De las cinco propuestas hay dos
que aventajan al resto, pero debe quedar una que reúna los aspectos
solicitados por la asociación civil Pro Nueva Catedral. Desde la
Facultad de Arquitectura de la UCSF trabajan en los últimos detalles.
Paisaje indisimulable,
inquietante. Para quienes llegan de otras localidades, significa un
punto de detención y un recuerdo fotográfico. Las quinceañeras bregan
por armar su book entre sus columnas de mármol de Carrara y el aspecto
magno que reposa sobre la centenaria arquitectura. Eso desde afuera,
pero la construcción de la (vieja) Nueva Catedral de Santa Fe -1º de
Mayo entre Tucumán y Primera Junta- emana desde su interior un aire puro
que regocija. Y ahora, concretamente los primeros días de abril, la
sociedad conocerá cuál es el proyecto para terminar esta obra religiosa
concebida en 1897.
El Litoral accedió a la información
sobre las cinco propuestas presentadas oportunamente por docentes y
alumnos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de
Santa Fe. Son dos los proyectos que interesaron a la asociación civil
Pro Nueva Catedral -en mayo de 2011 se firmó un convenio de colaboración
para que ambos trabajen juntos-, pero deberá surgir sólo uno que se
amolde a los aspectos pretendidos.
Al momento de definirse el proyecto
arquitectónico ganador, las autoridades eclesiásticas, junto a los
integrantes de la asociación y los representantes de la Universidad
Católica, harán público el anuncio.
Ansiedad y fe
El presbítero Ricardo Colombo, de la
Parroquia Sagrado Corazón de Jesús -esta Iglesia queda a la vuelta de la
Nueva Catedral, se conectan en el interior y figura dentro del proyecto
como una parte hermana de la propuesta que se elija-, recibió a El
Litoral para charlar sobre la obra que se aproxima, aunque el padre
considera que hay que tener paciencia.
—¿Qué tan cerca está la continuidad de los trabajos?
—A medida que pasan los años, comienzo a
pensar en que los tiempos son de Dios y no nuestros. Sin embargo,
estamos más cerca que tiempo atrás debido a la proyección que arrancó el
año pasado desde la Universidad Católica.
—¿Cómo surgió la iniciativa de culminar la catedral?
—Si bien se piensa que es producto del
oficialismo de la Iglesia, el proyecto forma parte del empuje de los
ciudadanos, quienes fueron a plantearle al obispo por qué no se termina
la catedral. A nivel provincial, muchos edificios que forman parte del
patrimonio de la ciudad se recuperaron en los últimos años. Y la
catedral es una deuda histórica de los santafesinos. Recién el año
pasado se llamó a la creación de una asociación civil que apunte a un
proyecto para su culminación.
—¿Por qué la necesidad de terminar esta obra?
—Porque es una deuda de los
santafesinos y una deuda para con Dios. Detrás de lo construido hasta el
momento, hay una historia de fe de mucha gente que pensó y aportó para
esta catedral. Esto se levantó con el aporte de muchos fieles, con lo
cual significa una deuda hacia ellos; también se pensó en qué pasaría
con las columnas, hechas de mármol de Carrara (mármol italiano), ya que
habían sido donadas por familias tradicionales de Santa Fe y por el
clero. Además, la Iglesia hoy necesita esta obra como espacio, porque
algunas celebraciones requieren un lugar de esta magnitud.
—¿De qué modo se puede financiar una obra tan importante?
—Ahí radicará en la creatividad de la
asociación para moverse a nivel gubernamental, de subsidios
internacionales y del aporte de los fieles. La Catedral Nueva tiene que
ser la obra del pueblo, en la cual los fieles se sienten representados
con su aporte. Como decía Juan Pablo II, “es don y tarea”.
Un desafío arquitectónico
Gustavo Giobando es arquitecto y
decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de
Santa Fe. También asistió al encuentro con el padre Colombo para brindar
los detalles del trabajo realizado hasta el momento por docentes y
alumnos de esa casa de estudios.
—¿Qué aspectos tienen en cuenta, en forma excluyente, para elegir la propuesta definitiva?
—Un par de aspectos sobresalen tanto
en esta obra como en cualquier proyecto arquitectónico: la economía en
la utilización de los recursos, es decir que sea lo justo y lo
necesario; la posibilidad de brindar un sencillo y adecuado
mantenimiento; el proyecto debe ser sustentable, con el mayor tiempo
posible de iluminación natural y aclimatado correctamente.
—Es todo un desafío...
—Sin dudas. Pero el desafío inicial de
esta propuesta era ver cómo se podía completar un edificio que fue
concebido con los paradigmas arquitectónicos y litúrgicos del siglo XIX.
Entonces nos vemos en la necesidad de construir la catedral del 2012,
la cual deberá expresar este momento particular de la Iglesia
santafesina, este modo de entender la religión y la relación de los
fieles con su catedral.
—Una vez que se anuncie el proyecto definitivo, ¿cuáles serán los pasos siguientes?
—La Facultad de Arquitectura trabajó
junto con la asociación civil Pro Nueva Catedral en el marco de un
convenio de colaboración. Para los docentes, esto significa una
contribución a la Iglesia santafesina dentro de las celebraciones de los
50 años de la facultad. Inicialmente, hubo cinco propuestas elaboradas
por docentes y alumnos que ayudaron a esclarecer la incógnita de cómo
hacer esta obra; la asociación seleccionó aspectos de dos de esas
propuestas, que estamos tratando de sintetizar en una puesta básica
final.
—¿Y luego?
—Hasta ese punto llega nuestro trabajo
como contribución, pero en el marco del convenio se expresa el deseo de
continuar el trabajo. Esto significa desarrollar el anteproyecto con la
propuesta edilicia, los trámites municipales, los concursos de precios,
la ejecución de la obra, entre otras... Nuestra voluntad es continuar
trabajando de la misma manera, aunque queda a deliberación de la
asociación.
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