Una gorra robada el día anterior habría sido el motivo de la brutal
pelea entre estudiantes de las escuelas de Enseñanza Técnica Nº 463 y Nº
464, que anteayer dejó a un pibe de 14 años internado. El caso es
investigado por la jueza de Menores Nº 3, Carolina Hernández. En ese
sentido, doce chicos de entre 16 y 17 años declararon ayer en los
Tribunales Provinciales, y la magistrada evalúa citar a personal
escolar. También se espera el testimonio de la víctima, que ayer por la
tarde recibió el alta médica. La imputación para los acusados es por
"lesiones leves", y la jueza aclaró que se trata de imputados "no
punibles", aunque uno de ellos deberá responder por la portación de una
escopeta de fabricación casera, que "puede matar a alguien", según dijo
el coordinador del Gabinete Socioeducativo del Ministerio de Educación,
Fernando Tavella, que apuntó a "terminar con la cultura tumbera". Aunque
la gresca ocurrió en la calle, Hernández instó: "La escuela se tendrá
que involucrar a nivel ministerial. Si hay lógicas de rivalidades, hay
que prevenir".
Cuando la jueza se refirió a la causa, antes del mediodía de ayer, ya había declarado la mitad de los chicos involucrados en el hecho de Catamarca y Pueyrredón, que fueron citados con sus padres y un asesor de menores. Hasta el momento, lo único que se había determinado era que la golpiza fue por un enfrentamiento entre bandos.
Desde el Ministerio de Educación, Tavella apostó a las "rondas de convivencia", e indicó que ayer el gabinete se entrevistó con directivos y supervisores de las dos escuelas. De allí surgió que la cuestión había comenzado el día anterior "por una gorra robada, que para los chicos es tan importante como una bandera en la cancha de fútbol". Cuando al día siguiente "uno de los grupos esperó la salida de los que les sacaron la gorra, se agarraron 26 alumnos de la 464 (de Tucumán al 2400), contra 14 de la escuela de calle Córdoba al 2600", dijo el profesional, que reconoció la "rivalidad histórica". Sin embargo, se lamentó: "Cambiaron las culturas, antes las peleas eran uno a uno; hoy se habla de patotas. Son códigos tumberos".
Ante esa cuestión, la jueza Hernández puntualizó que la justicia "interviene después de que pasan estas cosas, pero no hace prevención"; y se preguntó: "¿Quiénes están más cerca de los alumnos que los padres y los docentes?".
El relato de los adolescentes no será el único a tener en cuenta por la jueza, ya que hay más personas mencionadas en las actuaciones policiales de la Comisaría 7º (donde los chicos estuvieron detenidos algunas horas) que podrían ser citadas, porque vieron e intervinieron en el hecho del que también fue testigo el juez de Instrucción Javier Beltramone, quien detuvo la pelea con otros adultos y dio aviso a la Justicia para que interviniera.
Con respecto al chico al que en la mochila se le encontró una arma conocida como "tumbera", Hernández precisó que se mandó peritar, pero adelantó que "en principio estaba lista para ser utilizada, aunque no se usó". Al joven que la portaba se le imputará ese delito, además de las lesiones provocadas al adolescente agredido, que el jueves por la tarde ingresó al Hospital Centenario con "tres heridas cortantes en la frente".
Para Tavella se trata de un joven con el que habrá que "intervenir especialmente" desde el Ministerio de Educación. "Un chico que lleva un arma en su mochila está pidiendo que lo atiendan. Pide auxilio. Hay que hacer un psicodiagnóstico serio para poder ayudarlo", dijo. Al mismo tiempo, indicó que "habrá que trabajar con los padres para transformar esto que pudo haber terminado en una fatalidad, en una toma de conciencia. Los pibes tienen posibilidad de reparar esta historia entre ellos".
-¿El Ministerio piensa en nuevas estrategias de acción? --preguntó Rosario/12 a Tavella.
- Están reunidas las máximas autoridades ministeriales y recibiremos instrucciones de cómo trabajar esto. Tenemos experiencia y la idea es hacerlo conjuntamente con los padres. Queremos llevar tranquilidad, porque la escuela es le mejor lugar donde puede estar un chico. Nos tenemos que hacer cargo, no podemos aceptar la cultura tumbera dentro de los colegios.
Cuando la jueza se refirió a la causa, antes del mediodía de ayer, ya había declarado la mitad de los chicos involucrados en el hecho de Catamarca y Pueyrredón, que fueron citados con sus padres y un asesor de menores. Hasta el momento, lo único que se había determinado era que la golpiza fue por un enfrentamiento entre bandos.
Desde el Ministerio de Educación, Tavella apostó a las "rondas de convivencia", e indicó que ayer el gabinete se entrevistó con directivos y supervisores de las dos escuelas. De allí surgió que la cuestión había comenzado el día anterior "por una gorra robada, que para los chicos es tan importante como una bandera en la cancha de fútbol". Cuando al día siguiente "uno de los grupos esperó la salida de los que les sacaron la gorra, se agarraron 26 alumnos de la 464 (de Tucumán al 2400), contra 14 de la escuela de calle Córdoba al 2600", dijo el profesional, que reconoció la "rivalidad histórica". Sin embargo, se lamentó: "Cambiaron las culturas, antes las peleas eran uno a uno; hoy se habla de patotas. Son códigos tumberos".
Ante esa cuestión, la jueza Hernández puntualizó que la justicia "interviene después de que pasan estas cosas, pero no hace prevención"; y se preguntó: "¿Quiénes están más cerca de los alumnos que los padres y los docentes?".
El relato de los adolescentes no será el único a tener en cuenta por la jueza, ya que hay más personas mencionadas en las actuaciones policiales de la Comisaría 7º (donde los chicos estuvieron detenidos algunas horas) que podrían ser citadas, porque vieron e intervinieron en el hecho del que también fue testigo el juez de Instrucción Javier Beltramone, quien detuvo la pelea con otros adultos y dio aviso a la Justicia para que interviniera.
Con respecto al chico al que en la mochila se le encontró una arma conocida como "tumbera", Hernández precisó que se mandó peritar, pero adelantó que "en principio estaba lista para ser utilizada, aunque no se usó". Al joven que la portaba se le imputará ese delito, además de las lesiones provocadas al adolescente agredido, que el jueves por la tarde ingresó al Hospital Centenario con "tres heridas cortantes en la frente".
Para Tavella se trata de un joven con el que habrá que "intervenir especialmente" desde el Ministerio de Educación. "Un chico que lleva un arma en su mochila está pidiendo que lo atiendan. Pide auxilio. Hay que hacer un psicodiagnóstico serio para poder ayudarlo", dijo. Al mismo tiempo, indicó que "habrá que trabajar con los padres para transformar esto que pudo haber terminado en una fatalidad, en una toma de conciencia. Los pibes tienen posibilidad de reparar esta historia entre ellos".
-¿El Ministerio piensa en nuevas estrategias de acción? --preguntó Rosario/12 a Tavella.
- Están reunidas las máximas autoridades ministeriales y recibiremos instrucciones de cómo trabajar esto. Tenemos experiencia y la idea es hacerlo conjuntamente con los padres. Queremos llevar tranquilidad, porque la escuela es le mejor lugar donde puede estar un chico. Nos tenemos que hacer cargo, no podemos aceptar la cultura tumbera dentro de los colegios.
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