Fue una victoria que aturdió el
Coloso con dos gritos enormes, que se festejó por las implicancias
inmediatas y por el inestimable gesto de confianza que construyó de cara
al futuro.
La Capital |
Martino pintó con claridad el panorama de antemano. “Es muy difícil
que Boca se equivoque dos veces. Sólo nos queda esperar un milagro”,
había advertido el Tata con su mirada contemplativa tras la caída con
San Lorenzo en el Bajo Flores, en relación a las posibilidades
rojinegras en la lucha por el título. Y ayer Newell’s empezó a coquetear
con los sucesos extraordinarios, de la mano del halo místico de su
líder. En primera instancia, el puntero xeneize le regaló un guiño de
complicidad con un sorpresivo empate en uno con Banfield, uno de los
últimos del torneo. Horas más tarde, a falta de fútbol forjó desde sus
convicciones un 2 a 1 sobre Independiente que le permite retomar la
senda de los triunfos, lo coloca nuevamente en la conversación de los
candidatos y además lo deja treparse encima del Rojo en la tabla de los
promedios de la temporada que viene.
Fue una victoria que aturdió el Coloso con dos gritos enormes, que se festejó por las implicancias inmediatas y por el inestimable gesto de confianza que construyó de cara al futuro.
No fue el Newell’s de siempre. Ayer pecó, sufrió y se mostró bastante atado. Sus ansiedades le jugaron en contra y por eso le costó muchísimo imponer su libreto. Y es desde allí donde se comienza a descubrir el verdadero valor de este triunfo clave que se gestó ante el vibrante apoyo de su gente, que incluyó fiesta completa con los goles de Pablo Pérez y Aquino, bengalas multicolores, fuegos artificiales y bombas de humo.
Los tres puntos de ayer no sólo lo ponen a Newell’s lejos de las especulaciones, los detractores de turno y de tempranas resignaciones. Además, le alcanzan para superar la codiciada barrera de los 30 puntos, uno de los objetivos que se trazó este grupo antes del arranque del certamen. Y de esa manera, el éxito sobre Independiente, difícil y trabajoso en el campo de juego, aumentó considerablemente el caudal de su significado tras el pitazo final de Loustau.
Así, este Newell’s está vistiendo de chance concreta lo que parecía utopía. Se está burlando de lo irrealizable desde su oficio labrador y su sencillez expresiva. Quedó a dos unidades de Boca (33) y una de Arsenal (32), dos que se cruzarán en la próxima fecha y que alimentarán las ecuaciones matemáticas en el tramo determinante del Clausura. Y mira de reojo a Vélez (30), que superó ayer a Rafaela; y Tigre (29), que debe librar hoy una auténtica batalla para evitar el descenso con San Lorenzo.
De esta manera, por los divinos caprichos del fútbol argento, el milagro recobró impulso. Newell’s aprovechó el paso en falso del puntero y arrimó de nuevo. Con lo suyo, sin estridencias pero con honradez y muchas expectativas. Lo más importante es que a pesar de que no exhibió buenas señales futbolísticas, igual se las arregló para llegar al triunfo en un instante decisivo.
El equipo del Tata no se baja antes de tiempo y quiere dar pelea hasta el final. Esta campaña se lo merecía.
Fue una victoria que aturdió el Coloso con dos gritos enormes, que se festejó por las implicancias inmediatas y por el inestimable gesto de confianza que construyó de cara al futuro.
No fue el Newell’s de siempre. Ayer pecó, sufrió y se mostró bastante atado. Sus ansiedades le jugaron en contra y por eso le costó muchísimo imponer su libreto. Y es desde allí donde se comienza a descubrir el verdadero valor de este triunfo clave que se gestó ante el vibrante apoyo de su gente, que incluyó fiesta completa con los goles de Pablo Pérez y Aquino, bengalas multicolores, fuegos artificiales y bombas de humo.
Los tres puntos de ayer no sólo lo ponen a Newell’s lejos de las especulaciones, los detractores de turno y de tempranas resignaciones. Además, le alcanzan para superar la codiciada barrera de los 30 puntos, uno de los objetivos que se trazó este grupo antes del arranque del certamen. Y de esa manera, el éxito sobre Independiente, difícil y trabajoso en el campo de juego, aumentó considerablemente el caudal de su significado tras el pitazo final de Loustau.
Así, este Newell’s está vistiendo de chance concreta lo que parecía utopía. Se está burlando de lo irrealizable desde su oficio labrador y su sencillez expresiva. Quedó a dos unidades de Boca (33) y una de Arsenal (32), dos que se cruzarán en la próxima fecha y que alimentarán las ecuaciones matemáticas en el tramo determinante del Clausura. Y mira de reojo a Vélez (30), que superó ayer a Rafaela; y Tigre (29), que debe librar hoy una auténtica batalla para evitar el descenso con San Lorenzo.
De esta manera, por los divinos caprichos del fútbol argento, el milagro recobró impulso. Newell’s aprovechó el paso en falso del puntero y arrimó de nuevo. Con lo suyo, sin estridencias pero con honradez y muchas expectativas. Lo más importante es que a pesar de que no exhibió buenas señales futbolísticas, igual se las arregló para llegar al triunfo en un instante decisivo.
El equipo del Tata no se baja antes de tiempo y quiere dar pelea hasta el final. Esta campaña se lo merecía.
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