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viernes, 31 de mayo de 2013

ROSARIO: Echesortu lleva diez años pidiendo una obra para dejar de inundarse

"Sin exagerar, cada vez que llueve estas calles son un río", asegura Nilda Ferreyra parada en la puerta de su casa de San Juan al 3300, en pleno Echesortu. Los vecinos del barrio llevan más de diez años reclamando una obra para evitar que sus viviendas se inunden con cada temporal: la segunda etapa del túnel Vera Mujica, que quedó inconclusa tras la construcción del Hospital de Emergencia Clemente Alvarez.
La Capital | 
Echesortu lleva diez años pidiendo una obra para dejar de inundarse

 Su puesta en marcha se anunció varias veces, aunque nunca llegó a concretarse. Y, mientras esperan, quienes viven en casas bajas deben colocar bolsas de arena al frente, levantar electrodomésticos o pasar noches trapeando, con cada tormenta.
"Esto lo hice instalar el año pasado", dice Ferreyra antes de abrir la puerta. "Esto" refiere a dos guías amuradas sobre el marco de la puerta principal y un chapón de casi medio metro que corre entre ellas y la mujer emplaza con cada alerta meteorológico para evitar que el agua de las calles empape el comedor, el pasillo o la cocina.
Su casa no es la única que cuenta con esa especie de esclusa. En la esquina de San Juan e Iriondo otra vivienda tiene el mismo dispositivo que se completa con un par de bolsas de arena para incrementar su eficiencia. "Acá cada lluvia es un dolor de cabeza. Cada vez que hay un alerta sabemos que viene el desastre", apunta Nilda.
Desde hace más de diez años los vecinos de San Luis, San Juan, la cortada Marcos Paz y Rioja, entre Vera Mujica e Iriondo exigen una obra para evitar que ese sector de Echesortu se convierta en una pequeña Venecia cada vez que el cielo ennegrece. "El problema es histórico, pero en los últimos años, con el incremento de las precipitaciones, se está haciendo cada vez más grave", apunta Amalia Goñi, titular de la Cartonería Argentina de San Juan y Crespo.
La mujer ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que se inundó el local o de las consecuentes pérdidas de mercadería. "Hace un tiempo mandé hacer unos tableros de fibrofácil para subir todo. Y ya están completamente arruinados", señala. El mismo padecimiento comparten los dueños de la mueblería de enfrente, del taller mecánico de mitad de cuadra o la farmacia de la esquina.
Historias en primera persona que ilustran los reclamos de inversión lanzados por las asociaciones de consumidores en las audiencias públicas convocadas para analizar el pedido de aumento del 26 por ciento en la tarifa de Aguas.
"Mirá lo que es el piso", invita Gustavo Malek mientras levanta la alfombra que cubre el ingreso al minimarket de Iriondo y San Juan y deja expuestas las baldosas flojas por la humedad. "Cuando llueve tengo que dormir en el local para sacar el agua y tratar de evitar que se moje el freezer o los exhibidores. El agua va de vereda a vereda y algunos vecinos ponen los contenedores en la calle para evitar el paso de los autos, pero el agua no sólo entra por la calle sino también por los desagües de los patios", apunta.
El trámite interminable. Ferreyra guarda una prolija carpeta con todos los reclamos iniciados para evitar que el barrio "se convierta en una pileta" con cada lluvia. Cada nota está acompañada de una centena de firmas que ella misma se encarga de recolectar. La primera esta fechada el 23 de enero de 2001 y exige la instalación de bocas de desagüe en la esquina de San Juan e Iriondo.
En esa oportunidad, el gerente de la Regional Sur de la por entonces Aguas Provinciales de Santa Fe, Sergio Grossman, les contestó diciendo que la solicitud "se encuentra supeditada a la ejecución de la segunda etapa del túnel Vera Mujica (conducto que servirá para aliviar y evitar anegamientos en el sector) cuya obra está prevista de iniciarse en el transcurso del presente año".
La primera etapa de los trabajos fue ejecutada durante la construcción del nuevo edificio del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, pero llegó apenas hasta calle Córdoba, quedando pendiente el tramo hasta la desembocadura del río.
De más está decirlo, el resto de la obra nunca se puso en marcha. Lo que sí logró la persistencia de los vecinos fue la apertura de los desagües, pero la continuidad del conducto sólo quedó en los planos.
A fines de enero de hace dos años, tras una copiosa lluvia que anegó las inmediaciones de la Terminal de Omnibus Mariano Moreno, funcionarios de Aguas Santafesinas SA (Assa) prometieron que la culminación del conducto se pondría en marcha a partir de julio.
En junio de ese mismo año se anunció la licitación de la obra "anhelada por muchos vecinos y comerciantes, y proyectada hace más de un siglo", según destacó el ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente santafesino, Antonio Ciancio.
Por aquel entonces se estimó el presupuesto de los trabajos en unos 30 millones de pesos y un plazo de ejecución de 18 meses, con lo cual la promesa era concluir el tendido en marzo de este año.
Sin embargo, la obra no se puso en marcha. Y, con cada lluvia, los vecinos vuelven a arremangarse para darle pelea al agua.

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