La Ministra de Educación de la Provincia de Santa Fe atribuyó la frase de Miguel Lifschitz “Queremos que Santa Fe sea la Finlandia de Argentina”, a los deseos de que la mejor educación del país pueda llevarse adelante en territorio provincial. No descartó seguir al frente de la gestión después de diciembre.
La Capital |
Tras una dura campaña política para retener la gobernación de Santa Fe, donde el Ministerio de Educación se involucró directamente, la titular de la cartera, Claudia Balagué, se muestra relajada y hasta no descarta seguir al frente de la gestión si se lo ofrecen. Defiende estadísticas propias que le aseguran que "disminuyó el abandono en la escuela secundaria" y que 8 de cada 10 adolescentes están en este nivel. Y atribuye a la polémica frase "hacer de Santa Fe la Finlandia de Argentina" del gobernador electo al deseo de "hacer de la provincial la mejor educación del país".
A pocos días de retomar la segunda mitad del año, y en el último tramo de la gestión de Antonio Bonfatti, la ministra de Educación repasa los programas que se proponen consolidar. Menciona, entre otros, el de jornada ampliada, por el que los chicos permanecen más horas en la escuela; el Vuelvo a Estudiar, al que le asigna no solo la recuperación de los jóvenes que habían dejado la escuela, sino también un carácter preventivo y destaca el incremento de un 47 por ciento de la matrícula en el nivel superior, en los últimos dos años, sobre todo por la creación de 25 nuevas tecnicaturas. Reconoce que la reforma de los planes de estudio en el nivel superior es lo que le sigue dando dolor de cabeza y que uno de los problemas para atender en la escuela secundaria "es la falta de motivación que tienen los chicos".
—El Ministerio de Educación tuvo una participación muy directa en la campaña política provincial, sobre todo pidiendo la "continuidad" del proyecto en marcha. Ahora que está esa posibilidad, ¿en qué se hará hincapié en este tramo del año que queda?
—Si bien fue una elección muy ajustada, con una dinámica electoral diferente a la que se pensaba en un principio, se refrendó el liderazgo del Frente Progresista dentro de la provincia para darle continuidad a las políticas públicas que se vienen trazando desde hace muchos años, y que se han enriquecido con la participación de cada uno de los ciudadanos santafesinos. Esa construcción de políticas públicas participativas es una de las cosas más interesantes que hemos logrado. Nos queda como desafío de acá a fin de año poder dejar consolidados y establecidos algunos programas que hemos podido demostrar que han dado resultados positivos. No todas las cosas que uno planifica o desarrolla dan buenos resultados en educación.
—¿A qué programas se refiere?
—En primaria, a uno que recién está en los comienzos y es el de Comunidades de Aprendizaje, que ya tiene una valoración internacional, involucra a las familias en el aula y se trabaja con estrategias pedagógicas que contribuyen mucho a mejorar la educación. El de jornada ampliada, que en Santa Fe ha tomado características propias a partir de lo que venimos discutiendo con los docentes para incorporar espacios de arte, de danzas y teatro y trabajar con los chicos desde otros lugares; además de la "pedagogía emprendedora", que somos la única provincia que lo ha hecho. En el nivel inicial hemos incorporado las tablets en los jardines, que está dando resultados interesantes y por eso lo vamos a ampliar de aquí a fin de año con la entrega en todos los jardines que están localizados en los barrios del Plan Abre. Y en el caso de la secundaria, el plan Vuelvo a Estudiar que ha tomado vuelo propio. A partir de la presentación original que hicimos en 2013 fue tomando distintas ramas, con todo un trabajo con el gabinete social donde empezamos a buscar a los chicos casa por casa, atendiendo a problemáticas educativas y sociales que estaban impactando en ese abandono de la escuela secundaria, que nos ha permitido mejorar los números dentro de este nivel. Y que además ha tomado diversas líneas como el programa Tiempo de Superación, que se hace con diversos gremios, y el Vuelvo Virtual que incorpora a jóvenes y adultos que no entraban en ninguna de las posibilidades anteriores por muy diversas causas.
—¿Cuáles son los proyectos que no han dado los resultados esperados?
—Uno de los temas que para nosotros quedó a medio camino fue el de las reformas curriculares, fundamentalmente en el nivel superior. Es una deuda pendiente. Hubo algunos intentos de transformación que no fueron asimilados por la comunidad educativa de superior y por lo tanto hubo que reformular toda la estrategia de debate de ese cambio curricular. Es algo que todavía está en proceso, que en algunos profesorados ha avanzado de manera sustancial, pero todavía hay cambios pendientes.
—Entre esos logros que menciona está el Vuelvo a Estudiar dirigido a los que regresan al aula. ¿Qué estrategias preventivas tiene el ministerio para los chicos que por diversas razones están en riesgo permanente de dejar la secundaria?
—Tenemos una inclusión del 81,56 por ciento de los chicos poblacionalmente censados hoy en la escuela secundaria. Por supuesto que falta casi un 20 por ciento. Y ese es un número importante.
—¿Es decir que 8 de cada 10 adolescentes están en el secundario? ¿Es así? ¿Esa cifra se corresponde con la realidad? ¿De dónde surge?
—Sí, es así. Es una cifra que se corresponde con la realidad y responde al Ministerio de Educación provincial que toma los datos censales con los datos nominales que tenemos de los chicos que están dentro de la escuela. Eso ha ido mejorando paulatinamente. Tenemos un incremento desde el 2008 al 2014 de un 4,52 por ciento de chicos que no estaban en el 2008 y ahora están. Y particularmente en el grupo etario de 15 a 19 años, que es el más crítico, el incremento fue de un 7,73 por ciento con un ascenso marcado a partir del Vuelvo a Estudiar. Ahora bien, este plan está pensado para los chicos que vuelven a la escuela pero también para que se vayan reformulando las estrategias pedagógicas dentro de la secundaria. Esa sería la parte preventiva. Hay cierta flexibilidad dentro de la escuela. De hecho empezamos a incorporar chicos en cualquier momento del año dentro de la secundaria, cosa que antes era impensado. Esto obliga a la escuela a trabajar de otra manera a la que tradicionalmente estaba acostumbrada. Y al tener que pensar trayectorias diferenciadas eso beneficia también y previene el abandono del chico que ya está.
—¿Tiene que ver sólo con estrategias pedagógicas la solución a estos problemas de exclusión escolar? ¿Qué pasa con los chicos que dejan para trabajar de "soldaditos", que viven atravesados por distintas violencias o que deben atender a sus hermanos más pequeños?
—Por eso en el Vuelvo a Estudiar está trabajando el Gabinete Social, y que si bien lidera el Ministerio de Educación siempre están involucrados equipos de desarrollo social, de salud, de los municipios y comunas. Sabemos que es así, que no se puede abordar exclusivamente desde educación.
—Igual los docentes afirman sentirse solos, no estar acompañados como se requiere para atender a estas realidades.
—No digo que esté solucionado ni mucho menos, pero hay cosas que han contribuido mucho a que eso vaya cambiando. Por ejemplo, al trabajo en las mesas barriales del Plan Abre se empezaron a incorporar cada vez más docentes, directivos. Algunos lo hacen desde muchos años, no es mérito absoluto de un programa. Me acuerdo siempre el caso del barrio Las Flores, donde los docentes y la directora contaban que permanentemente trabajan con el centro de salud, por ejemplo para atender los casos de embarazos adolescentes. Todo eso es lo que va dando alguna respuesta. Reitero: no son todas las respuestas, falta casi un 20 por ciento de los chicos y es mucho. Pero no tenemos que dejar de ver lo que se avanzó, que es muy significativo. En el período 2012-2014, el abandono en secundaria disminuyó un 3,4 por ciento, por lo que el sistema logró retener 6.700 chicos. Además del aumento de matrícula, como consecuencia directa o indirecta de la aplicación del Vuelvo a Estudiar y de otras estrategias que se surgen de las propias escuelas, también disminuyó el abandono. Es decir, hay un número importante de chicos que según las estadísticas hubieran dejado la escuela y que no lo hicieron. La tendencia se detuvo y se comenzó a revertir. Lo cual avala la evaluación de que las acciones realizadas para que los chicos vuelvan a la escuela también contribuyen a frenar el abandono. Hay que seguir trabajando. Ese es uno de los desafíos y no solo eso: también hay que mejorar la motivación de los chicos dentro de la secundaria.
—¿Cómo sería esa mejora?
—Los chicos abandonan por problemas sociales, embarazos precoces, tener que trabajar, entre otros problemas relevados y que sabemos, pero muchos también están desmotivados. Están dentro de la escuela pero no aprueban las materias, empieza la repitencia y eso es también causal de abandono, aunque el chico no tenga esa problemática social. Hay mucho para trabajar aquí en innovación dentro de la secundaria: con las Tics, que implica enfrentar un cambio de paradigma donde ya no es el docente el sabelotodo sino un orientador; cómo trabajar la interdisciplinar, que es algo que nos cuesta mucho, no solo en la secundaria. Podemos empezar a hacer algo muy interesante si tomamos algunas experiencias docentes que ya lo están haciendo y les da resultado. El desafío es llevar esas experiencias positivas a la universalidad del sistema.
—¿Seguirá al frente del Ministerio de Educación en el gobierno de Lifschitz?
—Todavía no lo sabemos. Por supuesto que Miguel Lifschitz está trabajando estas nuevas ideas en cuanto al gabinete. Lo analiza él, pero también dentro de todo el Frente Progresista. Esto lleva varias reuniones donde se gestan estos acuerdos sobre cuál será el futuro gabinete en cada una de las áreas ministeriales. No hay todavía ninguna definición, y a mí me parece bien porque falta mucho.
—Pero si le ofrecieran seguir en el cargo, ¿aceptaría?
—Yo siempre asumí las responsabilidades que me han tocado en este marco. Un marco de trabajo político que vengo haciendo desde hace muchísimos años; y cuando uno trabaja con convicción, con ideales, con esta propuesta que hemos construido en tantos años y entre mucha gente siempre he aceptado las propuestas que me han hecho para ocupar determinados lugares. Por supuesto con gran compromiso porque este tipo de lugares, como en su momento fue el decanato de la Facultad (de Bioquímicas), y ahora el Ministerio de Educación son tareas de muchísima responsabilidad y trabajo. Es un compromiso fundamentalmente ideológico donde se ponen en juego muchas cosas: tiempo, esfuerzo, trabajo y dedicación.
—"Queremos que Santa Fe sea la Finlandia de Argentina", sostuvo Lifschitz en un debate político televisivo y en plena campaña. ¿Qué piensa de esa idea?
—En esos debates siempre hay muy poco tiempo para decir lo que uno quiere hacer. Me parece que fue una frase contundente en cuanto a transmitir que queremos desarrollar la mejor educación en Santa Fe. Hoy Finlandia por un montón de cosas está vista con mucho interés por todos los sistemas educativos del mundo en cuanto a las mejoras que logró en muchísimos aspectos, y siempre hay alguna referencia bibliográfica en cuanto al desarrollo de alguna infraestructura escolar totalmente diferente, hasta esto de abandonar las disciplinas y pasar a las interdisciplinas. Es mucho lo que hay para analizar en cuanto a lo que se viene haciendo en Finlandia. Eso no quiere decir copiar el modelo de Finlandia, sino que entiendo que la frase estuvo referida a que la mejor educación de la Argentina pueda llevarse adelante en la provincia de Santa Fe.
El crecimiento de las tecnicaturas
El aumento en un 47% de la matrícula en el nivel superior es el logro que la ministra Claudia Balagué elige ponderar del nivel superior. Un incremento generado sobre todo a partir de la creación de 25 nuevas tecnicaturas en toda la provincia, entre el año pasado y el actual. “Es importantísimo en cuanto a la cantidad de chicos que hoy acceden al nivel superior”, opina sobre los profesorados de formación docente y en particular sobre estas nuevas carreras terciarias.
Dice que el trabajo más interesante es conocer dónde y por qué se han ido abriendo estos nuevos espacios. “Por ejemplo en barrio Yapeyú de Santa Fe o en el barrio Las Flores se abrió enfermería y mantenimiento de equipos biomédicos, con un enorme impacto. Hay muchos chicos que no tenían idea siquiera que podían acceder a esas carreras de nivel superior”, expresa y nombra también otras formaciones que afirma han tenido muy buena llegada, como gastronomía o turismo. Este último caso, remite a la propuesta elaborada en conjunto con el Ente de Turismo de la Municipalidad de Rosario.
Otra línea que destaca de estas nuevas ofertas académicas es el desarrollado en los parques industriales, que demandan sobre todo técnicos. Explica que aquí se trabajó en alianza con las empresas y fábricas para conocer qué formación se necesitaba, “no para generar una oferta educativa a medida sino para tener una formación flexible para desempeñarse en un mismo territorio”. Describe a ese trabajo como muy positivo, incluso con las propuestas más innovadoras como las que abordan las energías renovables.
También destaca que estas tecnicaturas permiten a los jóvenes no tener que mudarse a las grandes ciudades para encontrar una oferta de estudio, además de favorecer el arraigo en las poblaciones.
Dice que el trabajo más interesante es conocer dónde y por qué se han ido abriendo estos nuevos espacios. “Por ejemplo en barrio Yapeyú de Santa Fe o en el barrio Las Flores se abrió enfermería y mantenimiento de equipos biomédicos, con un enorme impacto. Hay muchos chicos que no tenían idea siquiera que podían acceder a esas carreras de nivel superior”, expresa y nombra también otras formaciones que afirma han tenido muy buena llegada, como gastronomía o turismo. Este último caso, remite a la propuesta elaborada en conjunto con el Ente de Turismo de la Municipalidad de Rosario.
Otra línea que destaca de estas nuevas ofertas académicas es el desarrollado en los parques industriales, que demandan sobre todo técnicos. Explica que aquí se trabajó en alianza con las empresas y fábricas para conocer qué formación se necesitaba, “no para generar una oferta educativa a medida sino para tener una formación flexible para desempeñarse en un mismo territorio”. Describe a ese trabajo como muy positivo, incluso con las propuestas más innovadoras como las que abordan las energías renovables.
También destaca que estas tecnicaturas permiten a los jóvenes no tener que mudarse a las grandes ciudades para encontrar una oferta de estudio, además de favorecer el arraigo en las poblaciones.
Reclamo histórico de los privados
Uno de los reclamos históricos de los maestros de la educación privada es contar con concursos abiertos, públicos, para que acceder a un cargo docente no sea una decisión arbitraria de las patronales de los colegios. Una cuestión sobre la que la ministra Balagué considera que “hay que dar un paso adelante”. Y dice que para eso es necesario seguir trabajando en el marco de la paritaria con el gremio docente (Sadop) y también en el marco del Consejo Asesor, que asegura desde hace poco tiempo se lo ha revitalizado. Este cuerpo está integrado por el Ministerio, el gremio y las entidades propietarias.
“La idea es llegar a un buen acuerdo de cómo alcanzar esta propuesta” (de los concursos y que además implica reconocer escalafones para los nombramientos), anticipa Balagué. Y dice que para esa meta no hay plazos fijados al tiempo que reconoce que se “trata de un reclamo histórico” del sector.
En junio pasado, una movilización de estudiantes secundarios de una escuela privada de la zona sur de Rosario que salió a pedir cambios en la dirección de la escuela, que se había “autoelegido” y alejado de los principios de educación inclusiva, puso otra vez en debate la necesidad de contar con concursos docentes para el ingreso y el ascenso en los cargos; concursos públicos, abiertos y democráticos. Esa movida no hizo más que respaldar la legítima petición de años de los educadores de la enseñanza privada.
“La idea es llegar a un buen acuerdo de cómo alcanzar esta propuesta” (de los concursos y que además implica reconocer escalafones para los nombramientos), anticipa Balagué. Y dice que para esa meta no hay plazos fijados al tiempo que reconoce que se “trata de un reclamo histórico” del sector.
En junio pasado, una movilización de estudiantes secundarios de una escuela privada de la zona sur de Rosario que salió a pedir cambios en la dirección de la escuela, que se había “autoelegido” y alejado de los principios de educación inclusiva, puso otra vez en debate la necesidad de contar con concursos docentes para el ingreso y el ascenso en los cargos; concursos públicos, abiertos y democráticos. Esa movida no hizo más que respaldar la legítima petición de años de los educadores de la enseñanza privada.
El 1º grado se seguirá repitiendo
La provincia no avanzará con la propuesta de hacer de los dos primeros grados una unidad pedagógica. Una iniciativa que se traduce en que los chicos no repitan el primer grado y que cosechó cada vez que se la intentó aplicar no pocas polémicas. Según la ministra, hay mucho debate sobre este tema y entiende “que no están dadas las condiciones para implementarlo”. “Todavía las escuelas primarias no están preparadas para que esto dé un resultado positivo. Todos sabemos que si el docente no está convencido y la escuela no está preparada para llevarlo adelante no tiene sentido escribir una resolución”, analizó.
Recordó además que tampoco los padres ven con buenos ojos estos cambios en el primer ciclo de la escolaridad primaria, que propone mirar a los dos primeros grados como “una unidad pedagógica” donde los chicos se van apropiando de los saberes con distintos ritmos, de acuerdo a sus aprendizajes. Así entendido, hay una continuidad entre el primero y segundo grado, y en los papeles la repitencia en el primer grado no estaría admitida. “No digo que esta propuesta esté bien o mal, sino que no está trabajada suficientemente para que se interprete que ese cambio pueda dar un resultado”.
Recordó además que tampoco los padres ven con buenos ojos estos cambios en el primer ciclo de la escolaridad primaria, que propone mirar a los dos primeros grados como “una unidad pedagógica” donde los chicos se van apropiando de los saberes con distintos ritmos, de acuerdo a sus aprendizajes. Así entendido, hay una continuidad entre el primero y segundo grado, y en los papeles la repitencia en el primer grado no estaría admitida. “No digo que esta propuesta esté bien o mal, sino que no está trabajada suficientemente para que se interprete que ese cambio pueda dar un resultado”.
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