El Ministro de Economía de Santa Fe, Angel Sciara, lo ubicó en el orden de 700 a 800 millones. Destacó el fuerte recorte con bajo nivel de conflicto social. "Todo alienta perspectivas favorables", dijo el funcionario provincial.
—¿Con qué déficit va a cerrar 2012 Santa Fe?
—Los primeros diez meses del año cerramos con 50 millones. Con el pago de aguinaldo y otros gastos adicionales de fin de año el déficit va a ser quizás menos de la mitad del año pasado. Podemos estar en 650 o 700 millones de pesos. Esto se convierte en deuda flotante el año que viene en una magnitud mucho menor a ese monto, porque hay cosas que se pagan la primera semana de enero. Esto es importante destacar: los déficits no se suman con los de los años anteriores ni pasan como déficit a los años subsiguientes, sino que se convierten en parte de deuda flotante que va a ser amortizada.
—¿Y en la comparación internual?
—A octubre del año pasado el déficit era del orden de 700 /800 millones. Este año, 50 millones. Hubo mucho trabajo de administración financiera. El compromiso de todos los ministerios y empresas del Estado fue total, una comprensión acabada de la problemática que estábamos viviendo.
—¿Cerrar con 700 millones de déficit entonces es un resultado positivo?
—Es una performance muy buena. Que una provincia como Santa Fe tenga una deuda flotante con los proveedores del orden de los 400 millones, y con contratistas de obra pública por montos entre 100 y 150 millones programados para ser pagados entre 90 y 120 días, es manejable y administrable. Los equipos de todos los ministerios trabajaron muy duro; obviamente el nuestro a la cabeza.
—Este recorte no es neutro. La referencia es a la obra pública. El Presupuesto 2012 tenía previsto gastos de capital por 3.500 millones de pesos; y el nivel de ejecución no ha sido muy alto.
—No tengo los datos de ejecución aquí. Sí es cierto que fue menos de lo establecido.
—Se viene un año electoral; debe tener presiones para poner foco en esa inversión.
—Sí; comprendemos todas las situaciones, somos parte del gobierno. Pero nos corresponde plantear las pautas que le dan seriedad a las decisiones políticas aun en años electorales.
—¿Cuál es el impacto que tuvo este recorte en la economía real de Santa Fe?
—No lo sabemos, no tenemos modelos, ni indicadores de corto plazo; nos gustaría tenerlos, pero no es fácil acordar cuáles son las variables que mejor expresen esa realidad.
—Más allá de que no pueda cuantificarlo, el impacto existió.
—No hay ninguna duda de la importancia de la obra pública para el crecimiento económico del país y la provincia. Pero no hay que perder de vista que estas medidas fueron para favorecer los recursos que la provincia pone en la actividad económica, y que tiene que ver con el pago de salarios de los 120 mil empleados de la provincia. Por eso yo no magnificaría el impacto macroeconómico de la obra pública porque la contención del gasto sobre todo se concentró en hacer más eficientes algunos gastos de funcionamiento. Logramos mantener un estándar de servicios con un gasto público igual…
—Cuando usted dice que se logró mantener un estándar de servicios, ¿está queriendo decir que se hizo esta fuerte contención de gastos con baja conflictividad social?
—Sí, ése es el gran indicador que no hay que perder de vista. No podemos resolver los problemas financieros castigando la calidad y cantidad de los servicios y la calidad de vida de la gente. Esto es central para nosotros, es el límite, ahí es donde digo “no”. La razón de ser de la administración financiera es garantizar que el Estado satisfaga los derechos y demandas de los ciudadanos.
—Si en 2012 subejecutó la obra pública prometida, ¿cómo convence a la oposición de que en 2013 no va a pasar lo mismo?
—Hay un problema de subejecución de obra pública que históricamente tuvo una media del 9% del total de los recursos. Hubo gobiernos que lograron el 10,5% y otros que hicieron el 5,6%. Nosotros 7, 8, y hasta en el mismo nivel de la tendencia histórica. Mi conclusión es que hay problemas estructurales en la ejecución de la obra pública que se arrastran en el tiempo.
—¿Cuáles?
—Si yo digo que voy a gastar 100 millones en una obra, pero entre proyecto, licitación y contrato el primer certificado lo pago en mayo, lo más probable es que ejecute el 50% de la partida prevista.
—No fue el caso de 2012; allí hubo una decisión política.
—Está bien, pero son más las veces que los problemas son estructurales y no decisiones políticas, por eso en 2013 pretendemos que la discusión no sea sobre los niveles de subejecución sino sobre lo que estamos incorporando en el presupuesto como gasto de capital y tiene probabilidad de ser ejecutado.
—¿Y qué plantea?
—Estamos poniendo valores que sinceren la capacidad de ejecución de obra pública. No hay que extralimitarse en lo que uno presupuesta más allá de lo que está en condiciones de ejecutar.
—Pero esa es una discusión puertas adentro del gobierno, no con la oposición.
—Por supuesto, y esa discusión la hemos dado a nivel del gabinete, no con la oposición. Sin embargo la oposición sabe muy bien de qué se trata, porque a ellos les pasó exactamente lo mismo.
—¿Y el sector privado? ¿Cómo lo ve en cuanto a inversión? Los anuncios más notorios de inversión este año pertenecen a multinacionales.
—Nos gustaría que hubiera una mayor reinversión de los excedentes económicos generados en Santa Fe. Hoy no lo veo, porque hay una retracción por la incertidumbre a mediano y largo plazo. Hoy las condiciones de política económica no alientan expectativas favorables. Incluso con la inversión extranjera tenemos restricciones. El control de cambios, de importación y repatriación de ganancias, obstaculiza la inversión extranjera directa.
—¿Qué perspectivas tiene para 2013?
—Mejores que 2012. Todo alienta expectativas favorables. No tenemos certeza sobre el nivel de la actividad económica; hay quienes dicen que será cero y otros lo ubican en el 2%. Sí sabemos que los niveles de empleo se estancaron y esto nos debe preocupar. Evidentemente los niveles de empleo se mantuvieron; el nivel de empleo no registrado también se ha mantenido en niveles importantes. Esto genera dos conjuntos, con trabajadores con condiciones y preocupaciones distintas. El que no tiene empleo le preocupa más el empleo que la suba de precios, y el que tiene empleo le preocupa más la suba de precios. Es un problema a resolver en el futuro inmediato.
—¿Ve posibilidades de crecer?
—Hay buenas condiciones de arrastre de este año; hay expectativas internacionales que apuntan bien; y las nacionales, en términos de producción no vamos a tener los 50 millones de toneladas de granos, sino 40/42 millones y no a 600 dólares la tonelada sino al precio de largo plazo que puede ser en torno a 510 dólares; lo que ocurra con Brasil, que es importante para Argentina pero fundamentalmente para Santa Fe porque nuestras exportaciones industriales están dirigidas a Brasil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario