Este año habrá celebraciones en el Anfiteatro, en el predio ferial del parque de la Independencia y en los barrios con la presencia de comparsas locales, entre ellas Percusión Oeste.
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Con la presentación de numerosas comparsas y los primeros desfiles, los rosarinos comenzaron a vivir una nueva edición del carnaval local, una fiesta popular que cuenta desde hace años con el trabajo compartido de ciudadanos y municipio. Este año habrá celebraciones en el Anfiteatro, en el predio ferial del parque de la Independencia y en los barrios con la presencia de comparsas locales, entre ellas Percusión Oeste, que surgió en Nuevo Alberdi en 2005.
Con fuerte raíz local, el acontecimiento resurgió en algunos barrios por impulso de los propios vecinos tras la crisis de 2001, mientras que en 2003 la Municipalidad comenzó a organizarlo oficialmente para dotar de formalidad a esos encuentros que buscaban brindar no solo alegría y momentos de esparcimiento, sino un espacio de contención, en un marco de participación familiar, a niños y jóvenes.
En este contexto, los distintos referentes sociales e integrantes de instituciones barriales encontraron una buena forma de nuclear a los vecinos para trabajar en la creación de las comparsas y murgas, y en la elaboración de la música, de la coreografía y de los vestuarios de las agrupaciones.
Un ejemplo de ello es el caso de un grupo de chicos, jóvenes y adultos de Nuevo Alberdi. Se trata de los integrantes de la comparsa Percusión Oeste que, a partir de su presentación en 2005, han coronado con premios el esfuerzo cotidiano de confeccionar los trajes, crear la música y ensayar la coreografía.
“Esto comenzó con un grupo de chicos que todas las tardes paraban en distintas esquinas del barrio y cantaban acompañados con sus instrumentos de percusión”, recordó Silvia Sánchez, directora y coreógrafa de Percusión Oeste.
“Mi hija era amiga de ellos, y como sabían que yo era profesora de patín y organizaba festivales, me propusieron que les enseñara a bailar a las chicas y ellos acompañaban con la música; así nació el proyecto de la comparsa”, dijo.
“El nombre se propuso para darle un contenido a ese sector de la ciudad que no tenía ni biblioteca, ni centro de salud, ni escuela, ni nada”, apuntó.
“Debutamos en el carnaval de 2005 —continuó—y hemos obtenido premios por coreografía, reina de carnaval, reina de batucada y campeones en 2013. Estamos siempre en crecimiento, incorporamos un profesor de percusión, un diseñador de trajes y cada vez se acercan más chicos y chicas para sumarse a esta propuesta”.
Respecto a los cambios que produjo en los chicos del barrio su inclusión en este espacio, Silvia relató que antes vagaban por las calles, y ahora, de 15 a 21, tres veces por semana, están ocupados y contenidos en los ensayos, en tanto el resto del tiempo se abocan a la confección de los trajes.
“Carnaval es una semana —indicó Silvia—, pero para vivir esos siete días trabajamos el año entero. Primero tenemos que tener la música y después comenzamos a armar la coreografía. Luego elegimos a la pasista y a las reinas de batucada y carnaval; en todos los casos, las candidatas tienen que bailar bien, ser elegantes, poseer carisma y es más importante que se destaquen por todo eso que por sus atractivos físicos”.
Los recursos económicos provienen de aportes del Presupuesto Participativo del distrito norte y de las presentaciones que realizan en ciudades como Salto Grande, Granadero Baigorria y Cruz Alta, y en espectáculos que se desarrollan en Rosario.
Todo suma para un fondo con el que compran materiales para los instrumentos y trajes. También es clave reciclar el vestuario, por lo cual, a mediado de año, se desarman los trajes, se separan y guardan lentejuelas y plumas.
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