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sábado, 17 de mayo de 2014

GRANADERO BAIGORRIA: Médicos del Hospital Eva Perón denunciaron acoso laboral

Los profesionales aclararon que no mantienen un conflicto personal con el ministro de Salud, Miguel Drisun, que “recién entra y agarró una papa caliente". Los especialistas se quejaron del manejo de las autoridades del nosocomio y de la administración provincial.
.La Capital | 
Médicos del Hospital Eva Perón denunciaron acoso laboral

 Los médicos de la Segunda Cátedra de Ortopedia y Traumatología de la UNR, que funciona en el Hospital Eva Perón, de Granadero Baigorria, denunciaron la “sistemática destrucción” del servicio dentro del efector y un “permanente hostigamiento y acoso” a los profesionales por parte de las autoridades con el propósito de descabezar a la cátedra y “poner gente afín, que no les cuestione nada”. Aseguran también que desde el hospital pretenden intervenir en las decisiones de los profesores, y hablan de un “doble discurso” de la dirección hacia las autoridades universitarias por un lado, y al cuerpo médico, por el otro.
   En un extenso diálogo con La Capital, Guillermo Bruchmann, titular de la cátedra; Juan Carlos Torrano, profesor adjunto; Gustavo Moreno, jefe de sala, y Gino Casas, jefe de residentes, hablaron de la realidad del servicio de Ortopedia y Trauma del Eva Perón, y dijeron que se están generando condiciones de trabajo cada vez más adversas, con reducción de camas, el cierre de la sala de profesores y manifestaciones verbales donde no faltan los insultos, las acusaciones y un trato “humillante” hacia los médicos.
   Los profesionales aclararon que no mantienen un conflicto personal con el ministro de Salud, Miguel Drisun, que “recién entra y agarró una papa caliente”, pero sí apuntaron contra la administración provincial y, sobre todo, contra las autoridades del hospital, dirigido por el bioquímico Eduardo Codino.
   “Estamos de acuerdo en general con los planes del Ministerio de Salud, pero también queremos dejar en claro que no se respeta a las autoridades de la Universidad. Hay una clara intención de intervenir en las decisiones que damos los profesores en el manejo del servicio, y lo hacen con un doble discurso: por un lado, al decano le dicen que van a respetar a la UNR y a nosotros nos acusan de dictar seminarios que no sirven, que somos vagos”, se quejó Bruchmann, quien también preside la Asociación Argentina de Ortopedia y Trauma, institución que abarca a todos los profesores titulares de todas las universidades argentinas.
   “El Eva Perón es una potencia en esta disciplina; de allí salieron cinco presidentes de la asociación nacional, y fue formador de gran cantidad de profesionales”, recordó el titular de una cátedra que “ganó premios nacionales e internacionales, y hasta tiene patente de instrumental que hoy se utiliza en el exterior”.
Catarsis. En una charla que tuvo mucho de catarsis, los médicos narraron episodios que fundamentan sus denuncias. “A los médicos no nos tienen en cuenta. Al jefe de residentes le dijeron que la plata la ponen ellos, así que no le tenían que responder al decano de Medicina. Fue lisa y llanamente un apriete en presencia de Eduardo Codino, de José Maio y Jorge Gualtieri, y del Consejo directivo del hospital”.
   Las quejas salieron a borbotones. “Nos dijeron que somos vagos y el peor servicio en la ciudad. Empezaron a contrariar las decisiones médicas de la cátedra. A un paciente lo sacaron del hospital y lo llevaron a otro lado donde en vez de un injerto le prescribieron una amputación. Llegaron a decir que si pasábamos sala (le llaman así a la visita habitual de los profesionales a los pacientes internados) llamarían a la policía. Nos achicaron las salas, nos juntaron con cirugía, nos quitaron la sala de profesores”, recordó Bruchmann, y sentenció: “Es un acoso permanente”.
   Según los profesionales, el hospital estaba diseñado para un servicio de ortopedia y trauma de 30 camas, pero se las redujeron a 15. Sin embargo, y por su localización estratégica, el efector recibe muchos pacientes con patologías vinculadas a la especialidad, de modo tal que tienen que internarlos en todos los servicios. “No rediseñan el hospital, no aumentan el número de profesores, la sala no da abasto, traen recursos para 15 camas pero atendemos a más de 30 pacientes. Reclamamos espacios diferenciados para pacientes infectados y para los que no lo están, pero no dan respuestas”, contaron.
   “Llegan pacientes de lugares lejanos y nos encontramos con problemas sociales, porque los familiares tienen problemas de conectividad. Además, tenemos gente de otros pueblos y tenemos una saturación que genera demoras en las cirugías programadas. La gente conoce la excelencia del servicio”.
   “En cualquier lugar del mundo el hospital universitario es una joya, el Estado lo cuida. Aquí lo destruyen”, dijo Moreno, y recordó que los problemas comenzaron a partir de discusiones con las autoridades por diferencias de criterios, lo que derivó en el hostigamiento. “Destruyendo un servicio, nos destruyen desde el punto de vista humano y le hacen un daño tremendo a los pacientes. Se está desvirtuando la esencia del hospital”, remató Bruchmann.

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