El canalla tuvo un buen partido y lo resolvió con inteligencia frente a All Boys. Fue un 2 a 0, con goles de Abreu, de penal, y Acuña. El Loco fue la figura.
La Capital |
Tiempo de relax. Que no debe extenderse en el tiempo, más bien todo lo contrario. Pero al que no le cabe otra alternativa ser disfrutado. Porque las preocupaciones que habían aflorado recibieron un golpe contundente, para mantenerlas a raya y sin dejar que continúen con su avanzada. Central jugó uno de sus mejores partidos en el torneo. Y lo ganó con absoluta justicia por 2 a 0 sobre All Boys, en lo que fue un verdadero bálsamo en esta lucha (la de mantener la categoría) que no tiene ribetes de titánica, pero que no da tregua ni lugar a distracciones prolongadas.
Russo necesitaba que su equipo gane. Los jugadores estaban ansiosos de un respaldo desde el resultado propiamente dicho. Los hinchas ni hablar. Se podía jugar mal, regular o hasta brillar, pero el fin era uno solo. Y el Canalla se aferró más a una versión mejorada de su juego que a cuestiones que hayan tenido que ver únicamente con casualidades.
Esa siestita con la que arrancó el partido no duró mucho. Para suerte de Central. Es que al equipo le llevó su tiempo tomarle la vuelta al juego. De allí que las principales aproximaciones hayan sido con remates desde afuera del área y con Jesús Méndez y Walter Acuña como abanderados. Se trataba de un recurso que se fue tornando en un accionar casi sistemático. Claro que a esa altura Abreu ya comenzaba a dar los primeros indicios de estar en una noche inspirada, bajando de cabeza y asistiendo en cada pelota que llegaba desde lejos.
Y tanto fue el cántaro a la fuente que por esa vía se dio la primera gran acción en ofensiva, cuando el uruguayo se la bajó a Cachete, quien encaró y fue derribado por Cambiasso. Penal y expulsión del uno albo para encender la ilusión, aunque primero había que cumplir con un paso clave: convertir. Allí fue el Loco a facturar (35\').
Otro partido. Pero no otra actitud frente a las contingencias que ya se habían establecido. Porque si bien quedaba mucho tiempo, especular hubiese sido un grave error. Esta vez, como sí ocurrió ante Tigre, no se llevó a la práctica.
Lo dejó en claro la postura adoptada desde el primer minuto del complemento. Con muchos jugadores en posición ofensiva y sin darle la mínima chance a All Boys para que pueda salir armado desde su campo. Y en medio de ese accionar comenzaron a crecer las figuras de Acuña, Encina, más la solidez de Méndez y Nery Domínguez en el anillo central.
Fue el propio Abreu, esta vez con su zurda, el encargado de dejar a Acuña cara a cara con Leyenda, para una definición fue digna del aplauso. Doce minutos del segundo tiempo y un partido casi liquidado. Con varios minutos para fortalecer la confianza, sobre todo con la pelota en los pies. Fue un verdadero monólogo del Canalla (All Boys tuvo una sola con un remate de Battión en el palo), donde si no se pudo estirar la diferencia fue porque falló en la última jugada.
Abreu jugó los 90 minutos. Méndez fue sacado para recibir el aplauso y algunas que otras grageas más. Central había logrado lo que más estaba necesitando: un triunfo. Que fue con sabor a calma, aunque ello haya sido, tal vez, lo menos importante en un reencuentro consigo mismo.
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