Un matrimonio de la localidad
santafesina de Sastre viajaba en el "Star Princess" cuando le
prohibieron recalar en las islas. Dijeron que, a pesar de la confusión, a
bordo se intuyó que se trató de una "represalia política".
"Sentimos la gran frustración de no poder
cumplir el sueño de conocer y pisar el suelo de Malvinas", sintetizaron
Marta Giai y Juan José Chiavassa, un matrimonio oriundo de Sastre que
formó parte del pasaje del crucero "Star Princess", de la compañía
Princess Cruises, al que el gobierno británico de las Islas Malvinas le
denegó el acceso a puerto el sábado de la semana pasada. La
justificación oficial de la medida se fundó en razones sanitarias aunque
el mundo interpretó que se trató de una represalia por la decisión que
tomaron los máximos mandatarios latinoamericanos de impedir el acceso a
sus respectivos puertos de buques que ingresaran con bandera isleña, no
reconocida internacionalmente.
Desde las islas cancelaron la visita del barco bajo
el argumento de que los casos de norovirus (ver aparte) detectados entre
pasajeros y tripulantes comprometían el estado sanitario de la
población de Puerto Stanley.
"Esa decisión afectó principalmente a los más de 300
argentinos que teníamos la gran ilusión y considerábamos a Malvinas como
el punto fuerte del viaje. Para nosotros, como para la mayoría de los
argentinos, era muy importante conocer esa tierra, pero además había ex
combatientes y familiares de caídos en la guerra entre los pasajeros que
sufrieron un fuerte impacto emocional por no poder llegar", indicaron
los frustrados viajeros, quienes además brindaron detalles del clima de
tensión que se vivió entre pasajeros y tripulación tras conocerse la
determinación de las autoridades isleñas.
"Tras el anuncio, no sabíamos si el impedimento se
presentaba por razones sanitarias, políticas o porque la empresa naviera
estaba incumpliendo lo que habíamos contratado", señaló el matrimonio.
En ese sentido, remarcaron que después de la
confusión inicial, hubo una reacción por parte de los viajeros
argentinos y de otros países latinoamericanos que se solidarizaron, lo
que los impulsó a protagonizar una protesta en la plaza central del
buque.
Piquete a bordo. "Si bien teníamos
la recomendación de la compañía de no portar insignias que identifiquen
nuestra nacionalidad, cuando se conoció el incidente aparecieron las
banderas argentinas y camisetas de la selección nacional. Los pasajeros,
indignados, intercambiamos opiniones, delineamos los pasos a seguir
coordinados por pasajeros médicos y abogados que interrumpieron sus
vacaciones para abruptamente ponerse a trabajar por la causa común.
Después comenzamos a aplaudir en señal de protesta para exigir
explicaciones al capitán del barco".
Las informaciones oficiales llegaron al pasaje en
forma de comunicados escritos o leídos a través de los altavoces
distribuidos en los 17 pisos de la lujosa embarcación. Así conocieron el
documento oficial de cancelación de la visita del buque a Puerto
Stanley emanada por el gobierno de las islas, informes sanitarios,
pedidos de disculpas y un detalle de las comunicaciones entre la
tripulación y autoridades estadounidenses, inglesas e isleñas en las que
el capitán del "Star Princess", William Kent, insistió en que se revea
la medida.
En todos los comunicados Kent remarcó que la decisión
de impedir el arribo era errónea, no contaba con precedentes y menos
aún por las causas alegadas. La cantidad de casos de norovirus
registradas entre pasajeros y tripulantes no llegaba al tres por ciento
que exigen las normas internacionales para considerarlo brote y al
momento de tocar Puerto Stanley los casos se habían reducido de 74 a 20,
tras las medidas preventivas adoptadas a bordo.
"El capitán y sus ayudantes nos dijeron que
lamentaban, sentían y entendían lo que nos ocurría. Pero le replicamos
que ellos nunca podrán entender lo que para nosotros significa ir a
Malvinas. Eso fue lo que más enojó a la gente. Los argentinos queríamos
pisar las islas y no había explicación que nos tranquilizara", explicó
Giai.
Por su parte, Chiavassa consideró que "la sorpresa
que mostró el capitán, de origen inglés, y los datos que plasmó en los
documentos que entregó para desligar su responsabilidad refuerzan la
teoría de una denegación por razones políticas".
Finalmente, y antes de llegar al puerto bonaerense,
Kent informó a los pasajeros argentinos que tramitó ante la compañía
prestadora del servicio una solicitud de compensación en forma de planes
de futuros viajes para retornar y desembarcar en Puerto Stanley. Una
propuesta que dejó una luz de esperanza en Marta y Juan José.
Más allá de esa información, muchos pasajeros decidieron iniciar reclamos ante la empresa de cruceros y Defensa al Consumidor.
La pareja sastrense contó a LaCapital que, según el
relato de un compañero de viaje chaqueño, en 2009 hubo un antecedente
con otra embarcación de turismo a la que permitieron el arribo a puerto,
pero le prohibieron el desembarco exclusivamente a pasajeros
argentinos. Sin embargo, después de intensas tratativas, lograron el
permiso para bajar a tierra.
El barco. El "Star Princess" es un
lujoso buque estadounidense que navega con bandera de Bahamas. Partió
del puerto de Valparaíso, Chile, el 7 de enero; visitó Punta Arenas y
Ushuaia y tenía previsto recalar en Puerto Stanley el sábado último.
Tras el incidente, continuó viaje hacia Buenos Aires,
luego a Montevideo y se dirige a su derrotero final en Río de Janeiro,
ciudad a la que arribará el 21 de enero. La nave tiene una capacidad
para 2.600 pasajeros, ubicados en sus 17 pisos y casi 300 metros de
eslora. Pesa 109 mil toneladas, cuenta con 1.301 camarotes, de los
cuales 700 ofrecen balcones privados, y tiene una tripulación de 1.200
personas.
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