El incremento, desde fines del año pasado hasta el momento, promedia el 35 por ciento. Salud provincial lo considera “injustificado”. Los pasivos, provinciales y nacionales, detallan el impacto. Los adultos mayores buscan mayores descuentos en las farmacias sindicales o mutuales de la ciudad.
.Diario UNO |
Aproximadamente, desde fines del año pasado hasta lo que va de julio, el precio de los medicamentos tuvo un incremento del 35 por ciento para la venta al público en el país. En la provincia de Santa Fe, uno de los grupos poblacionales afectados fue el de los jubilados, tanto provinciales como nacionales, tomando en consideración a quienes tienen obra social.
Otro análisis merece la situación de monotributistas y pequeños trabajadores independientes, cuyas obras sociales, si las tienen, cuentan con un padrón de prestadores cerrado, coberturas de medicamentos reducidas, entre otras limitaciones. Este grupo, en general, opta muchas veces por los hospitales y centros de salud públicos, en donde suele encontrar más y mejor atención.
Con respecto a los jubilados provinciales, si bien gozan de importantes descuentos en la compra de medicamentos de uso crónico, que van del 50 hasta el 90 por ciento en situaciones particulares, también sintieron el impacto.
Así lo aseguró Mirta Thout, expresidenta y actual asesora de la Federación Previsional de la provincia de Santa Fe, quien explicó que la inflación superó al poder adquisitivo consolidado hasta el momento, lo que perjudicó la compra de los remedios de todos los meses.
En ese sentido, expresó: “Si bien tenemos una de las mejores obras sociales del país y nos hace importantes descuentos, en mi caso particular consumo cuatro remedios por día. En enero de 2014 me costaban, en total, entre 350 y 400 pesos al mes; y hoy me salen entre 700 y 800 pesos”.
“A eso hay que agregar –enumeró Thout– que, desde fines del año pasado, comenzaron a faltar muchos de los medicamentos que tomamos, con lo cual la cosa se complicó. También, que algunos profesionales recetan los que están fuera del vademécum de la obra social, y no entienden que esta no los reconoce”.
Vale aclarar que los casos especiales son evaluados en forma estricta y la cobertura puede alcanzar el ciento por ciento en Iapos.
A nivel nacional
Algo similar sucede con los jubilados nacionales, cuya totalidad es beneficiaria de Pami (Programa de Atención Médica Integral). Y si bien también tienen descuentos, la cuestión se complica un poco más porque el 75 por ciento de ellos, en todo el país, cobra la jubilación mínima (2.757 pesos); mientras que en la provincia de Santa Fe, el haber mínimo para los pasivos es mayor (4.173 pesos).
Visitando www.pami.org.ar, la página web de la obra social de los jubilados nacionales, se puede saber en detalle cuáles son los beneficios. Allí se lee: “Cobertura general: del 50 al 80 por ciento del precio venta público: contempla medicamentos para patologías de mayor frecuencia en las personas mayores (cardiovasculares, neurológicas, entre otras)... Cobertura especial al 100 por ciento para tratamientos por vía de excepción: especiales, oncológicos, hemofilia, VIH, inmunosupresores; discapacidad, y los subsidiados por razones sociales: dando respuesta a las distintas realidades de los afiliados, se fortalece la garantía de accesibilidad a los medicamentos, mediante la posibilidad del otorgamiento de un subsidio a tal fin”.
Consultada sobre esta cuestión la presidenta de la Federación Santafesina de Entidades de Jubilados y Pensionados Nacionales, Mirtha Álvarez de Dorigo, aseguró: “Hasta el momento no hemos recibido reclamos”, vinculados al incremento de los precios de los fármacos. Y señaló: “El Pami siempre realiza una evaluación de la situación de cada persona, en caso de que tenga que otorgársele una cobertura del ciento por ciento”.
Una mirada crítica
Diario UNO de Santa Fe dialogó con el farmacéutico Guillermo Cleti, uno de los directores del LIF SE (Laboratorio Industrial Farmacéutico Sociedad del Estado), el organismo público provincial productor de fármacos, quien analizó y cuestionó el comportamiento del mercado farmacéutico nacional.
—Cleti, ¿cree que es razonable el aumento del precio de los medicamentos?
—No. El incremento no es razonable, desde la óptica y opinión que tengo como director de un establecimiento productor de medicamentos. Si se quieren justificar los incrementos porque aumentaron los costos de producción, esto no es correcto. Los costos de producción suelen ser el componente que menos influye en el precio final.
“Tampoco guarda relación con los costos en investigación científica que pueden hacer los laboratorios, los cuales si bien son altos, se recuperan en los primeros años de comercialización. En la conformación de ese precio influyen muchas variables: el costo de producción (investigación, empaque, marketing, ganancias) y luego los gastos y las ganancias de la comercialización de los mismos por mayoristas y minoristas”, agregó el funcionario.
Y acotó: “Todas estas variables, asociadas a un proceso inflacionario, impactan en el precio final y en el bolsillo de la población. Más del 60 por ciento del gasto total de medicamentos en Argentina sale de los hogares (según estadísticas de estudios en medicamentos)”.
—¿El Gobierno Nacional hace lo necesario para regular el acceso universal a los mismos, fundamentalmente en los sectores más vulnerables?
—La Nación, a través del Programa Remediar (vigente desde el 2002), facilita el acceso a los medicamentos a sectores vulnerables de la población, a través de la provisión de botiquines, constituidos por un listado de medicamentos destinado a dar cobertura en el primer nivel de atención de la salud. También garantiza tratamientos a través de otros programas nacionales, como pueden ser sida, maternidad e infancia y tuberculosis. Aún así, los precios siguen subiendo.
—Usted, ¿qué soluciones propondría?
—La compra centralizada de medicamentos y la producción pública son algunas de las medidas que se están practicando para contener la subida de precios, pero en mi opinión el Estado nacional debería ensayar alguna alternativa más para tal efecto. La mayoría de los países desarrollados han tomado medidas de control y regulación de precios, a través de sus agencias sanitarias. En Argentina, debería ser a través de la Anmat u otra agencia que cumpla ese rol.
—Hay quienes sostienen que una forma de bajar los precios sería “reimpulsando” la ley de medicamentos genéricos, vigente desde 2002, algo que el Estado nacional quizás no esté haciendo, ¿cuál es su opinión?
—La ley tiene vigencia, pero por sí sola no creo que cambie la ecuación. Como toda normativa, es necesario que se audite si se aplica o no. Su aplicación depende de la acción coherente de dos actores fundamentales dentro del sistema de salud, como lo son los médicos y farmacéuticos.
“A su vez, del interés del paciente de informarse y de respetar la cadena correcta de comercialización del medicamento. La población exige el cumplimientos de una ley, por ejemplo prescripción por nombre genérico, pero luego va y compra en un kiosco o almacén. Todos tenemos nuestras responsabilidades”, agregó Cleti.
—Otros sectores, incluyendo farmacéuticos, aseguran que el efecto terapéutico de los genéricos no es tan bueno como el de los medicamentos de laboratorios reconocidos.
—Es común que se generen estos comentarios o campañas de desprestigio. Imagino que son de parte de aquellos que necesitan defender sus marcas y negocios. Cuando digo “negocio”, no quiere que se mal interprete. Está bien que quienes producen medicamentos quieran tener ganancias, pero no de una manera tan salvaje. Este desprestigio también alcanzó históricamente a los productores públicos y el LIF no ha escapado a ello.
E insistió: “En este caso, puedo hacerme cargo de lo que producimos en el LIF, que es una institución con más de 60 años de trayectoria. La calidad es una sola. No hay un medicamento de calidad y otro de «más o menos» calidad. Si un fármaco está bajo sospecha, sería interesante que los profesionales de la salud y consumidores denuncien estas falencias a través del sistema de farmacovigilancia”.
Hechos por el Estado
La provincia de Santa Fe –con el LIF y el LEM de Rosario– lleva adelante la producción pública de medicamentos, concebidos como un bien social y no como una mercancía, para facilitar y ampliar el acceso a los mismos y dar respuesta a gran parte de las propias necesidades de su sistema de salud y, asimismo, proveer a Nación y a otras provincias.
Consultado Guillermo Cleti sobre si políticas de este tipo podrían aplicarse en el resto del país como modo de ir en contra de los abusos del mercado, y si es factible hacer medicamentos accesibles aunque de calidad, respondió: “Siempre es posible producir medicamentos de calidad trabajando a conciencia”.
Y enfatizó: “El Estado debe emprender la producción teniendo claro el concepto de que es un bien social. Es decir, debe garantizar que sea accesible, oportuno, ligado a los costos de producción y de comprobado efecto terapéutico”.
“Ahora bien –diferenció el director del LIF–, que cada provincia tenga su propio emprendimiento productivo podría ser de utilidad, solo si estos laboratorios no sean generados para producir más de lo mismo. Hablo de especialización de la producción para nuevos emprendimientos, de acuerdo a las necesidades y estrategias en salud: locales, regionales y nacional”.
A pedido de Nación
—Cleti, ¿cuáles son los proyectos del LIF para ampliar o diversificar sus políticas actuales?
—En breve, comenzaremos la producción de morfina y metadona, que son dos especialidades destinadas al tratamiento del dolor, puntualmente en pacientes con enfermedades terminales. Este proyecto fue solicitado por el Instituto Nacional del Cáncer (Ministerio de Salud de la Nación) y tendrá alcance nacional y, obviamente, para la provincia de Santa Fe. La demanda provincial y nacional (a través del Programa Remediar) crece permanentemente, para lo cual se hace cada vez más imprescindible pensar en el anhelado proyecto de construcción de la planta nueva del LIF, en el terreno que posee sobre la autopista.
“Además, recientemente, se conformó un consorcio entre el LIF y la UNL, con el cual presentamos un proyecto ante el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, a los fines de acceder a un fondo llamado Fonarsec, a través del cual se realizará investigación y desarrollo de medicación que se utiliza para el tratamiento de enfermos que padecen tuberculosis. Esto se hará en el LIF y tendrá alcance nacional y regional”, concluyó.
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