Beatriz Rincón y Fernanda Inacio pasaron de la noche a la mañana a
perder a sus maridos y quedar solas al frente de el negocio que los
hermanos Marcelo (39) y Leonardo (36) montaron hace diez años en las
calles Rivadavia y Acuña, en Cañuelas.
En las calles Rivadavia y Acuña, hace diez años, abrieron La Boutique de la Fruta. En diciembre pasado inauguraron el supermercado, que llamaron Doña Rosa en honor a la abuela de ambos. “Hoy me pregunto si fue una buena decisión haber abierto la verdulería, pero ya todo está hecho”, dice Fernanda.
Allí llegó un delincuente el domingo pasado y disparó con saña contra los hermanos, dando muerte a ambos para vengarse de una denuncia que los comerciantes hicieron hace años y que lo llevó a la cárcel con una condena de 11 años. Lo liberaron tras cumplir dos tercios de la pena.
Según la hipótesis del fiscal César Robatto, Ignacio Chavero entró en el local portando un revólver nueve milímetros. Como todos los días, Leonardo y Marcelo estaban trabajando. El otro presunto delincuente, Fernando Marconi, esperaba en la puerta, arriba de una moto y con el casco puesto. Eran las 19.30. No robaron nada. Fueron a matar. Y les dispararon a los hermanos. “No se llevaron nada. Desde que nos enteramos de que Marconi había salido de la cárcel en marzo, Marcelo vivía con miedo. Nos había esperado en la puerta de nuestra casa el 30 de diciembre de 2004, cerca de las 23, cuando nosotros llegábamos de trabajar de la verdulería”, contó Beatriz al diario Perfil.
Así, con el dolor a cuestas, deberán continuar con sus vidas y satisfacer las nececidades de sus familias, solas. “Tengo que volver a trabajar para vivir, no me puedo tomar unos días porque mis hijos necesitan seguir con sus vidas. No nos podíamos tomar un descanso, aunque estar activas también nos ayuda”, confiesa Beatriz.
Ahora los dos acusados están detenidos, pero para la familia, la Justicia ya cometió un error y podría volver a pasar.
“Hoy pedimos justicia y que no salgan más. No sirve tenerlos presos un tiempo, como pasó la otra vez, y después dejarlos en libertad por buena conducta. Cuando fue el primer asalto, leí que él había salido a robar para comprarles leche a sus hijos y que después por buena conducta lo dejaron salir antes: ¿de qué buena conducta estamos hablando? Quiero que estos tipos se pudran en la cárcel”, dice Beatriz. “Si la Justicia no sabe qué hacer con ellos, no los tienen que dejar salir”, completó Fernanda.
En las calles Rivadavia y Acuña, hace diez años, abrieron La Boutique de la Fruta. En diciembre pasado inauguraron el supermercado, que llamaron Doña Rosa en honor a la abuela de ambos. “Hoy me pregunto si fue una buena decisión haber abierto la verdulería, pero ya todo está hecho”, dice Fernanda.
Allí llegó un delincuente el domingo pasado y disparó con saña contra los hermanos, dando muerte a ambos para vengarse de una denuncia que los comerciantes hicieron hace años y que lo llevó a la cárcel con una condena de 11 años. Lo liberaron tras cumplir dos tercios de la pena.
Según la hipótesis del fiscal César Robatto, Ignacio Chavero entró en el local portando un revólver nueve milímetros. Como todos los días, Leonardo y Marcelo estaban trabajando. El otro presunto delincuente, Fernando Marconi, esperaba en la puerta, arriba de una moto y con el casco puesto. Eran las 19.30. No robaron nada. Fueron a matar. Y les dispararon a los hermanos. “No se llevaron nada. Desde que nos enteramos de que Marconi había salido de la cárcel en marzo, Marcelo vivía con miedo. Nos había esperado en la puerta de nuestra casa el 30 de diciembre de 2004, cerca de las 23, cuando nosotros llegábamos de trabajar de la verdulería”, contó Beatriz al diario Perfil.
Así, con el dolor a cuestas, deberán continuar con sus vidas y satisfacer las nececidades de sus familias, solas. “Tengo que volver a trabajar para vivir, no me puedo tomar unos días porque mis hijos necesitan seguir con sus vidas. No nos podíamos tomar un descanso, aunque estar activas también nos ayuda”, confiesa Beatriz.
Ahora los dos acusados están detenidos, pero para la familia, la Justicia ya cometió un error y podría volver a pasar.
“Hoy pedimos justicia y que no salgan más. No sirve tenerlos presos un tiempo, como pasó la otra vez, y después dejarlos en libertad por buena conducta. Cuando fue el primer asalto, leí que él había salido a robar para comprarles leche a sus hijos y que después por buena conducta lo dejaron salir antes: ¿de qué buena conducta estamos hablando? Quiero que estos tipos se pudran en la cárcel”, dice Beatriz. “Si la Justicia no sabe qué hacer con ellos, no los tienen que dejar salir”, completó Fernanda.
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