El fenómeno de abundantes precipitaciones acumuladas localmente y en pocas horas se repitió en los últimos meses en Santa Fe, Rosario, La Plata y Buenos Aires. Un experto en cambio climático sostiene que se trata de una zona del planeta con alto crecimiento del registro pluviométrico. Los motivos.
Abundantes precipitaciones acumuladas en pocas horas y en una misma región. El fenómeno meteorológico con ese denominador común azotó la ciudad de Rosario en diciembre pasado y la capital provincial esta semana. También fue la causa de las trágicas inundaciones en La Plata (con 55 muertes) y de los anegamientos en Buenos Aires que dejaron ocho víctimas fatales. Los expertos aseguran que esos episodios tienen como contexto “un cambio en la manera en que se registran las lluvias” y explican que estamos en la región del mundo donde más aumentó el nivel de precipitaciones. Los pronósticos no son alentadores: este tipo de temporales llegó para quedarse, al menos que haya acuerdos globales para modificar la situación de cambio climático.
Pablo Canziani, investigador del Conicet y director del Equipo Interdisciplinario para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global de la Universidad Católica Argentina, indicó que los fenómenos meteorológicos de la región presentan “un cambio muy marcado”.
“Toda la zona que abarca desde Bahía Blanca hasta el sur de Brasil, y hasta Córdoba en el oeste, es una de las regiones del planeta que más ha aumentado la cantidad y la forma de llover desde 1980 hasta la fecha”, explicó Canziani.
Esto genera una mayor “frecuencia de eventos extremos, que en los últimos años se han convertido en eventos anuales”.
Según explicó Canziani, están cambiando “los fenómenos de circulación atmosférica del hemisferio sur” y todo “forzado por el problema de los gases de efecto invernadero que generan calentamiento global”. Además, en los meses de verano y otoño, se suma “el problema de agujero de ozono que hacen el mismo efecto”.
El investigador explicó que las causas de la generación de gases de efecto invernadero son tres: “La generación de energía mayormente con petroleo y carbón, el cambio en el uso del suelo por las malas prácticas agropecuarias y el desmonte de Amazonia y de Chaco que afectan hasta la Pampa Húmeda”.
Consultado por la extensión temporal del fenómeno, Canziani explicó que “el forzante del agujero de ozono podría desaparecer en cinco o seis años porque es el único protocolo internacional que se cumple”. Sin embargo, sostuvo que como no hay consensos mundiales sobre la reducción de gases de efecto invernadero, “tenemos que hacernos la idea que esto va a seguir”.
Pablo Canziani, investigador del Conicet y director del Equipo Interdisciplinario para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global de la Universidad Católica Argentina, indicó que los fenómenos meteorológicos de la región presentan “un cambio muy marcado”.
“Toda la zona que abarca desde Bahía Blanca hasta el sur de Brasil, y hasta Córdoba en el oeste, es una de las regiones del planeta que más ha aumentado la cantidad y la forma de llover desde 1980 hasta la fecha”, explicó Canziani.
Esto genera una mayor “frecuencia de eventos extremos, que en los últimos años se han convertido en eventos anuales”.
Según explicó Canziani, están cambiando “los fenómenos de circulación atmosférica del hemisferio sur” y todo “forzado por el problema de los gases de efecto invernadero que generan calentamiento global”. Además, en los meses de verano y otoño, se suma “el problema de agujero de ozono que hacen el mismo efecto”.
El investigador explicó que las causas de la generación de gases de efecto invernadero son tres: “La generación de energía mayormente con petroleo y carbón, el cambio en el uso del suelo por las malas prácticas agropecuarias y el desmonte de Amazonia y de Chaco que afectan hasta la Pampa Húmeda”.
Consultado por la extensión temporal del fenómeno, Canziani explicó que “el forzante del agujero de ozono podría desaparecer en cinco o seis años porque es el único protocolo internacional que se cumple”. Sin embargo, sostuvo que como no hay consensos mundiales sobre la reducción de gases de efecto invernadero, “tenemos que hacernos la idea que esto va a seguir”.
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