Las alianzas en la oposición
para resistir la reforma constitucional interpelan las formas de
construcción política en la provincia. Barletta y Binner quieren
confluir, pero la cuestión es hasta dónde extienden los acuerdos.
Barletta sabe que será muy difícil que Binner no encabece la lista del
FAP, con la UCR adentro o afuera y que él podría ir en el segundo lugar,
lo cual parece lógico por el resultado de la última elección.
El 2012 pintaba en el inicio como un
año políticamente tranquilo. El hecho de que no hubiera elecciones para
ninguna categoría garantizaba un piso de gobernabilidad que en los
hechos -transcurridos dos tercios del año- no se ve con claridad. Y no
es únicamente el problema de Antonio Bonfatti, que está en franca
minoría en ambas cámaras, sino de otros gobiernos que no afrontan ese
inconveniente pero que deben lidiar con sus propios "compañeros" para
lograr módicos resultados como pagar los sueldos a fin de mes. Tal es el
caso de José Manuel De la Sota, que trasladó a la Justicia lo que
políticamente no ha podido resolver. A diferencia del caso Santa Fe,
cuyas querellas con el gobierno federal están "a fallo", a De la Sota se
le va a consumir el mandato antes de la sentencia del máximo tribunal.
Esto lo ha llevado -entre otras cosas- a aplicar un precepto poco
constructivo para la política: "los enemigos de mis enemigos son mis
amigos". Así recorrió las redacciones la foto con Mauricio Macri, que
tras cartón convenció a Ricardo Gil Lavedra a posar para los fotógrafos
en la misma inteligencia. El excamarista devenido en jefe de la bancada
radical de diputados, se "cortó" solo con el pretexto de tratar
problemas de la Ciudad de Buenos Aires. Y es en este punto donde
aparecen los socialistas, o el Frente Amplio Progresista en su alianza
de tantos años con la UCR en Santa Fe. Se da además en un marco inusual,
los dos dirigentes que lideran los partidos a nivel nacional son
santafesinos, y aspiran a encabezar la lista de diputados para el año
próximo. Son tan legítimas las aspiraciones de Hermes Binner -segundo en
las presidenciales de 2011- como las de Mario Barletta, Presidente del
Comité Nacional de la UCR.
Barletta sabe que sera muy difícil que Binner no encabece la lista
del FAP, con la UCR adentro o fuera y que él podría ir en el segundo
lugar, lo cual parece lógico. Pero por tratarse de un comicio nacional
debe tenerse en cuenta que no hubo alianza, como cuando se disputa en la
provincia. Mas aun, demandará una definición política de la Convención
del radicalismo y eso augura un final abierto."Se imagina bien", contestó Barletta si imaginaba una lista con él mismo y Binner. "Eso de ninguna manera", dijo en cambio ante la pregunta de una boleta con su nombre y el de Miguel Del Sel.
Binner lo único que ha adelantado es que será candidato. Y sabe que encabezara una lista en la podrá haber radicales y representantes de otras fuerzas. Para las elecciones del año pasado, el "límite Macri" fue marcado por el exgobernador. Se supone que esa frontera no se ha modificado ni se modificará. Por tanto, serán los radicales los que deban definir sus alianzas y algunos no se incomodan en sus charlas con el PRO, no sólo en la ciudad de Buenos Aires.
El Midachi candidato aparece atractivo en un escenario de voto no polarizado. Ni los peronistas más optimistas imaginan que habrá un escenario de "kirchnerismo vs. antikirchnerismo". No en Santa Fe, y eso complica la estrategia de un partido sin una conducción que interprete la amplia gama peronista santafesina. Y para más, Agustín Rossi -que sería el candidato natural- no tiene apoyo unánime en el territorio ni en la Casa Rosada, donde ya se especula en algunos despachos con Alejandro Ramos encabezando la nómina el año que viene.
En rigor, la decisión se va a tomar en un solo despacho, el de Cristina de Kirchner, como ocurrió en la pasada elección. Rossi sacó el 10 por ciento cuando fue electo la última vez, y entró tercero en la de gobernador. Es por eso que más allá de ser un exitoso presidente de bloque, no termina de convencer como candidato. A su favor está el hecho de que no sería una buena señal hacia dentro del kirchnerismo no sostener a una figura tan jugada desde el inicio del proyecto.
Este es el panorama en el último tramo de 2012. Pasado el verano, sobrevendrá una discusión que ya se insinúa: la re-reelección. Un hecho político que al final de cuentas reflejará la voluntad popular. Pero hasta tanto se dirima, pondrá a prueba las convicciones políticas de los diferentes actores y permitirá ver hasta qué punto la construcción no se subordina a una coyuntura que haga perder de vista quién es quién en esta historia.
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