El municipio quiere consensuar
una nueva ordenanza para regular lugares de esparcimiento. Hoy, sumando
boliches, peñas y cabarets, solo hay 63 locales con actividad bailable.
La Capital |
Dicen que en los últimos diez años la
noche rosarina cambió, tanto como lo hicieron los gustos del público.
Que cada vez más jóvenes escapan a las grandes discotecas y prefieren
lugares pequeños con estética y estilos musicales diferentes a los que
marcan las modas. Y, sobre todo, consideran “anacrónico” que en la
ciudad no se puedan abrir locales donde la gente llegue a tomar algo y,
si quiere, también baile.
Esos serán los argumentos que
llevará la Cámara de Bares y Afines de Rosario a la ronda de consultas
que en las próximas semanas iniciará el municipio, con la idea de
reformar la ordenanza que regula el funcionamiento de los comercios
nocturnos y, entre otras cosas, limita la actividad bailable sólo a
confiterías, cantinas, peñas y cabarets. Todos estos rubros suman
actualmente unos 63 locales y el número se ha mantenido casi idéntico en
los últimos 10 años.
De todas formas, consensuar una
nueva norma no será tarea fácil. Sobre todo porque la convivencia entre
los locales de diversión nocturna y sus vecinos resulta con frecuencia
espinosa. Ruidos molestos, gritos y peleas en la puerta, daños a las
propiedades o al mobiliario urbano son algunas de las quejas que quitan
el sueño a quienes viven en cercanía de algunos boliches. Y se expresan
con insistencia cada vez que se intenta modificar el mapa de la noche
rosarina.
Otros hábitos. “Hace tiempo que estamos planteando que es necesario
aggiornar la ordenanza de espectáculos públicos, porque los gustos de la
gente han cambiado y también el mercado relacionado con el
esparcimiento nocturno”, indicó Rodrigo Pastor, titular de la cámara que
agrupa a más de 200 comercios en la ciudad.Shows. Para Pastor, una clara prueba de estas transformaciones es el incremento de bares y restaurantes con oferta de shows y espectáculos. Lugares chicos que se diferencian por albergar públicos alejados de las preferencias masivas; con estilos que apelan a géneros musicales específicos, del lounge al rock o del punk a la electrónica, y con espacios para la actuación de bandas, DJs, o grupos de teatro.
“Sin embargo, si actualmente en esos lugares se levanta un grupo de personas y se pone a bailar expone al local a una clausura. Por eso pedimos que en el nuevo proyecto de ordenanza se contemple la figura del pub, para que la gran cantidad de lugares que ya están funcionando puedan habilitarse y controlarse correctamente y la gente esté tranquila de que concurre a lugares seguros”, planteó Pastor.
Después de hora. La ordenanza 7.218 fija las condiciones para la habilitación de los espacios y el desarrollo de eventos relacionados con el entretenimiento. Fue sancionada a mediados de 2001 y, en ese momento, cambió el mapa nocturno de la ciudad ya que por primera vez introdujo áreas específicas para la radicación de boliches bailables.
Pero, según reconocen no sólo los empresarios, la norma empezó a mostrar algunas falencias para ordenar la actividad nocturna en la ciudad y, más aún, permitir su crecimiento. Un claro ejemplo es que, de acuerdo a datos del municipio, desde su sanción se habilitaron sólo tres nuevos boliches, mientras que se rechazaron unos 20 emprendimientos.
“Creemos que es necesario aggiornar la ordenanza a la realidad de una ciudad que se modifica permanentemente. Una ciudad de trabajo y turística que debe tener propuestas que hagan a la diversión”, indicó el subsecretario de Gobierno municipal, Miguel Pedrana, a la par que advirtió que la nueva ordenanza debe amalgamar el derecho al descanso que tienen los vecinos, pero también la posibilidad de diversión de los jóvenes .
Cuestión de rubros. Actualmente, la oferta para quienes se resisten a dormir temprano se reparte entre 63 comercios habilitados para bailar (27 confiterías, 1 discoteca para menores, 14 cantinas, 11 peñas y 10 cabarets) y 140 emprendimientos que funcionan bajo el rubro de bares con amenización musical. La disparidad es clara y, en parte, se explica porque para esos locales el trámite de habilitación es más sencillo que para una discoteca y también son menores las exigencias sobre condiciones de seguridad.
Para fiscalizar el funcionamiento de estos comercios, el municipio cuenta con un promedio de 30 agentes que, cada fin de semana por la noche, visitan unos 80 locales. Según explicó el titular de la Dirección de Inspección municipal, Rodrigo Gutiérrez, entre el 20 y el 25 por ciento de las inspecciones terminan con un acta de infracción “generalmente faltas menores, relacionadas con ausencia de documentación, libretas o seguros”, sostuvo el funcionario.
En cuanto a la constatación de ruidos molestos, se llega a establecer una sanción por semana. No obstante, por lejos, la mayor causa de clausuras en lo que hace a bares nocturnos se relaciona con lo que se denomina “tergiversación de rubro”, es decir, cuando se encuentra a personas bailando dentro del local. “Se deben labrar entre seis y siete actas por fin de semana, y muchas veces como los comercios ya tienen antedecentes esto termina en clausura”, precisó.
¿Un cambio de ordenanza permitirá ordenar el funcionamiento de los espacios de diversión nocturna? La discusión recién comienza.
a la realidad de una ciudad que se modifica permanentemente. Una ciudad de trabajo y turística que debe tener propuestas que hagan a la diversión”, indicó el subsecretario de Gobierno municipal, Miguel Pedrana, a la par que advirtió que la nueva ordenanza debe amalgamar el derecho al descanso que tienen los vecinos, pero también la posibilidad de diversión de los jóvenes.
Cuestión de rubros. Actualmente, la oferta para quienes se resisten a dormir temprano se reparte entre 63 comercios habilitados para bailar (27 confiterías, 1 discoteca para menores, 14 cantinas, 11 peñas y 10 cabarets) y 140 emprendimientos que funcionan bajo el rubro de bares con amenización musical. La disparidad es clara y, en parte, se explica porque para esos locales el trámite de habilitación es más sencillo que para una discoteca y también son menores las exigencias sobre condiciones de seguridad.
Para fiscalizar el funcionamiento de estos comercios, el municipio cuenta con un promedio de 30 agentes que, cada fin de semana por la noche, visitan unos 80 locales. Según explicó el titular de la Dirección de Inspección municipal, Rodrigo Gutiérrez, entre el 20 y el 25 por ciento de las inspecciones terminan con un acta de infracción “generalmente faltas menores, relacionadas con ausencia de documentación, libretas o seguros”, sostuvo el funcionario.
En cuanto a la constatación de ruidos molestos, se llega a establecer una sanción por semana. No obstante, por lejos, la mayor causa de clausuras en lo que hace a bares nocturnos se relaciona con lo que se denomina “tergiversación de rubro”, es decir, cuando se encuentra a personas bailando dentro del local. “Se deben labrar entre seis y siete actas por fin de semana, y muchas veces como los comercios ya tienen antedecentes esto termina en clausura”, precisó.
¿Un cambio de ordenanza permitirá ordenar el funcionamiento de los espacios de diversión nocturna? La discusión recién comienza.
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