme la sensación de esto que vivimos. Con “Espíritu Traidor” creo que podría decir “año cumplido”. Me ha llenado el corazón, el alma, de una manera enorme. Estoy feliz y no tengo otras palabras para describir lo que sucede en la sala con los actores. Todo es muy conmovedor. No fue una obra más en mi vida. En el arte uno trata de que cada cosa que hace no sea una más, siempre buscamos que esa experiencia nos conmueva, nos renueve; y sin dudar puedo decir que esta obra marca mi carrera profesional como una de las más bellas que me ha tocado dirigir”, finalizó.
Claves y nuevos desafíos
Por su parte, la secretaria de Cultura, Patricia Pieragostini destacó también el proceso creativo que se inició el año pasado para llegar a este musical con acento rockero, y la “comunión con el público que se debió a la calidad del producto tanto desde la dramaturgia, la dirección, la escenografía, pero que fundamentalmente a que puso en valor lo que somos capaces de hacer con los artistas santafesinos. Creo que ha sorprendido al público esta megaproducción, en términos de la tecnología que implicó y el proceso previo. Es una obra que dura dos horas y media, pero que en ningún momento tiene altibajos sino que es un tobogán de emociones. La música es extraordinaria, tanto en la composición como en la interpretación de nuestros músicos y cantantes. Este cruce de lenguajes que tiene la comedia musical es algo muy hermoso, integrando la danza, el teatro, la música y el canto, que siempre ofrecen una puerta de entrada al género. Hay muchos lugares desde donde conectarse y la gente lo hizo. Esta obra tiene duende, tiene ángel, algo pasó aquí. Creo que marca un hito en la escena local, tanto en el tipo de género como en la escala de la producción y esto nos anima a asumir cada vez más desafíos”.
Y adelantó que “todo esto nos hace pensar que tal vez tengamos que hacer temporada en 2016, y acostumbrarnos a tener temporada en la sala mayor de nuestro teatro con una obra local. Hay mucha gente de Paraná, Rafaela, Rosario, que preguntaron para venir y no pudieron hacerlo porque las localidades estaban agotadas. Se logró movilizar también por fuera de la ciudad, en la región. Es una obra que nos va dar la posibilidad de mostrar lo que hacemos en Santa Fe, en otras ciudades y recorrer otras regiones con esta propuesta”.
Luego de agradecer a los artistas y a todo el grupo de creativos que encabezó Viani, la funcionaria remarcó que “esto se logra cuando hay políticas culturales que tienen continuidad en el tiempo, y es lo que siempre hablamos con el intendente José Corral, que fue quien nos propuso justamente abordar la comedia musical como un género que conecta con los jóvenes. Esto es parte del recorrido que se inició en 2008 cuando empezamos a recuperar la capilla, la carpintería del Teatro, el foso, y empezábamos a soñar con que ésta sea una verdadera usina cultural donde se producen diferentes propuestas vinculadas al hecho escénico y así lo fuimos sosteniendo en el tiempo para que hoy podamos abordar una propuesta de este tipo y con esta escala”, finalizó.
Orgullo santafesino
Con “Tavo” Angelini, Luciana Tourné y Rubén Von der Thüsen en los roles protagónicos de Redo, Florencia y Martín respectivamente, el elenco estuvo integrado por Lucas Ranzani (Oreja), Camilo Céspedes (Morsa), Demián Sánchez (Ladri), Juan Candioti (Espinillo), Federico Celario Ocampo (Vetusto), Daniela Romano (Tiziana), Magalí Airala (Aldana), Martina Ponce Couré (Rocío), Guillermo Ibáñez (Johnny), Julián Reynoso (Leo), Marisa Oroño (Marta) y Mirta Rossi (Edna).
El ensamble de bailarines lo integraron Yasmin Ríos Satuf, María Jimena Gómez, María Eva Papaleo, Julieta Taborda, Mariel Barcos, Lucila Balocco, Cecilia Romero Kucharuk, Juan Pablo Porretti, Federico Wild, Franco Benítez, Maximiliano Sena, Matías Forconi, Francisco Machado y Francisco Aguirre.
Mauricio Oromez, Agustín Ferrero, Elizabeth Schmidhalter, Luciana Braunstein y Lorena Niere, formaron el coro; y la música fue interpretada en vivo por María Fernanda Lagger y Pablo Marcelo Aristein en saxo, Luisina María Gioria en flauta, Luciano Stizzoli en el piano, Nicolás Yozía en guitarra, Alexander Russell White en bajo, Hugo García en la batería y Julia Avvedutto en cello.
Producción inédita
En el equipo creativo trabajaron Barby Ostrovsky en coreografía, Magalí Acha en el diseño de escenografía; Rodrigo Martínez Castro en las orquestaciones junto al director musical; y Guillermo Pérez en el diseño de sonido. Gustavo Palacios Pilo se desempeñó en la asistencia de dirección; Alicia Ortiz y Cecilia Romero Kucharuk, en la asistencia de coreografía; y Juan Candioti fue el asistente de dirección musical.
Viani y Oscar Peiteado diseñaron la planta de luces; y Lucía de Frutos el vestuario, con la asistencia de Mercedes Barone. Los responsables de las caracterizaciones fueron Melisa Guerrero, en el diseño y realización del maquillaje; y Gastón Gerstner hizo lo propio con las pelucas y peinados. Pablo Boratto fue el operador de luces, y Carol Galvis realizó la operación de sonido en las funciones de la reposición. Las stage managers fueron Susana Formichelli, Selma López, María Fernanda Nallim y Luciana Brunetti.
Dafne Aidoni asistió en escenografía, y la realización estuvo a cargo de Leonardo Rusillo, David Lencina, Melisa Guerrero y talleres municipales que dependen de la Secretaría de Obras Públicas.
Esta reposición contó con el auspicio de Lotería de Santa Fe, Cerveza Santa Fe, Casino Santa Fe y Oca; y el apoyo de numerosas personas, instituciones y empresas locales.Espíritu Traidor: un sueño santafesino que se hizo realidad
La producción integral del Gobierno de la Ciudad alcanzó anoche la octava función a sala llena en el Teatro Municipal 1° de Mayo. El equipo de artistas, realizadores y técnicos, encabezado por el director Rubén Viani, logró una repercusión inédita con esta puesta de la obra escrita por Joaquín Bonet, y música de Francisco Martínez Castro. La escala de este musical y su calidad técnica, artística y estética, marcaron un hito en la gestión que desde 2008 se propuso recuperar al coliseo santafesino como escenario emblemático de la ciudad y usina cultural.
“Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare, fue el disparador para un gran sueño santafesino que se hizo realidad en el mes de julio. Convocando artistas y realizadores escénicos de la ciudad y a un equipo de creativos que aportó su experiencia y conocimiento de la comedia musical, el Gobierno de la Ciudad reunió lo necesario para hacer historia con una nueva producción integral. Como parte de este proyecto se desarrollaron instancias de formación, y audiciones que dieron forma a un proceso que deja huella en la cultura santafesina, por el crecimiento profesional del que dan cuenta los propios artistas; y por el impulso que da a la tarea que venían realizando academias, escuelas y compañías de comedia musical. Así comenzó a gestarse “Espíritu Traidor” en el segundo semestre de 2014, y su debut se concretó el 2, 3, 4 y 5 de julio. A pedido del público, la obra se presentó nuevamente este jueves, viernes y el sábado -con dos funciones-, en la sala Mayor del Teatro Municipal 1° de Mayo.
Un regreso esperado
Rubén Viani fue elegido como director general de esta producción que él mismo definió en ocasiones como una “aventura” o un “viaje”, y a los que se entregó por completo, de manera profesional y apasionada. La dramaturgia y la música, creaciones de Joaquín Bonet y Francisco Martínez Castro respectivamente, aportaron al proyecto dos de sus principales componentes: textos y melodías que supieron conectarse con el público, llevarlo de la risa a la emoción, interpelando elementos de la identidad local. Tal como lo señalara Viani, el espíritu shakespereano sobrevoló la trama de esta versión libre del clásico, que conmovió a los santafesinos con una historia de traición, amor y cuentas pendientes que buscan sanarse en una noche de verano en la isla.
En escena y desde el foso del Teatro, 40 actores, cantantes, bailarines y músicos santafesinos deslumbraron al público en cada función. La heterogeneidad del grupo, que podría haber sido una dificultad se transformó con trabajo y dedicación en una de las fortalezas del elenco, el ensamble de bailarines, los músicos y cantantes, que aceptaron el desafío de integrar nuevos recursos al oficio que cada uno conocía. “Tavo” Angelini, Luciana Tourné y Rubén Von der Thüsen asumieron los roles protagónicos, en una puesta donde cada artista entregó lo mejor de sí y en la que brillaron todos por igual.
El Teatro Municipal contuvo durante días y noches el trabajo incansable de esos artistas, los asistentes, técnicos de escenomontaje, vestuaristas, el equipo de caracterización, sonido y luces, que conformaron un grupo de más de 100 personas.
Los medios de comunicación, y en particular las redes sociales, se hicieron eco de esta puesta desafiante, y reflejaron la entrega de todo el equipo, acompañando este hecho artístico donde se reinventaron talentos conocidos y se descubrieron nuevos.
Después de la última función, Rubén Viani valoró el esfuerzo del Gobierno de la Ciudad y de todo el equipo que formó parte de la producción: “Estoy muy contento. Las reposiciones no son fáciles porque hay que volver a sincronizar un mecanismo muy grande, sobre todo en una producción como ésta donde somos tantas personas, hay muchas escenas, músicos, equipo técnico. Es un enorme mecanismo que se tiene que sincronizar; y en ese sentido no fue una tarea fácil, sobre todo cuando hubo un desmontaje y es necesario volver a poner todo en su lugar. Fue un esfuerzo enorme de parte de la producción, los técnicos, de todo el equipo que nos pusimos este objetivo de hacer otras cuatro funciones. El espíritu del grupo estaba muy alto y creo que se logró maravillosamente bien. Hubo muchas cosas que incluso se pudieron mejorar con respecto a las primeras cuatro funciones”, expresó.
“Es un placer trabajar con actores que dejan todo en el escenario. Los técnicos también hicieron su parte. En una función se había roto una luz minutos antes de dar sala, pero ellos trajeron una escalera enorme. Puede parecer una tontería, pero no es así. Dijeron “somos Espíritu”, y se pusieron a solucionar ese problema, y a mí eso me emociona mucho. Los actores dejaron todo. Este fin de semana pasaron por un dolor muy grande por la pérdida de su amiga Verónica Bucci, tuvieron que hacer función así y lograron reponerse. Trataron de revalorizar la obra, poder hacerla y concretarla”, agregó.
Santa Fe los acompañó
A la hora del balance, la respuesta del público también fue motivo de agradecimiento para Viani: “Estoy feliz con lo que ha pasado. Me sorprende la respuesta del público, de pie en cada función. Y ya no eran primos, tíos, abuelos de los artistas, sino que es realmente un público santafesino que como hemos dicho muchas veces estuvo apoyando este proyecto de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Santa Fe. La gente reconoce que es enorme el esfuerzo que se ha hecho, y que arriba del escenario hay calidad. Hay un esfuerzo donde los artistas santafesinos brillan, donde bailan, cantan, actúan. Y donde también se ve que hubo un gasto que está arriba del escenario, en las luces, los micrófonos, vestuarios y maquillaje. Creo que eso la gente lo vio, lo reconoce, lo aplaude, lo festeja. “Espíritu Traidor” se convirtió en una fiesta, y creo que daría para muchas más funciones. Eso se va a plantear seguramente como una necesidad a futuro, ahora hay un receso y probablemente volvamos en algún momento”.
No fue una obra más
Atraer al público local a esta puesta de teatro musical fue otro de los desafíos que superó “Espíritu Traidor”: “el público fue sumamente cálido con la propuesta. Es probable que el prejuicio respecto del género siga estando, pero creo que el texto de Joaquín Bonet es maravilloso. Hay una historia interesante, el público no es tonto y quiere que le cuenten una historia que les interese, que los atrape. No me canso de escuchar la obra, aun conociéndola de memoria. Hay temas que a la gente le resuenan. La obra va pegando en cada momento en un lugar que toca al público, lo conmueve, lo hace cómplice, lo hace reflexionar. Tiene ejes temáticos que son fantásticos”.
Finalmente, Viani agradeció a todo su equipo y a la Secretaría de Cultura “por haberme permitido participar y dirigir este proyecto enorme”.
“Sigo con otros proyectos, pero realmente me va a costar mucho sacarme la sensación de esto que vivimos. Con “Espíritu Traidor” creo que podría decir “año cumplido”. Me ha llenado el corazón, el alma, de una manera enorme. Estoy feliz y no tengo otras palabras para describir lo que sucede en la sala con los actores. Todo es muy conmovedor. No fue una obra más en mi vida. En el arte uno trata de que cada cosa que hace no sea una más, siempre buscamos que esa experiencia nos conmueva, nos renueve; y sin dudar puedo decir que esta obra marca mi carrera profesional como una de las más bellas que me ha tocado dirigir”, finalizó.
Claves y nuevos desafíos
Por su parte, la secretaria de Cultura, Patricia Pieragostini destacó también el proceso creativo que se inició el año pasado para llegar a este musical con acento rockero, y la “comunión con el público que se debió a la calidad del producto tanto desde la dramaturgia, la dirección, la escenografía, pero que fundamentalmente a que puso en valor lo que somos capaces de hacer con los artistas santafesinos. Creo que ha sorprendido al público esta megaproducción, en términos de la tecnología que implicó y el proceso previo. Es una obra que dura dos horas y media, pero que en ningún momento tiene altibajos sino que es un tobogán de emociones. La música es extraordinaria, tanto en la composición como en la interpretación de nuestros músicos y cantantes. Este cruce de lenguajes que tiene la comedia musical es algo muy hermoso, integrando la danza, el teatro, la música y el canto, que siempre ofrecen una puerta de entrada al género. Hay muchos lugares desde donde conectarse y la gente lo hizo. Esta obra tiene duende, tiene ángel, algo pasó aquí. Creo que marca un hito en la escena local, tanto en el tipo de género como en la escala de la producción y esto nos anima a asumir cada vez más desafíos”.
Y adelantó que “todo esto nos hace pensar que tal vez tengamos que hacer temporada en 2016, y acostumbrarnos a tener temporada en la sala mayor de nuestro teatro con una obra local. Hay mucha gente de Paraná, Rafaela, Rosario, que preguntaron para venir y no pudieron hacerlo porque las localidades estaban agotadas. Se logró movilizar también por fuera de la ciudad, en la región. Es una obra que nos va dar la posibilidad de mostrar lo que hacemos en Santa Fe, en otras ciudades y recorrer otras regiones con esta propuesta”.
Luego de agradecer a los artistas y a todo el grupo de creativos que encabezó Viani, la funcionaria remarcó que “esto se logra cuando hay políticas culturales que tienen continuidad en el tiempo, y es lo que siempre hablamos con el intendente José Corral, que fue quien nos propuso justamente abordar la comedia musical como un género que conecta con los jóvenes. Esto es parte del recorrido que se inició en 2008 cuando empezamos a recuperar la capilla, la carpintería del Teatro, el foso, y empezábamos a soñar con que ésta sea una verdadera usina cultural donde se producen diferentes propuestas vinculadas al hecho escénico y así lo fuimos sosteniendo en el tiempo para que hoy podamos abordar una propuesta de este tipo y con esta escala”, finalizó.
Orgullo santafesino
Con “Tavo” Angelini, Luciana Tourné y Rubén Von der Thüsen en los roles protagónicos de Redo, Florencia y Martín respectivamente, el elenco estuvo integrado por Lucas Ranzani (Oreja), Camilo Céspedes (Morsa), Demián Sánchez (Ladri), Juan Candioti (Espinillo), Federico Celario Ocampo (Vetusto), Daniela Romano (Tiziana), Magalí Airala (Aldana), Martina Ponce Couré (Rocío), Guillermo Ibáñez (Johnny), Julián Reynoso (Leo), Marisa Oroño (Marta) y Mirta Rossi (Edna).
El ensamble de bailarines lo integraron Yasmin Ríos Satuf, María Jimena Gómez, María Eva Papaleo, Julieta Taborda, Mariel Barcos, Lucila Balocco, Cecilia Romero Kucharuk, Juan Pablo Porretti, Federico Wild, Franco Benítez, Maximiliano Sena, Matías Forconi, Francisco Machado y Francisco Aguirre.
Mauricio Oromez, Agustín Ferrero, Elizabeth Schmidhalter, Luciana Braunstein y Lorena Niere, formaron el coro; y la música fue interpretada en vivo por María Fernanda Lagger y Pablo Marcelo Aristein en saxo, Luisina María Gioria en flauta, Luciano Stizzoli en el piano, Nicolás Yozía en guitarra, Alexander Russell White en bajo, Hugo García en la batería y Julia Avvedutto en cello.
Producción inédita
En el equipo creativo trabajaron Barby Ostrovsky en coreografía, Magalí Acha en el diseño de escenografía; Rodrigo Martínez Castro en las orquestaciones junto al director musical; y Guillermo Pérez en el diseño de sonido. Gustavo Palacios Pilo se desempeñó en la asistencia de dirección; Alicia Ortiz y Cecilia Romero Kucharuk, en la asistencia de coreografía; y Juan Candioti fue el asistente de dirección musical.
Viani y Oscar Peiteado diseñaron la planta de luces; y Lucía de Frutos el vestuario, con la asistencia de Mercedes Barone. Los responsables de las caracterizaciones fueron Melisa Guerrero, en el diseño y realización del maquillaje; y Gastón Gerstner hizo lo propio con las pelucas y peinados. Pablo Boratto fue el operador de luces, y Carol Galvis realizó la operación de sonido en las funciones de la reposición. Las stage managers fueron Susana Formichelli, Selma López, María Fernanda Nallim y Luciana Brunetti.
Dafne Aidoni asistió en escenografía, y la realización estuvo a cargo de Leonardo Rusillo, David Lencina, Melisa Guerrero y talleres municipales que dependen de la Secretaría de Obras Públicas.
Esta reposición contó con el auspicio de Lotería de Santa Fe, Cerveza Santa Fe, Casino Santa Fe y Oca; y el apoyo de numerosas personas, instituciones y empresas locales.
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