Alrededor de las 19.50 finalizó esa fantástica comunión que existe entre el plantel y los hinchas, quienes colmaron el Coloso para brindarle su apoyo al grupo.
La Capital |
El Banderazo, ese ritual sagrado de los hinchas, ya se transformó en un clásico de los simpatizantes, que lo viven y lo palpitan como si fuera el partido en sí mismo, al punto de llegar a colmar casi en su totalidad todas las tribunas del estadio, el que se empezó a cubrir ni bien se abrieron las puertas del Coloso, apenas pasadas las 18.30.
Minutos después de las 19.15 el plantel pisó el césped del estadio y recibió una cerrada ovación de parte de los hinchas, quienes enseguida la pidieron que "cueste lo que cueste... el domingo tenemos que ganar". O otra que suena cada domingo en el estadio: "Baila la lepra, baila, baila de corazón...".
Los rostros de los jugadores hablaban por sí solos. Algunos aplaudían, otros sonreían, y no faltaban los que no dejaban de sorprenderse, pese a que ya lo vivieron en varias ocasiones. Pero semejante muestra de fidelidad no pasa desapercibida para nadie.
No faltaron las bengalas ni los fuegos artificiales para expresar su amor incondicional a los colores rojos y negros, sin importar la ubicación en la tabla ni el momento del equipo, más allá de que el hincha tenga muchas expectativas en este ciclo que comenzó hace poco y que tiene en Lucas Bernardi a la cabeza visible.
"El banderazo de Newell\'s es la expresión de amor de los hinchas a su club más grande del mundo. No hay nada igual en ninguna parte", escribió otro hincha en un tuit, al que pocas palabras le bastaron para dejar sentado el verdadero sentimiento del hincha leproso.
Como es costumbre, los hinchas hicieron su parte, le brindaron un reconocimiento conmovedor y un apoyo incondicional a los jugadores y al cuerpo técnico, quienes ahora tienen que demostrar que están a la altura de semejante muestra de cariño, de fidelidad y de expresión movilizante para todo el pueblo leproso.
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