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sábado, 7 de junio de 2014

STA FE; El titular de la Unidad Regional II "Si un policía se corre de la raya hay que ponerlo en manos de la Justicia"

El titular de la Unidad Regional II, José Luis Amaya, valoró el procedimiento en el que fueron detenidos dos policías acusados de hurtar agroquímicos: "Este caso lo pudo resolver esta Jefatura sin tener que acudir a Asuntos Internos; no es agradable tener que desplazar a policías en los que uno confió”, dijo Amaya.
La Capital | 

 "Desde que asumimos trabajamos sobre los lineamientos directos del Jefe de Policía de la provincia y del Ministerio de Seguridad, que en casos como este es autodepurarnos. Cada vez que se detecta una conducta irregular, automáticamente hay que actuar y apartar a todo personal policial que infrinja la ley". El comisario José Luis Amaya, titular de la Unidad Regional II, valoró el procedimiento en el que dos oficiales, uno de ellos subjefe de una comisaría de la zona oeste de la ciudad, fueron separados de su cargo acusados de un insólito robo de agroquímicos.
"Los controles internos funcionaron. Este operativo fue íntegramente realizado por la Unidad Regional II con la invalorable colaboración de los fiscales Jorge Baclini y David Carizza", indicó la máxima referencia policial del departamento Rosario.
Desplazados. El jueves los oficiales principales Roberto Mandolini, hasta entonces subjefe de la comisaría 32ª, y Carlos Casafús, quien se desempeñaba como superior de servicio en la alcaidía mayor de Jefatura, fueron removidos de sus cargos bajo la acusación de haberse apoderado de una carga de agroquímicos valuada en algo más de 200 mil pesos. Según fuentes allegadas a la investigación, los uniformados habían allanado sin orden judicial un galpón situado en Deán Funes al 8000 donde estaba guardada la mercadería.
Una vez descubierta la maniobra, ambos policías fueron puestos en disponibilidad por orden del jefe de la Unidad Regional II y ayer se los imputó en Tribunales de hurto calificado y otros delitos (ver aparte).
Fungicida. La irregularidad fue descubierta luego de que el propietario de la mercadería sustraída se presentara el miércoles en la seccional de calle Fader al 3100, en el barrio Godoy, para consultar quién se había llevado del galpón los 800 litros de fungicida que había adquirido en forma legal.
Esta presentación puso al desnudo una maniobra extravagante. Según la acusación, los policías sospechados trasladaron con un fletero la carga hasta la mismísima sede de la Unidad Regional II, en Ovidio Lagos al 5200.
Sin embargo, al activarse el circuito de verificaciones a partir de la denuncia, las ochenta cajas que contenían el producto robado no fueron detectadas en Jefatura sino que volvieron a aparecer el jueves a la madrugada, en una especie de juego de gato y ratón, en el mismo depósito de donde habían sido retiradas, en una zona lindera al municipio de Pérez.
Encaminada. "A prima facie se veía que el procedimiento era irregular. El jefe de Orden Público, Miguel Oliva, labró un acta de procedimiento sobre lo que planteaba el dueño de la carga e inmediatamente pusimos la situación en conocimiento de la Justicia. El caso recayó en manos del fiscal de Flagrancia David Carizza. Y quiero resaltar la predisposición de este funcionario como también del fiscal regional Jorge Baclini, quienes se abocaron a la investigación y en el correr del mismo día pudimos establecer que, efectivamente, en el galpón en cuestión se habían hecho presentes dos policías y llevaron adelante esta tarea irregular", detalló Amaya.
"Se establece el apellido de los dos policías, se anotició al fiscal, y en virtud de eso se produjo la detención de los mismos. Esta investigación está más que encaminada", consideró el jefe de la policía rosarina.
Confianza. "Estos son casos que amargan un poco, porque no es agradable tener que desplazar a policías en los que uno confió. Pero cuando suceden este tipo de irregularidades trato de ser objetivo en cuanto al proceder de cada uno de los policías. Siendo objetivos, lo demás lo marca la ley. Si un policía se corrió de la raya, hay que ponerlo en manos de la Justicia y ésta debe determinar si es culpable o no", indicó Amaya a este diario.
"Quisiera destacar que los controles internos de la Unidad Regional funcionaron. Este es un caso que logró resolver esta Jefatura sin necesidad de tener que recurrir a Asuntos Internos", remarcó el jefe policial, para agregar: "Me gustaría que los policías que trabajan en Rosario entiendan que hay que seguir trabajando por el buen camino para recobrar la confianza de la sociedad".

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