La estación brasileña se encuentra en pleno proceso de expansión y modernización. Hay conversaciones avanzadas para establecer convenios de coordinación y complementación.
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La autovía que desciende desde los 900 metros de altura de Curitiba hasta el nivel del mar en Paranaguá, acentúa su plano inclinado en el tramo final del recorrido mientras a sus lados la floresta se espesa y multiplica las tonalidades de verde. Por estas costas atlánticas, siguiendo el curso del río Itiberé, ingresaron a mediados del siglo XVI las primeras familias portuguesas al actual Estado de Paraná, Brasil, proceso que tuvo lugar años antes de la fundación de la primitiva Santa Fe sobre el Río de los Quiloazas.
Más adelante, en 1640, llegará a ese sitio el capitán Gabriel de Lara, investido como gobernador militar. Y seis años después será quien levante en el incipiente poblado el Pelourinho ritual, versión lusitana del rollo de Justicia o picota que Juan de Garay plantara en el centro de la plaza mayor de Santa Fe la Vieja. Así empezaba a tomar forma la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Paranaguá, que en 1660 alcanzaría el grado de Capitanía. Por extraordinaria coincidencia, ese mismo año concluía el traslado de Santa Fe al sitio actual.
De modo que ambos poblados, caracterizados como enclaves portuarios, se configuraron en el mismo horizonte temporal. Y ahora, 350 años después, las autoridades de sus respectivos puertos avanzan en los bocetos de convenios de coordinación y complementación con el propósito de potenciar el desarrollo económico de ambas regiones y países.
Compromiso
El lunes pasado, esa negociación bilateral fue respaldada por la presencia de una importante comitiva institucional en las instalaciones del puerto de Paranaguá. Los titulares de las principales entidades intermedias de la ciudad de Santa Fe y un representante del gobierno municipal expresaron su compromiso con el proceso de reconversión del puerto de la capital provincial y manifestaron su satisfacción por las conversaciones en marcha, tendientes a aprovechar las oportunidades comerciales que abre la creciente demanda de bienes en un mundo poblado por más de 7.000 millones de habitantes.
Luego de la manifestación de visiones convergentes sobre un futuro deseable por parte de los titulares de ambos puertos, Luiz Henrique Tessutti Dividino (Paranaguá) y Marcelo Vorobiof (Santa Fe), la ronda de intercambios se amplió a integrantes de la comitiva santafesino-chaqueña y a distintos gerentes del área técnica del puerto brasileño. Para los santafesinos, fue interesante comprobar en vivo y en directo la mirada estratégica de la autoridad del puerto brasileño, visión amplia de la cuenca del Paraguay-Paraná e integradora en términos geopolíticos, que le asigna a Santa Fe un papel significativo en el movimiento de cargas del futuro.
En crecimiento
Cumplimentados los aspectos institucionales y la proyección de un video sobre la actualidad y el futuro próximo del puerto de Paranaguá, los visitantes realizaron una visita guiada a distintas instalaciones de la segunda estación marítima del Brasil.
Después de atravesar ciclos buenos y malos a lo largo de su extensa historia, el puerto de Paranaguá motoriza hoy una nueva expansión, a tal punto que se ejecutan distintas obras que ampliarán su capacidad logística: extensión del muelle actual, construcción de nuevos muelles que permitirán atracar y recibir servicios simultáneos a ocho ultramarinos más, lo que prácticamente duplicará la actual capacidad receptiva de la estación. También, la ampliación del patio de contenedores.
Las nuevas obras están urgidas por la velocidad de expansión de la demanda de servicios. Para entenderlo mejor, basta decir que en los últimos veinte años el puerto de Paranaguá creció un 300 por ciento por impulso de la producción agrícola en constante expansión y el mejoramiento de la productividad.
En 2011, se exportaron por este puerto 41 millones de toneladas de cargas. De ese volumen, 14 millones de toneladas corresponden a soja, maíz y azúcar, productos a los que deben sumarse 680.000 contenedores y 230.000 vehículos. Los ingresos de divisas por tales conceptos ascendieron a 17.600 millones de reales (unos 8.600 millones de dólares). En 2012, la tendencia ascendente siguió y los graneles sólidos superaron por dos millones de toneladas las exportaciones del año anterior.
Eficiencia
Todos los indicadores son positivos. Por eso, en la apretada trama portuaria se recuperan espacios mediante la demolición de viejos edificios para levantar silos, depósitos y playones de mayor capacidad, mientras afinados programas informáticos contribuyen a una eficiente administración de nueve plantas de silos -siete privadas, dos públicas- interconectadas a través de un complejo sistema de cintas transportadoras de granos que a su vez convergen en el sistema de alimentación de las bodegas de los barcos que llevarán los graneles a diversos puertos del mundo.
Otro tanto puede decirse del eficiente sistema de carga de contenedores mediante la utilización de grúas pórtico y programas informáticos que trazan un minucioso mapa de carga con los destinos de las mercaderías y la distribución de los pesos. La eficiencia de la operación se refleja en el hecho de que en sólo seis horas se completa la carga de un portacontenedores de gran tamaño.
En suma, un puerto en proceso de modernización y expansión que ve con interés al de Santa Fe, con el que comparte su condición de público. Y el resultado de conversaciones avanzadas respecto de probables operaciones que atarían la exportación de trigo en medianas cantidades con la importación de fertilizantes para construir una ecuación rentable mediante la utilización de un mismo barco.
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