El incidente ocurrió hace una semana en el aeropuerto local. El piloto de la aerolínea comercial con 150 pasajeros a bordo cambió de ruta para no embestir de atrás a la otra nave.
La Capital |
Un presunto error de la torre de control del aeropuerto de Rosario casi genera una tragedia área. Hace una semana, el controlador autorizó a una nave ultraliviana tripulada por dos alemanes que recorren el mundo a aterrizar en la pista local al mismo tiempo que lo iba a hacer un airbus de TAM proveniente de San Pablo con 150 pasajeros. En pleno vuelo, ambos pilotos se percataron de la peligrosa situación y el aviador comercial cambió de ruta para no chocar de atrás a la nave más pequeña. Pero en el descenso quedaron enfrentados a sólo un kilómetro de distancia. El capitán de TAM hizo entonces una brusca maniobra, volvió a tomar altura y estuvo 15 minutos en el aire hasta que la pista estuvo despejada.
El incidente ocurrió el domingo pasado cerca de las 11. Hasta hoy la versión oficial que difundieron desde la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) y el Aeropuerto de Fisherton era que lo ocurrido no había sido grave. TAM no se pronunció ni dio explicaciones a sus pasajeros.
En tren de minimizar el hecho, las autoridades lo atribuyeron inicialmente a la intensidad del viento que había en la zona, negado por los pasajeros. Luego dijeron que frecuentemente hay demoras en el aterrizaje de una nave y aseguraron que no se violaron las alturas mínimas requeridas. Pero nada dijeron del descenso casi simultáneo, de las fallas en los cálculos y del arribo enfrentado.
Pese a la desmentida oficial, LaCapital logró reconstruir lo ocurrido con un testimonio irrefutable: el piloto alemán del ultraliviano, quien reconoció que lo sucedido fue "muy peligroso".
En perfecto español, Andreas Zmuda aseguró que en "cualquier lugar del mundo, si esto pasa, le retiran la licencia" al controlador aéreo, y además planteó que el encargado de dialogar por radio con los pilotos "no hablaba bien inglés". Un elemento clave que pudo haber generado la confusión y casi provoca una tragedia en el aire rosarino.
Además, una pasajera del vuelo 8130 contó a este diario: "Lo que vivimos fue tremendo. Ya estábamos a poco de aterrizar, desde la ventanilla se veía la pista y el piloto hizo una maniobra sumamente brusca. Hubo silencio y pánico entre todos los pasajeros. El capitán dijo que fue por el viento, pero cuando pisamos tierra no corría una gota de aire".
Y por otro lado, una fuente de la Fuerza Aérea confió a LaCapital que la falla estuvo en los tiempos de autorización que otorgó la torre de control para el arribo de ambas máquinas. La fuente fue más allá y planteó que de milagro no se produjo una tragedia.
El presidente del directorio del Aeropuerto Islas Malvinas, Raúl Garo, aclaró que "oficialmente no consta que se haya producido el incidente. No hay denuncias de pasajeros, del capitán del vuelo de TAM ni de nadie. Lamentablemente, sin esa información desde la dirección administrativa del aeropuerto no podemos avanzar".
Sin embargo, el funcionario socialista admitió que durante la semana que pasó escuchó todo tipo de versiones. Entre ellas que el avión de TAM tuvo que hacer una maniobra intempestiva para evitar una posible colisión.
Según pudo reconstruir este diario, el ultraliviano recibió el aval final para aterrizar cuando estaba a cuatro millas de la pista. En paralelo, la torre autorizó a descender al airbus de TAM cuando se encontraba a 12 millas.
Mientras el ultraliviano se traslada a unos 100 kilómetros por hora, el avión comercial lo hace a 400. El riesgo de que la nave de TAM embistiera de atrás a la de menor porte existió, y fue elevado.
Tanto, que el piloto comercial cambió de ruta, pero no lo habría informado al control. Y terminó aterrizando en sentido contrario.
A unos 200 metros de tocar la pista, el avión de TAM volvió a hacer un giro para evitar el aterrizaje, ya que estaba a sólo un kilómetro del ultraliviano. Tomó altura y se quedó en el aire 15 minutos hasta que puso fin a la turbulenta jornada.
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