"Que todas las mujeres mantengan cerrada la puerta de su 'patria' que encerró a todos los hombres durante esta semana", dijo Isabelle Ameganvi, líder del grupo opositor 'Salvemos a Togo' exigiendo liberación de militantes.
Isabelle Ameganvi, del 'Colectivo Salvemos Togo'.
En Togo el conflicto se ha desencadenado por la detención de algunos manifestantes que protestaban contra el actual presidente y los cambios legislativos antes de las próximas elecciones. La no liberación de los detenidos ha acarreado la "trágica" noticia del hastío nocturno en el país que ya no encuentra en su tenaz opacidad otro ruido que unos bostezos. "Que todas las mujeres mantengan cerrada la puerta de su 'patria' que encerró a todos los hombres durante esta semana", exclamó Isabelle Ameganvi, líder del grupo opositor 'Salvemos a Togo'. Luego, para aclarar conceptos, que lo de patria quedaba difuso, explicó: "Estoy pidiendo a todas las mujeres realizar durante una semana una huelga de sexo". Aún no hay datos del seguimiento de la manifestación ni de los resultados de la misma, al menos no han salido de puertas para afuera.
Sin embargo, Amegavani no ideó esta singular medida, sino que se inspiro en una revuelta anterior que lideraron las liberianas y premio Nobel de la Paz, Ellen Johnson Sirleaf y Leyma Gbowee, en 2003. Entonces, estas dos mujeres convocaron una huelga de sexo que tuvo un importante seguimiento entre las mujeres de un país desangrado por una guerra cruel y eterna. Leyma, de hecho, contestaba hace poco así a la pregunta de si ¿son efectivas las huelgas de sexo? "Son efectivas en el sentido que llaman la atención de las personas. El sexo puede ser algo exótico pero hace que los hombres piensen. El porcentaje de hombres que viven de la guerra es muy pequeño. Los hombres buenos son más numerosos que los malvados. Nuestra estrategia ayuda a los buenos hombres a que entren en acción. Empiezan a conversar con sus colegas y compañeros de juergas, diciendo "esta guerra es un error". ¿Sirvió de algo la huelga? "Sí. Todos los hombres quieren tener relaciones sexuales. Nosotras las cortamos y les pedimos que se posicionaran y, al final, lo hicieron.
También Kenia, en 2009, sufrió el parón forzoso de las relaciones sexuales. Esta vez las mujeres exigían a sus maridos un cambio radical en la forma de gobernar el país. Por entonces, una ola de violencia había dejado ya 1.500 muertos y más de 300.000 desplazados mientras el primer ministro y el presidente mantenían un pulso que lo único que facilitaba era mejorar los ya altos índices de corrupción. Las mujeres kenianas optaron por pedir a sus maridos que cambiaran las cosas a golpes de aburrimiento, que en la oscura noche africana las horas pesan más. "Las situaciones extraordinarias exigen medidas extraordinarias", argumentó Patricia Nyaundi, presidenta de la Asociación de Abogadas que encabezó la protesta.
Son tres ejemplos significativos, quizá folclóricos, del hastío de la mujer africana. El papel de la mujer en este continente es el de satisfacer al hombre en la cama sin capacidad de decisión (al menos desde luego en sus clases más bajas que aquí son la gran mayoría de la población). La mujer se entrena nada más tener la primera menstruación para satisfacer al macho. Es vendida por los padres al peso, pero al peso de las labores que sepa hacer en la casa y lo estudiada que esté para enorgullecer a su marido-dueño. Pasa en ocasiones cuando fallece el esposo a 'pertenecer' a un hermano del difunto sin que ella pueda negarse...Y sin embargo estas medidas que se han extendido en los últimos años de no practicar el sexo se convierten en una revolución social; al menos, la revolución de una mujer diciendo que no. Mientras, entre medias, consiguen el mayor de sus propósitos: todo ese mundo que mira de reojo a África sabe lo que ocurre en Kenia, Liberia y Togo.
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