El director técnico rojinegro, Américo Gallego, redobló la apuesta de cara a una temporada en la que Newell’s afrontará el desafío de volver a ser protagonista del torneo de primera división.
La Capital |
Américo Rubén Gallego no es de aquellos técnicos que se guardan los pensamientos. Es claro y conciso cada vez que habla. A las frases no hay que leerlas entre líneas precisamente por su contundencia. Se expresa de manera cristalina. Siempre fue de la misma forma y en esta vuelta al fútbol argentino eso lo conserva inalterable. Y deja conceptos que resaltan como cuando dijo que “tenemos un plantel unido y creo que vamos a pelear el campeonato”. O, en el mismo sentido, afirmó que “quiero hacer historia en este Newell’s”. También siguió pidiendo y entregó otro mensaje a los dirigentes: “Necesito refuerzos y algún regalito me van a dar, ja”.
Era cerca de las 13.30 cuando el Tolo, vestido con chomba blanca a rayas, dejó el comedor del hotel para tener el primer contacto en esta ciudad. Bajó de la escalera serio como siempre, una actitud sobre la que él mismo bromea, aunque aclara que ahora sonríe mucho más. Por eso cuando empezó a hablar de este presente la sonrisa le apareció plena. “Estoy contento porque el grupo está unido y trabaja con alegría”, sostuvo en el arranque a la vez que contaba que a Necochea “si no venía con Newell’s no venía más, porque siempre voy a otros lugares”.
Mientras habla se toca la ceja y se le iluminan los ojos. Se le nota la felicidad. Y sigue hablando en un monólogo inicial recordando que en el grupo “tengo algunos jugadores que vivieron la felicidad de salir campeones, pero acá empezamos todos de cero. Hay algunos que pueden llegar porque faltan refuerzos (ver aparte)”.
"Todo está bien. Tenemos un plantel muy unido y creo que vamos a pelear el campeonato", tiró en otro pasaje de una entretenida y jugosa charla.
Newell\'s entrena en triple turno con gimnasio en el medio buscando el poderío desde lo físico. Por eso expresó que "estamos haciendo trabajos como necesita el equipo, es decir presionando en la mitad de la cancha. Tengo buenos delanteros, puedo jugar con dos nueve y dos por afuera. Hay que arreglar la defensa donde el año pasado tuvo algunos problemas".
Sin espacio para una pregunta el Tolo confesó que "pensé que me iba a encontrar con otro Newell\'s". Y ahí sí fue interrumpido con la pregunta de rigor: "¿En qué sentido, más difícil?". Gallego se rió y esbozó un largo "nooo. Ya las pasé todas. Nada que ver. Los muchachos tienen un humor bárbaro. Y eso será un factor importante en el torneo".
Primero se fue Carlos Torres (a Jorge Wilstermann de Bolivia) y ahora Guillermo Ortiz (Aldosivi).
—Lo de Ortiz es simple. Al que no tiene ganas de vestir la camiseta de Newell\'s no puedo tenerlo disconforme porque le hace mal al plantel, por eso le permito que busque otro horizonte. Dios quiera que tenga suerte porque es un buen jugador, pero acá no tiene cabida. Me contó que era suplente siempre y como a mí, años atrás, me gustó que me vendieran a River hay que dejarlo partir. Lo mismo que el chico Torres, que se fue a Bolivia. No les puedo cortar la ilusión.
Al que se lo vio bien, entre otros, es a Bernardello.
—Sí. Va a formar una dupla importante con Villalba. Hay un buen mediocampo. Y ni hablar de la posibilidad de contar con Ponce, un jugador de área. Tenemos a Scocco recuperado de la lesión, están afilados Figueroa, Tevez y Vieyra. Para mí es una alegría inmensa manejar estos jugadores.
Cuando llegás a una entidad siempre cobijás algún juvenil. En 2004 fue con Rodas y ahora con Joaquín Torres.
—(Asiente y se enorgullece) Cuando voy a un club veo las inferiores, vi varios videos y saqué mis propias conclusiones. Es petiso y tiene un aire a (Matías) Pisano, de Independiente. Este me parece que tiene más gol. Lo estoy mechando con los más grandes. Está respondiendo muy bien y espero que sea importante, un suplente o titular. Acá no se sabe, ja.
El Tolo respondió todas las preguntas y lo hizo explayándose y sin ocultar nada. Y en el final posó para las fotos de Ovación antes de retirarse para la siesta reparadora y pensando en la última práctica del día.
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