El dueño de una fábrica de pastas asaltada salió tras dos ladrones, se trenzó con ellos y fue herido de bala. También la de otro local recibió un balazo que le perforó el pulmón.
.La Capital |
Es muy probable que Carlos Schvab, de 38 años, e Ileana Flores, de 21, no se conozcan. Muy a pesar de que tienen sus comercios ubicados a unos 150 metros de distancia, en el barrio de Echesortu. Sin embargo, una jugarreta del destino hizo que los dos fueran víctimas de las balas de los mismos delincuentes. Todo comenzó el viernes a la tarde cuando el negocio de Carlos, en San Juan al 4300, fue asaltado. Además de dinero y celulares, los maleantes se llevaron a pie la moto de un amigo de Schvab a la que no le pudieron dar arranque. Carlos no pudo controlar la indignación, agarró su auto y persiguió a los ladrones. Así comenzó una secuencia que pudo terminar en tragedia.
Mientras los delincuentes caminaban despreocupadamente por San Luis al 4300 Carlos les dio alcance con su Ford Ka gris. Entonces los embistió y luego se bajó empuñando un elemento corto punzante. Ahí comenzó un forcejeo que terminó cuando uno de los ladrones comenzó a dispararle al comerciantes con un revólver.
Los vecinos indicaron que fueron entre tres y cuatro detonaciones. Uno de los plomos impactó en el abdomen del dueño de la fábrica de pastas, padre de pequeños mellizos. Su buena fortuna hizo que el proyectil no le lesionara ningún órgano vital y se instalara sobre la cadera, evitando así la cirugía. Otro de los proyectiles viajó unos 50 metros e impactó en Ileana Flores, quien en la esquina de San Luis y Valparaíso tiene su negocio de forrajes. Circunstancialmente la mujer estaba charlando en la puerta con una clienta cuando la bala le perforó el pecho y le lesionó un pulmón. Ayer se encontraba internada en el Hospital de Emergencias.
Entre la confusión, el caos y los gritos de víctimas y vecinos, los ladrones se subieron al Ford Ka de su víctima y escaparon hacia el oeste. Cuando transitaban por Urquiza, a la altura de Servando Bayo, realizaron una mala maniobra y terminaron chocando. El estallido de los airbags y el frente del auto compactado en un 30 por ciento sirven para estimar la velocidad a la que circulaban. Los investigadores estimaban ayer que en el forcejeo con Schvab o por la violencia de la colisión, los ladrones podrían estar heridos y los buscaban en centros asistenciales.
Acto de locura. Hace menos de tres semanas Carlos inauguró en la esquina de la cortada Pinzón y San Juan, frente al club "Unión Argentino", su fábrica de pastas con expendio al público: "Ninna Toscana". Cerca de las 19 del viernes al local llegó Aníbal, uno de sus amigos del barrio, para tomar unos mates. El muchacho llegó en su Honda Cross 125 modelo 2008 color rojo que quedó estacionada en la vereda. "Serían las 19.15 cuando estábamos por tomar unos mates y entraron dos hombres, uno de ellos armados. Uno tenía entre 20 y 25 años y el otro, el que llevaba un revólver, más de 40", contó el muchacho. "Nos encerraron en el baño y nos pidieron dinero y los teléfonos celulares. A mí me sacaron los anteojos recetados y uno de ellos se los puso. También me sacaron un maletín que llevo porque trabajo de administrativo", explicó Aníbal. Según su cálculo, los delincuentes estuvieron en el negocio unos cinco minutos.
"Me pidieron la llave de la moto pero no la podían hacer arrancar. Entonces uno se volvió y me preguntó si tenía algún aparato de seguridad y se la llevaron", indicó el hombre. "Los ladrones vinieron caminando por la cortada desde San Luis. Después se llevaron la moto caminando porque nunca la pudieron arrancar", contó Walter, cuñado de Carlos. "Por eso Carlos los pudo alcanzar tan rápido con el auto", agregó. "Una vez que se fueron, le pregunté: «¿Y ahora qué hacemos?¿Salimos?». Y cuando dejamos el baño pasaron un par de minutos, Carlos agarró el auto y los salió a buscar. Yo le decía: «Dejá que se lleven la moto»", rememoró el amigo del hombre herido.
Lo cierto es que los vecinos de Pinzón y San Luis vieron como un hombre caminaba por la calle con una moto roja, en compañía de otro muchacho y un auto gris los embistió. Acto seguido el conductor del auto se bajó y se trenzó con los ladrones. Todo sobre calle San Luis, a media cuadra de Valparaíso.
Vecinos en peligro. Mientras eso pasaba, en la esquina de Valparaíso y San Luis una decena de vecinos hacían compras de última hora o esperaban en la parada del 138 y 139. En esa esquina, frente a los hombres que forcejeaban, hay una carnicería, una verdulería y una forrajería inaugurada hace menos de dos meses. En la puerta de ese local Ileana, dueña del emprendimiento junto a su novio, charlaba con una clienta. Todo a 50 metros de la pelea de Carlos y los maleantes.
Si ya el estruendo de la colisión había alertado a los vecinos, las detonaciones les pusieron los pelos de punta. Fueron tres o cuatro, de acuerdo al vecino con el que se haya hablado. Lo concreto fue que el ladrón que portaba el revólver, al sentirse acorralado, empezó a disparar al bulto. A Schvab un plomo lo impactó en el abdomen. El resto de los proyectiles viajaron en distintas direcciones. Uno de ellos dio en el pecho de Flores, quien fue cargada en un auto por su novio, que la llevó al Heca. "Yo sentí los gritos de la chica y cuando salimos ya estaba entrando por sus propios medios al auto. Carlos, el otro muchacho, vino a pedir ayuda acá. «Me hirieron con un balazo», nos decía. El pudo esperar la ambulancia, pero a la chica se la veía peor", relató otra comerciante.
Es escalofriante observar el recorrido que hizo la bala desde donde se generó la reyerta, pasando por la parada de colectivos, hasta impactar a Flores. El proyectil le lesionó a la mujer un pulmón y quedó internada en grave estado.
Los ladrones, en tanto, se subieron al Ford Ka de la víctima, pasaron por delante de la escena y se fueron hacia el oeste. En Urquiza al 4500 dejaron el Ford con su trompa destruida. Atrás dejaron el relato coral de vecinos de barrio Echesortu que dicen sentirse asqueados por el accionar de ladrones de casas y arrebatadores.
En tanto, ayer el barrio era un solo relato sobre la impotencia. "Me gustaría que en el diario pusieras que la ambulancia y la policía tardaron entre 20 y 30 minutos en llegar al lugar. Por que sino parece que esto fue una boludes. Había dos personas heridas de bala. Claro que a la hora acá en la zona había 30 policías. ¿Para qué queríamos 30 policías después de que teníamos dos vecinos baleados? Estamos cansados de los robos. Esto que pasó ahora es de todos los días, no podés hacer nada porque te roban. Es imposible poder vivir en estado de tensión", dijo amargamente un comerciante de la zona. Otro sintetizó en una red social su sentimiento: "Creo que en esto estamos sólos y habrá que pensar en una estrategia para repeler esto que nos asedia" y agregó: "Esto está mal"
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