El jefe de bloque se cruzó feo
con el presidente de la Cámara por la suspensión de las pensiones. Sería
la primera de una serie de medidas para “transparentar” el manejo de
recursos. El santafesino le cuestiona haber desplazado a personal suyo.
Guerra de egos y los primeros subgrupos.
Agustín Rossi y Julián Domínguez mantienen una dura disputa
que podría complicar el funcionamiento de la Cámara de Diputados, donde
el kirchnerismo recuperó en diciembre la mayoría que había perdido en
2009.
Aunque mantenían una buena relación cuando el ahora presidente de la
Cámara era ministro de Agricultura, la relación se tensó en Diputados y
esta semana habría llegado a su punto más álgido con una dura discusión.
Rossi le recriminó en duros términos a Domínguez haber firmado junto a
Amado Boudou la resolución que interrumpió la tramitación de las
pensiones que recibían los diputados. Se trataba de no más de 3000
pesos, aseguraron a LPO varios diputados.
El presidente de la Cámara justificó esa medida en una decisión de la
presidenta, lo que no hizo más que irritar al santafesino. Con el mismo
argumento, el ex ministro tiene en carpeta férreos controles a las becas
y subsidios, que reparten 12 y 20 mil pesos en cada caso por diputado.
A Rossi le molestó también que Domínguez haya desplazado a varios
empleados de cargos jerárquicos que había nombrado él, actitud que no
esperaba y que en algunos casos habría subsanado con aporte de su propio
bolsillo. La queja también se escuchó fuerte desde otros bloques, donde
vieron reducidos sus contratos.
La tirantez entre ambos pudo verse durante la presentación de Mercedes
Marcó del Pont en el plenario de comisiones. Domínguez sorprendió al
ocupar la cabecera durante toda la mañana (los presidentes de la Cámara
no suelen participar de las comisiones) y Rossi, que hasta el año pasado
tampoco solía mostrarse en estos eventos, se ubicó a pocos metros.
Cambios de estilo
Los diputados del FpV coinciden en que el presidente de la Cámara
difiere mucho en estilo de su antecesor, Eduardo Fellner, quien también
tenía una relación tirante con el jefe de la bancada.
Lo describen como más activo y participativo -algunos dicen
\"invasivo\"-, sin saber aún si el cambio les traerá sólo beneficios. El
primero lo tuvieron en diciembre con el aumento en más de un 100% de
sus sueldos.
En el verano, Domínguez los sorprendió con asiduas visitas a sus
despachos, donde solía hablar largo y tendido con cada uno. “Fellner ni
conoció el edificio anexo”, recordaban algunos diputados que se alojan
en las pequeñas e incómodas oficinas situadas al frente del Congreso.
En esos encuentros había encontrado las primeras afinidades, que ya son
motivo de recelo entre algunos miembro del bloque. Lo acusan de haber
buscado una relación cercana a Diana Conti y Carlos Kunkel, de estrecha
relación con la Casa Rosada.
También la tienen los líderes de La Cámpora Eduardo “Wado” De Pedro y
Andrés Larroque, quienes por estos días monitorean las obras del
despacho pegado al de Rossi que ya había sido remodelado para Néstor
Kirchner y ahora será exclusivo de la agrupación juvenil. La amplia sala
de reuniones ya es motivo de comentarios en los pasillos de la Cámara.
Tal vez por sus últimos cruces con Rossi, Domínguez esta semana no
asistió a la última reunión de bloque. Tensión que se vio también
reflejada durante la sesión de ayer por la reforma de la carta orgánica
del Banco Central, cuando de mala manera no le concedió a Rossi la
palabra para que cruzara a un diputado opositor: \"Ya le dije que no
diputado\", lo cortó en pleno recinto.
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