El asesinato de José Luis Cabezas en una cava de General Madariaga no
fue un homicidio más. Se trató, sin dudas, del más aberrante atentado
contra la libertad de prensa en la Argentina desde el regreso de la
democracia en 1983 y representó un momento bisagra, en el que la
sociedad en general se puso de pie para deplorar lo ocurrido y exigir
Justicia. Como nunca, las manifestaciones de rechazo a la violencia
contra el reportero gráfico se multiplicaron a lo largo y ancho del
país.
Distintos factores se conjugaron para que el caso
adquiriera semejante trascendencia. Obviamente, uno de ellos fue el
desprecio por la vida humana demostrado por los homicidas. El fotógrafo
apareció calcinado dentro de un automóvil abandonado en una cava cercana
a la ruta entre Pinamar y Madariaga. Estaba esposado y con dos tiros en
la nuca.
Pero lo que fundamentalmente indignó a la sociedad, fue
el hecho de que la muerte de Cabezas se hubiera producido en medio de
una trama que revelaba las oscuras relaciones de corrupción entre
distintos de factores de poder, que anudaban lo político, lo empresarial
y hasta el factor policial.
Todavía se recuerda aquella tapa
de la revista Noticias en la que, bajo el título de “Maldita policía”,
aparecía la imagen del entonces jefe de la Bonaerense, comisario Pedro
Klodczyck. La foto había sido tomada por Cabezas pocos meses antes de su
muerte.
La situación de Alfredo Yabrán y sus sombríos
vínculos con el poder era paradójica: todos hablaban de él, pero muy
pocos podían reconocer su rostro. Sus negocios oscuros y su organización
de tinte mafioso habían alcanzado enorme repercusión luego de un
extenso alegato del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, ante
los miembros del Congreso en aquel invierno de 1995.
Cabezas
cumplió con su trabajo. Con su cámara capturó una imagen casual en la
que aparecía Yabrán caminando relajadamente por una playa de Pinamar.
Ése fue el motivo de su muerte.
Por el crimen fueron
condenados a prisión perpetua Gregorio Ríos, jefe de la custodia de
Yabrán; el policía Gustavo Prellezo, supuesto ejecutor; Sergio
Cammaratta y Aníbal Luna, también policías; Horacio Braga, Sergio
González, José Luis Auge y Miguel Retana, integrantes de la banda “Los
Horneros”. En un segundo juicio también fue condenado a prisión perpetua
Alberto Gómez, ex comisario de Pinamar, acusado de haber liberado la
zona.
Sin embargo, actualmente ninguno de los condenados
permanece en prisión. El Tribunal de Casación bonaerense cambió la
carátula , redujo las condenas y gracias a la denominada ley del “2x1”
recuperaron su libertad.
Aquella foto de Cabezas permitió conocer el rostro de Yabrán. Pero no fue ése el único mérito.
Primero, el caso logró unir a la sociedad detrás del reclamo de
Justicia y transparencia. Y quince años después, aquella imagen y el
posterior homicidio del periodista permiten demostrar que, en la
Argentina, sigue imperando la impunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario